Es inaudible,
no podremos saber si las hojas
se acumulan y suenan al encaramarse
la mirona lagartija sobre la hoja.
José Lezama Lima
Ahí suena la guitarra. Un colombiano se hace el que no escucha pero sonríe. Más allá anda el fotógrafo dizque haciendo las invitaciones. Siempre presente, ella y las redes en movimiento, su calidez y presencia son equilibrio. Un tanto a la derecha de la mesa está con lentes y en expectativas de su moto quien saluda muy amistosamente. De vez en cuando, pasa desapercibido, pero el beat anda siempre por ahí en la habitación cercana a la sala. En la terraza el sazón también se hace presente. Y merodeando con recogedor y escoba, allá atrás, quien hizo posible todo este sueño.
En el barrio de Santa Tere, en el poniente de Guadalajara, Jalisco, se encuentra una casa blanca con decoraciones en verde brillante que funciona como un centro creativo musical, y en ocasiones, de muchas cosas más: Ceiba Studio. Ahí la experiencia y la buena onda se hacen presentes desde que el sol sale. Las cuerdas se manifiestan y las voces por igual.
Ahí, en ese espacio han pasado sin fin artistas y personajes que hacen de la ceiba el canto de la colectividad. Así nos vamos de uno en uno cada mañana o tarde por ese espacio. Uno merodea con sabor. Ahí, siempre se encuentra un diálogo. No sé de qué. Pero siempre hay algo de qué platicar y de qué aprender. Ahí la música es el eje, sin embargo, su puertita permite la entrada de la creatividad al por mayor, pues la poesía, distintas artes, y otras casualidades, están presentes.
Por ese sitio han pasado artistas como Ana Verá, Xiranda, Christian Nodal, 3MotherFunkers, Zalamaca Crew, The Trimmers, Color Hermano, Pneumus, y un número indefinido de músicos que le han dado vida y sonido a ese estudio, y claro, no podrían faltar Monte Bong y Monte Rebels, de quienes forma parte Raúl Márquez, el creativo tras este proyecto.
En Ceiba la magia se puede encontrar en la visita por igual de poetas, plásticos y otras causas del colectivo creativo de la ciudad. Ahí todo mundo baila o le da por charlar. Comerse un pedacito de pizza de hornito. Un buen café y hasta un agua de sabor. Ahí el ocaso es un momento iracundo para compartir ideas, soñar y prevalecer en la existencia con la mente en la creación.
Según las lenguas Ceiba nació por decreto de tener un espacio en el que los músicos independientes pudieran colaborar y generar nuevas ideas en la producción musical desde la escena local. A su vez, también funciona como un punto de encuentro en el que la creación encuentra reflexión y solidaridad. En Ceiba, la soledad es un eco del futuro y la compañía la esencia del presente. Clases de yoga, talleres distintos, exposiciones, charlas creativas, tardes con pequeños espectáculos en vivo, producciones comerciales, sesiones de fotografía o video, tamales, un champurrado, las papitas, y no sé qué tanto más, es lo que se puede disfrutar ahí. Es imposible no mencionar que es un sitio amable con las plantitas y que todas ellas brindan al espacio un fenómeno familiar, digamos, una amistad estrecha de la comunidad desde la intimidad.
Si tienes un sueño sonoro se debe de aplicar todo la potencia posible, en primera porque, Isaías Guevara hará de tus piezas una genialidad con su ingeniería (le mete de su divina cosecha); además, Hiram Vielma brindará el sabor y el soporte en tus creaciones (tiene secretos, lo sé); con ellos, Octavio Espinoza te podrá guiar en la producción pasito a pasito (es muy paciente y un gran maestro); y con puntual visión, Sarvia Sosa te apoyará con sus comentarios y propuestas (siempre sonríe); y por si fuera poco, Emmanuel Durán te compartirá su experiencia que te hará vibrar (lo contemplo por sus viajes en moto y su ingenio sonoro); y con un espíritu peculiar, César De Alba te sacará una sonrisa en un retrato. Así es el equipo de Ceiba Studio, abierto, contemplativo y con rubros diferentes que hacen que la casa huela a tejidos de sonoridad. Todo esto sucede gracias al esfuerzo de Raúl, a quien ya mencioné, y que a su vez, es el personaje que piensa, crea, combina, dialoga y posibilita proyectos (así les pasó a los escuincles de Chapala).
Pero Ceiba Studio no es sólo eso. Es el compañerismo, la diversión, la esperanza y el alivio. Las razones de las lágrimas y el desasosiego de las nostalgias. Ese estudio es un encuentro único en Guadalajara, con su estilo, su familiaridad y las propuestas actuales. Ahí se concibe el amor, la oportunidad y el apoyo. Existe el brillo del sol, las plantas, el recuerdo de quienes se fueron y la vibra de nuestro presente.
En Ceiba el aprendizaje es circular, no hay más ni hay menos. Es una onda sonora repleta de versos de distintos sabores. Es una red complejísima pero con una apertura sana y esperanzadora. El barrio suena por las tardes. Las canciones llegan, los ensayos persisten, los errores suceden y todo eso florece a color y con sonido real. Ahí todo es raíz. Ahí todo mundo es planta y flor. Ahí uno se vuelve al viento y entre las manos, las cuerdas enaltecen la vida.
Los sueños corren por esa casa y se despojan de todo prejuicio, nos existimos en el corazón de las palabras y al son de la música se baila con el arte. Ahí, las bicicletas tienen espacio y rutas por igual. Hay desvelos y desmañanadas que son evidencia de muchas piezas. Hay desgaste y pasión, la creatividad al por mayor en una sala de ensayo. Existe la desnudez y el teatro. Hay públicos para unos y públicos para otros y se converge en unión.
Ahí, los jóvenes no tan jóvenes enseñan a los jóvenes más jóvenes y huele todo a eterna juventud. La entrega es la misma para fulana y zutano. Ahí, la cocina, la jardinería, la música, la poesía, el teatro, la plástica y más, son la base de la esencia. La melomanía, la locura, el ruido, el sueño, las rastas, los aretes, los acordeones, las percusiones, las plumas, las latas, los cuadros, los pinceles, las cámaras, los ornamentos, todos, somos familia.
Dentro del barrio de Santa Tere hay una casa que suena a colectividad sonora. Ceiba Studio, es hoy día un proyecto que ha entregado y colaborado con un gran número de creativos, y a su vez, en la actualidad ya es en un referente sonoro en la ciudad. Pícale y corre la pista, pues en el barrio, los colores suenan desde sus raíces. Música siempre.
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