Minervo: eslabón poético-audiovisual

El ocaso en alguna carretera de Jalisco. Foto: Miguel Asa
Minervo: eslabón poético-audiovisual
El registro de la poesía de Jalisco en una memoria innovadora

y yo me vuelvo recuerdo distorsionado de tu ruta
ya me olvidaste
me olvidaste
en la esquina del cine porno en el que entramos
en esa avenida de bar para todas las edades
me olvidaste en la calle tambaleando de infinito
en el universo más lejano me olvidaste
en la bolsa de tu campera café,
me quedo en la ciudad, no importa
sé que me guardas en un minuto del soplo de tu corazón.
María Ausencia

Escribir se nombra un acto sencillo, un acto de silencio, de disciplina. Las horas de nuestra escala humana son una infinidad de errores que ciertamente algunas veces alcanzamos a descifrar. Se escribe por gusto, por decisión, por necesidad, por estar vivo simplemente, y siempre, el acto de fe llega cuando transgredimos nuestras propias barreras. Vamos a un paso de distancia entre la hoja blanca y el recuerdo, siempre hacemos algo con lo que hemos experimentado en cuestión de las letras, y ahí, es el lugar en el que coincido con el alimento de sabernos extensos en cada momento. Escribir se nombra un acto solidario y silencioso, sin embargo, ¿de dónde proviene toda esa maquinaria que nos provee de la infraestructura que nos entrega la llama de la palabra y sus herramientas que la configuran en imágenes imposibles de vivir?

El oficio de poeta está, persiste, resiste y se alimenta desde una contemplación inmensa, misma que en ocasiones me ha provocado el deseo por descubrir todo lo que hay en los libros, pero sé, firmemente, que la vida me dará para descubrir una mínima parte de toda la producción que sucede en el mundo entero. El oficio de poeta está en el alba: sucede, provoca, se hiere, se sana y vuelve. Y así, en infinitos ciclos deja percibir las entrañas de la creación humana. La poesía, como un tejido de la imaginación, traspasa todo elemento y lo convierte en una secuencia de directrices. De ahí que surja en mi persona, desde hace tiempo, un interés peculiar por conocer, sorprender, vivir, revitalizar y cuestionar todos los ámbitos posibles de ejercicio poético de mi contexto.

Así pues, surgió esta idea desde hace unos años atrás. Se ha colocado en la mejor de las preguntas. Se ha posicionado el elemento audiovisual en mi producción. Se ha gestado una suma de erratas y de benevolencias para continuar en el grado de la poesía como un ferviente seguidor. Le he llamado Minervo como un homenaje a quien hace más de 60 años fundó la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Guadalajara, Agustín Yañez. De ahí he desprendido una serie de elementos que me han permitir organizar toda la estadía de la poesía en mi experiencia, que si bien no es de amplia trayectoria he alcanzado las poéticas de diversas voces que me han fraguado de sus herramientas, de sus procesos, de sus sentires, y por igual, de sus ausencias e inclemencias.

Quisiera decir que todo estaba ya listo, pero han pasado 15 años para obtener la serenidad para alcanzar este objetivo. Minervo surge como una memoria de mi época, de mis posibilidades y de mi ejercicio como gestor, difusor y vinculador de la poesía, las artes y la bicicleta: por principio intelectual, la palabra; por secuencia creativa, la imagen; y por destino final, el movimiento humano. Así, este proceso que he contemplado como un trabajo arduo de lo que conlleva la poética de cada integrante de la comunidad, no es más que un simple ensayo que surgió a partir de la duda de los tropos poéticos de mi galaxia jalisciense. Sí, digo de Jalisco porque aquí es donde me he contenido estos años de vida, y por ello va, el clima, la gastronomía, las artes, la tradición y la innovación, el campo, la lluvia y el fuego. Todo ello es lo que voy a enmarcar con este dilema.

Quizás no sea nada ni sepa nada, simplemente trato de arropar lo que las letras me han dado. Este surgir documental me ha dado la posibilidad de reencontrarme con muchas amistades, personas conocidas y por igual, descubrir otras aristas de la nueva temporada que he concebido para mi vida.

Escribir sobre poetas, en el ejercicio que encaminé para definir el Almanaque poético de Jalisco, me dio la gracia como una experimentación de lo que se sacude en cada movimiento, en el andar en bicicleta por las carreteras de la tierra que me vio nacer, en las miradas que he confrontado con la poesía y sus albaceas. Esto ocurre después de toda una serie de eventualidades dignas que me han posibilitado el conocimiento de la poesía de mi localidad como una herramienta de vida. Es necesario corresponder a una simplicidad tonal para despúes desmenuzar la complejidad de todo el mapa que contiene estilos, formatos, temporalidades, evidencias, ficciones, enseñanzas y demás.

Hoy por hoy Minervo es una sugerencia de lo que he declarado una noción de consolidación de un proyecto que, si bien me ha permitido vida, por igual me ha dado conocimientos, aprendizajes y experiencias que no se repetirán de alguna manera. La poesía como un confín de lo que aprecio funciona como el área que hoy determina la secuela de este documental audiovisual que he comenzado a maquetar desde las ironías de un cuaderno que se ha llenado de ideas, de consuelo y de caminos por explorar. Aquí comienza la ráfaga de este viento que rodará por Jalisco con el fin de observar los elementos que le permiten a la poesía establecerse como un ente divino entres quienes la concebimos y la promulgamos. Sea cual sea el camino, las gracias están desde ya con mi comunidad y su efecto amor. Poesía siempre, letra eternamente. 

Cartografía: diálogos de intensidad poética

Naomi Greene en el último retrato. Foto: Miguel Asa
Cartografía: diálogos de intensidad poética
De la entrevista a la experimentación audiovisual

Love is the answer
and you know that
for sure
John Lennon

Al terminar mi intervención en este producto cultural de Naomi Greene, en la última entrevista con Lilith Sullivan, al finalizar, él me respondió, “La poesía es espíritu”, después lloré y todo emergió hacia un cambio de piel. Cartografía, recorrido poético por Jalisco, fue para mí un aprendizaje intenso, sensible, abierto. Pues me descubrí, me difundí, me desnudé, me homenajeé, así como lo manifestó su creadora, para tan sólo recordarme dónde estoy y cómo me encuentro en estos 15 años de Proyecto Ululayu.

Brindar un mínimo de apoyo en esta producción audiovisual fue restablecer con esmero, delicadeza, euforia, empatía, resolución y potencia, todo el trabajo que he aprendido a lo largo de los años. Me retraté de manera precisa, puntual y severa, muy severa. Naomi se hizo cargo de guardar silencio y observar los detalles de todos nuestros procesos. Yo me hice responsable de dialogar en su mayoría con las y los poetas, profundicé, me abrieron sus puertas, nos permitieron observarles vulnerables y me contemplé resiliente.

Un año bastó para declarar diversos procesos que nos marcaron personalmente. Así algunas despedidas, algunos duelos, algunos privilegios, algunas fortunas, algunas desgracias y otras veces ganancias. Cartografía fue una experiencia en la que me reflejé en cada una de las personas que participaron; en miles de charlas, de recomendaciones, de investigación, de consideración, de pasión y de entrega. Fueron pequeños viajes en los que me atreví a observar con mayor detenimiento y fortalecí mi amor por los caminos, por la poesía, por las artes, por la apertura de diálogos, por la ligereza y el desconsuelo. Escuché con mucho amor todo lo que perseguí durante 15 años como promotor desde Ululayu y como artista desde hace 20. Me encontré entre la verdad y la mentira, entre la confianza y la certeza, entre el tiempo y la paciencia. Me retraté sin querer hacerlo.

Esta realización en Jalisco se compuso del canto y de los caminos que conforman Tonalá mediante Ricardo Yáñez como una reflexión de la primera parte de mi vida; así lo fue con el recuerdo de los colores que resguarda el trabajo de Valeria Guzmán en Guadalajara y en el desenfoque eterno que porta mi ojo izquierdo; de igual manera sucedió con el silencio irreverente y profundo de las palabras de Alejandro von Dubën y su fortaleza para resistir a la literatura en Ciudad Guzmán desde el amor personal que conocí en aquel viaje en bicicleta; y no menos fue el rememorar los tiempos de playa y de calor con el ingenio de Jaime Jordán y sus versos que derrochan una lucha por ser sincero desde su poética de soledad en Cihuatlán; también me conmoví por la delicadeza y el riesgo que vive Lilith Sullivan en su evolución humana como una luz de lo que en algún momento viví con falda en Puerto Vallarta de la mano de un hombre y una mujer; y qué decir de la entrega libre y sincera desde los versos callejeros de Ana María Greene como cuando yo leía en Tlaquepaque desde un megáfono y me creía merolico ante los ojos de la policía; y más volar en la posibilidad de la biblioteca de María Ausencia y sus lecturas en Teocaltiche como un señuelo de mis primeros pedaleos por las veredas de Atotonilco; y más valorar la perspectiva de la corrección de estilo desde Arandas como me enseñó Miguel García Ascencio y que siento desde el dolor que percibo a diario en mi brazo izquierdo. Me encontré en cada poeta. Me reflejé en sus vidas, en la persistencia del tiempo, en la discapacidad visual, en la constancia del trabajo literario, en la fortaleza de la juventud creativa, en la percepción del género no binario, en la rebeldía urbana de la calle y en la condición física de mi cuerpo, respectivamente.

Todo ello fue una cartografía de mi cuerpo, de mi mente y de mi espíritu. Y Naomi descubrió toda mi vulnerabilidad, mi sensatez, mi discordia, mi temperamento, mi fuerza, mi debilidad y mi resistencia. Me retraté mientras les retrataron. Me retrató mientras le observaba. No cabe más que mencionar que este encuentro fue algún tipo de libro para marcar la pauta de lo que fui, pues si bien aprendí a contemplar cada detalle y cada palabra de todas estas voces con más experiencia, voluntad y paciencia, me adentré en la profundidad de conocerme mucho más y de darme cuenta que esto, más allá de los retratos de cada participante, me guío para valorar cada parte de los trabajos que he desarrollado como artista, de los que me rodean, y, sobre todo, valorar más la vida como ser humano.

Aprendí del diálogo, del acuerdo y del desacuerdo, aprendí a respetar con mayor ahínco, aprendí el valor de las flores, la alegría de la muerte, el golpe al propio ser, el desprendimiento de todo y de todos, de la persistencia de las voluntades, de las ideas y del espacio, del tiempo y de nuestros tiempos. Aprendí a levantarme y dejar las sombras que había abrazado como parte de mi historia. Aprendí a cambiar, a volar con ritmo y dirección. Aprendí a renovarme. Aprendí de llanto, de obscuridad, de silencio, de lucha, de transformación, de reclamo, de fortaleza y de libertad, y elles fueron mis guías y ella mi maestra.

Esta Cartografía fue un empuje para continuar con mi labor desde Proyecto Ululayu después de varios años de incertidumbre colectiva. Gracias a todas las personas que permitieron sus tiempos y sus abrazos en los caminos que recorrimos para completar esta misión que emerge de una artista en desarrollo. Qué fortuna la de haber sido dupla de esta realización. Gracias al Café Madoka, al Bar Morelia, a la productora cultural Bestiario, al Centro para las Artes José Rolón, a la dirección de Literatura de la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, a Radio Universidad de Guadalajara de Ciudad Guzmán, a la Librería Lapso, al Encuentro de Poetas Francisco González León, a Slice of Paradise, a la Biblioteca Municipal de Teocaltiche, al proyecto cultural Moyolotl y a La Gata Foro Bar.

Gracias a los poetas que permitieron sus voces y su amor por esta micro producción. Gracias   Mariana Pérez Villoro, Leticia Cortés, Enrique Guizar, Miguel Dueñas, Irene Vega, Arehf Palacios y Claudia Reyes. Gracias, en especial, Cecilia Fernández y Fortino Montaño, y a toda Radio Universidad de Guadalajara por la entrega, el espacio y la claridad.

Muchas gracias Luis Armenta Malpica, Fernando Toriz, Didí Sedano, Sara Stonk, Felipe Ángulo, Ricardo Sigala, Lizeth Rodríguez, Alonso Sánchez, Rocío Serrano, Berónica Palacios, Dante Vázquez, Rocío Salas, Fabián Montero, Elsa Bravo, Yadeli Contreras, Juan Azuara, Coral Arroyo. Gracias también a las familias de cada uno de las y los poetas que nos abrazaron en cada sitio posible. Y no menos importante, gracias a nuestras familias por la compañía, el amor y la constancia.  

Y muchas gracias eternamente Naomi por guiarme en este trayecto hacia esta renovación de mi proyecto, de mi contexto y de mi persona. Que la experimentación audiovisual de este trabajo tuyo sea una nueva línea para lo que te depara el futuro. Fue un placer aportar desde esta celebración. Esperemos la presentación y el color de los filmes. Cartografía de los poemas de nuestros ojos en los ojos de las y los otros.*  

 

Cartografía: el sur y la costa jaliscienciense

Puerto Vallarta, Jalisco. Foto: Miguel Asa
Cartografía: el sur y la costa jaliscienciense
Una ronda más por el occidente mexicano con poesía

nada depende de nosotros
Juan Azuara

La propia experiencia es una vez un tema que se reconecta en la mañana. En ocasiones nos convertimos en hilo y en otras tantas se postra el sinsentido de lo que uno piensa. En ocasiones el mar, en otras el silencio y otras más en la fatiga del descanso. Tenemos la posibilidad del presente y con ello la historia. Desde esa búsqueda acudimos con lentes y entrevistas en mano a visitar a otros poetas de Jalisco. Surgió en este recorrido la ida con Jaime Jordán y Lilith Sullivan, dos jóvenes poetas que reparten su trabajo entre Zapotlán el Grande y Puerto Vallarta, así como va. No nos hemos convertido en robots. Y la poesía emerge de diferentes maneras. Así nos hemos vuelto parte de los caminos de Jalisco. En una alimaña de la palabra, un horizonte de media luz, una ventana de versos y nos volvemos latido. Escuchar poesía, es la esperanza de lo que confiere un agradecimiento. Después de viajar por Jalisco en bicicleta, llegar a la comunidad es sencillo. Y así, nuestra Cartografía, recorrido poético por Jalisco, ha completado su primera fase de producción.

Las flores de la poesía. Foto: Miguel Asa

Nos fuimos a Ciudad Guzmán, allá, a Zapotlán el Grande, Jalisco, para averiguar de las secuelas de Jaime Jordán. Ahí, lo vimos, lo vivimos y lo escuchamos. Y es que la poesía emerge de varias partes y de diferentes maneras que se entrega en toda diversidad posible. Eso es la poesía. Para Jaime se trata de la realidad que se propone estar dentro de nuestros límites, de aquello que somos y de eso que percibimos de manera lenta. Así viene la flor o en ocasiones la simultaneidad de la vida: hasta bailamos una noche antes y bailamos mucho. Jaime percibe la palabra como el suspiro del león. Y en un clima de primavera, nos presentó sus calles. Nos habló de su menester en la palabra, de esa tangente que se abalanza en cada detalle. Siempre de una o de otra manera se puede existir desde la visión de la palabra, a veces de la chingada y otras tantas con la oportunidad de convertirse en la eficiencia del sol. Tenemos la oportunidad de escribir y la desgracia todavía lo permite.

Jaime Jordán en producción. Foto: Miguel Asa

Ese sábado, en que nos recibió con su obra y una danza ante la luna de marzo, nos presentó su forma de vivir. Ahí, en Moyolotl, proyecto de gestión cultural y comunitaria, espacio de la artista Elsa Bravo, coincidimos. Con café en mano y un despertar tardío, nos abrazamos del proyecto que recolectó sus versos, Editorial Luna de arena, para dar paso a la entrevista que funcionó para remover los hilos de lo que somos. La sensibilidad del estar y del despedirnos de un momento y de otro. Jaime nos recibió con amabilidad. Hicimos un medio día lleno de respuestas que nos cautivaron y con las que descubrimos que el ejercicio de la poesía no basta. Siempre es una constante, ante todo. Jaime, que no baila, bailó una noche antes. Quizás lo hizo para quitarse la intranquilidad de la entrevista, o se quiso despabilar para tejer un espasmo de solemnidad, o simplemente, quería bailar por sentir lo que es bailar dentro de un poema. Y con ello, la emoción de sabernos como cualquier persona. Nos sostuvimos de la emoción por volvernos a ver. Nos adentramos en su persona y aquella tarde se convirtió en una fracción de sensibilidad entre la coalición de los sueños. Algo así, nos entregó la sencillez de la palabra por la que emerge su potente poesía.

Sol ante poeta y realizadora. Foto: Miguel Asa

Esa tarde, comprendí, entre tanto, lo que es mi posibilidad como periodista. La acción de Jaime, su sensibilidad, el descubrimiento del hilo y lo demás, nos permitió encontrarlo como una manera de adquirir un huracán para tejer flores. El dolor como esfera quebrada y un pedacito de chicle masticado como aquello con lo que se permite remendar casi todo. Jaime es un joven que tiene camino en la poesía jalisciense. Surgió entre el valle sureño, pero parte de su vida estuvo en Cihuatlán, allá, en la costa límite de Jalisco con Colima, ahí fue donde hizo sus primeras fechorías y por igual descubrió los libros como una entrega personal. Entre la soledad de un escuincle poeta y las vertiginosas temporadas de calor, la literatura emergió como una posibilidad de reconciliación con su contexto. Jaime es un tipo bonachón que nos permitió vivir su alegría al igual que su tristeza desde su perspectiva de la palabra. Allá, por aquel fin de semana de marzo, la palabra se construyó desde la soledad del ser, en la vulnerabilidad que le acontece un atardecer como el olfato de una persecución poética. Jaime nos compartió el horizonte de la vida y quedo en el límite del aprendizaje al igual que nosotros.

Naomi Greene en realización. Foto: Miguel Asa

Después, al pasar un breve descanso en Guadalajara, nuestro destino nos embarcó hacia la costa norte de Jalisco, por la libre llegamos a Puerto Vallarta. Y es que después de haber comenzado con esta aventura de videograbar a las y los poetas, me sorprendí del alcance que ha sido esa idea, pues aquella mañana de abril de 2022 cuando emergimos con Ricardo Yáñez no sabíamos qué iba a pasar. Hoy día, entre charla y charla, se ha postrado como la posibilidad de realizar un documental sobre la poesía de Jalisco, y es que esto se complementó con la perspectiva y la experiencia audiovisual de Naomi Greene y que fijó como un recorrido poético por nuestro estado. Después de todo ese trabajo, y también, el de reconocernos a nosotros mismos, pues eso de “desnudar, descalzar, deshilar a las y los poetas” no ha sido una tarea sencilla, ya que de igual forma nos hemos descubierto como personas, un tugurio poético que se salva entre aliento y aliento, entre poeta y poeta, entre una carretera y otra por Jalisco: paisajes exclusivos para desmitificar la colectividad.

Observar los detalles. Foto: Miguel Asa

Ante ello, al abordar a la costa, todo nos llevó a nuestro último eslabón, Lilith Sullivan. Después de un apetecible recorrido por la carretera libre a Puerto Vallarta en que gozamos de las vistas, de los pueblos y de los sueños entre Ameca, Atenguillo y Mascota, la mañana fue de lo mejor. Entre un calor sobrio de medio día, encontramos a Lilith de una manera formidable. Allá, sí, nos descalzamos todos, y es que ha sido la memoria lo que nos llevó a esa ciudad playera y por igual, la decisión de la palabra. Encontramos en Lilith la historia joven de un poeta en reconocimiento, pues su origen, su diversidad social y su pertenencia geográfica nos permitió establecer un lazo amable de Jalisco y su mundo. Así pues, aunque originario de San Diego, California, Estados Unidos, nos compartió de su voluntad poética en Puerto Vallarta. Ahí, lugar en el que el mar le heredó la palabra, y con ello los libros, y más allá, los versos, nos enseñó con todo el afán de la naturaleza, la poesía tiene un lugar en su espacio. Ahí, de flanco sensible y un deseo oportuno por ser artista, Lilith nos compartió sus retos personales, sociales, culturales y todo aquello que le permite transmutar dentro del sistema como parte de la comunidad LGBT+ y todos los adjetivos que se derivan de ello.

Encontrar el rostro del mar. Foto: Miguel Asa

La costa nos enseñó la paciencia, pues no todo está bajo nuestro control y dependemos de muchas situaciones. Así Lilith nos brindó su compañía en nuestra Pluma Foránea que hicimos con el apoyo de La Gata Foro Bar, de nuestra querida Coral Arroyo, sitió en el que el teatro y las muchas manifestaciones escénicas tienen pie en dicha ciudad, y esa noche, los versos de más amistades nos hicieron fuertes. Así Daniela Ruelas, Juan Azuara y Lilith Sullivan nos acompañaron, a Naomi Greene y a mí, con el fin de saber un poco más del cómo se vive la palabra a pie de mar. Esa noche no sólo fue eso, sino que La compañía teatral de La Gata también nos adentró en la improvisación escénica de una manera que nos ruborizó los versos. Gracias por esa noche. Ese momento nos permitió develar en nuestras capacidades el manejo de nuestros sistemas sensoriales. Qué bonito es visitar lugares y coincidir. Al día siguiente, el desayuno y el merequetengue poético surgió como una paleta de colores que sólo el sol sabe como manifestarlo. Así, con una panorámica de Puerto Vallarta, surgió la voz de Lilith, quien entre una galletita y un café nos adornó de su juventud, de su valor y de su potencia. Pues si bien la poesía no es sólo escribir, es también sentir profundamente y eso, aquella mañana de marzo, nos deshizo la última etapa de perseverancia. Aquella ventana circular nos permitió conocer que la poesía no sólo se trata de la página en blanco, sino de la confianza en uno y en el otro, en la apertura ante lo que somos y hemos vivido, en lo que nos construye como personas y nos demuele como humanos. Lilith, más allá de ser el poeta más joven de esta colección, fue quien nos brindó la lección más grande y tenaz de lo que hemos logrado. Por fin pude rendir mi trabajo ante la cámara de Naomi. Ahí, todos fuimos triunfadores pues el silencio había tomado posesión de todos nosotros: conocimos que la poesía es espíritu.

Mirada de Lilith Sullivan. Foto: Miguel Asa

Con Jaime Jordán nos acompañó Yadeli Contreras, su editora y amiga en un medio día de charla. Con Lilith Sullivan su madre nos hizo eco y nos fortaleció. A este viaje, gracias por ser destino y gracia, por ser palabra, sierra y costa. Fue bello establecer un eje en nuestras vidas. Cartografía, recorrido poético por Jalisco, ideado por nosotros como dupla creativa, es hoy por hoy, la primera evidencia poética audiovisual de gran alcance de lo que es Jalisco y sus letras. Gracias a todes por todo. Gracias Naomi, por hacer esto de aventurarte por la poesía. No cualquiera lo hace.*

Cartografía: la búsqueda poética en los Altos

Teocaltiche, Jalisco, pueblo. Foto: Miguel Asa
Cartografía: la búsqueda poética en los Altos
La segunda vuelta por Jalisco y sus poetas

No leer significa llevar una cantidad mayor de muertes en la bolsa.
Miguel García Ascencio

 

Tenemos la posibilidad de encontrarnos como la fragancia de un esquema geográfico para contemplar a la comunidad poeta de Jalisco como nuestro recurso histórico. Un par de cámaras, grabadoras, audífonos, cables y todo el equipo necesario para registrar lo que hemos considerado que sea una evidencia. Desde nuestra paciencia, y desde el retrato personal entre nosotros, acudimos a visitar a otros poetas de Jalisco, María Ausencia y Miguel García Ascencio, en Teocaltiche y Arandas, respectivamente. Nuestros espíritus, el de Naomi Greene y el mío, entre pensamientos, dudas, incertidumbres, nostalgias, perspectivas y un sinfín de connotaciones, entregamos esta investigación como parte de una celebración que nos hemos volcado a crear desde nuestro encuentro. Perece la palabra entre cada movimiento que realizamos y es que esta Cartografía, recorrido poético por Jalisco, ha traspasado nuestras metas.

En lo alto con María Auisencia. Foto: Miguel Asa

Salimos hacia el IX Encuentro de poetas Francisco González de León en Lagos de Moreno, Jalisco, el viernes 10 de marzo, y con ello procuramos alcanzar otros poblados de los Altos de Jalisco, todo, con el fin de inmiscuirnos en las cocinas de nuestros poetas contemplados. Las carreteras como magia de encuentro, de reflexión, de reconocimiento y de observación se convirtieron en el punto de diálogo. El movimiento, los trailers, los paisajes, la velocidad, las curvas y todo lo disruptivo de nuestras mentes se vació en la efervescencia poética.

El recuerdo de la biblioteca de Teocaltiche. Foto: Miguel Asa

Llegar a Lagos a Moreno nos permitió asentar nuestros pensamientos, conocernos más, conocerlos más, identificarnos en nuestros objetivos para dar a conocer nuestra labor, que poco a poco, ha llegado a esclarecer nuestra misión. Así, ese mismo día por la noche, y con un pequeño aperitivo como celebración, unas empanaditas de huitlacoche y carne preparadas por nuestros amigos Rocío Salas y Fabián Montero de Slice of Paradise, contribuimos a manifestar a nuestra comunidad de poetas de Jalisco y de otras partes, el trabajo que estamos realizando con nuestro Almanaque y nuestra Cartografía. Todo el público nos recibió con abrazo y compartimos nuestra perspectiva con motivo de sobrellevar nuestro trabajo y empatizar con las ideas que hemos procurado entre todo el movimiento que hemos tenido en los últimos meses. De alguna manera, y con lágrimas internas, encontrarnos y manifestarnos fue principio del camino por nuestra segunda vuelta por Jalisco.

Naomi Greene en grabación. Foto: Miguel Asa

Así, ese Encuentro que tanto aprecio porque me ha permitido emerger como parte de mi comunidad, fue el designio inicial por los Altos. Después de algunas fotografías para nuestro Almanaque y de la escucha de la poesía de muchas voces, contemplamos la partida hacia la región de Teocaltiche. Por allá María Ausencia esperaba nuestra visita desde meses atrás. Así, el domingo 12 de marzo, por la mañana, arrancamos hacia esa conspiración que nos mantiene como un equipo fuerte, paciente y estratega, pues no es de menor importancia saber que nos hemos enfrentado con muchas situaciones que han modificado el proceso de nuestra producción, sin embargo, ha sido mayor la contundencia que hemos entretejido entre nosotros que ello mismo nos ha permitido reconocernos como los primeros retratos existenciales de este proceso creativo. Y así los perfiles rodaron.

Miguel García Ascencio en su estudio. Foto: Miguel Asa

Estar ese domingo con María Ausencia y su familia nos lleno el panorama de posibilidades, de conocer otros procesos que suceden en las poblaciones, allá, dónde el frenesí de las ciudades no existe. Apreciamos los colores, los momentos, las historias, la integración y el suceso de existir de otras maneras dentro de la poesía. Una biblioteca, su tía Ana Cadena, un tejuino y una caminata por el pueblo nos permitió consolidarnos un breve retrato audiovisual de lo que sus ojos le han permitido construir como poeta. Y no todo queda allí, desde la modestia de su familia nos sentimos arropados pues el comedor se convirtió en punto de encuentro en una visita que nos llenó de orgullo, fuerza y energía. Y es que pareciera fácil entregarnos así por así, pero ha sido la amistad, la entrega y la vida misma la que nos ha puesto en este camino de recorrer los ojos de nuestros poetas. María nos abrazó y nos permitió sentir la flor de nuestras aventuras. Así, jóvenes y aventureros, Naomi y yo dialogamos y percibimos a esa población chapulín como un eco de la poesía y de la fuerza de las bibliotecas y las infancias. Y de repente entendí que estaba en una condición sensible y fue una remota reflexión todo ese tiempo. Esa región nos mostró las posibilidades que emergen desde el deseo y desde la gracia de la entrega, el amor y el esfuerzo. María nos permitió sabernos más fuertes, posibles y únicos.

El perro sin nombre. Foto: Miguel Asa

Por la tarde emergimos hacia el sur de los Altos, con un esplendoroso atardecer en el que nos preguntamos cosas, en el que me maravillé de la capacidad de mi compañera realizadora, de la carretera ensimismada y de las formas de la perseverancia que recorren nuestros sueños. Así, pasamos por San Juan de los Lagos, Jalostotitlán, San Miguel el Alto, Santa María del Valle, hasta llegar a Arandas ya entrada la noche. Ahí, entre un abrazo familiar, Miguel García Ascencio nos recibió con una botanita y su espacio, según él, su “casa museo”, y es que sí lo es. Esa noche, entre recuerdos de juventud, la gracia de la plática y las oportunidades de la historia, nos reencontramos como viejos compañeros de escritorio. Pudimos pasar la noche y descansamos. Al día siguiente, el lunes 14 de marzo, enlazamos un desayuno fortificante en medio de libros, de versos y de aventuras poéticas en la historia de Jalisco. Y es que Miguel no es cualquier persona en el ámbito literario de nuestro estado, es el reflejo de que una generación ha trabajado arduamente por mantener, preservar y configurar lo que han sido las letras de Jalisco. Ahí mismo, la sensibilidad emergió en algunos momentos. Fuimos la constancia, la reflexión y el esfuerzo. Y es que las condiciones físicas para ninguno de nosotros nos ha impedido ser revolucionarios de nuestros contextos, porque no se necesita más.

Miguel y perro sin nombre. Foto: Miguel Asa

Al finalizar el día, partimos por Atotonilco, Tototlán y Zapotlanejo hasta regresar a Guadalajara. Es imposible no mencionar que las lágrimas no nos hayan brotado, entre todo lo recaudado y todo lo sentido, nos convertimos en bombas que a nosotros mismos nos han llegado de una o de otra manera, personal y en equipo. Dialogar es lo que permite la carretera. Aprendimos de ellos, de nosotros y de todo lo sucedido. Seguimos en nuestro camino como dos espíritus en reflexión con ánimo de consolidar esta Cartografía por el amor que sentimos hacia la poesía, pues al final de cuentas, es eso lo que nos mueve, nuestra sensibilidad, nuestros errores y nuestras diásporas. Gracias a todas las personas que permitieron nuestro viaje para seguir en este camino de exploración. Uno se siente fuerte y también sensible después de tanto. Pero que más se puede decir si tenemos la oportunidad de manifestarlo. Vamos por más. Siguientes estaciones, Zapotlán el Grande y Puerto Vallarta. Aquí vamos poesía, contigo.

El jardín de la memoria. Foto: Miguel Asa

Con María Ausencia y nosotros estuvieron sus padres y hermanos, y como nuestra compañía cercana, Tabhata Roaro. Con Miguel García Ascencio nos acompañó su sobrina y su hermana, Graciela García Ascencio. A todos gracias, fue hermoso saber sobre más poesía. Y siempre gracias, Naomi, por tu entrega, tu paciencia y tu sabiduría.*

Cartografía: amar a la radio desde la poesía

Leticia Cortés al micrófono. Foto: Miguel Asa
Cartografía: amar a la radio desde la poesía
Cuando los poemas llegan a la frecuencia sonora

Amar es una piedra que se cubre de nieve
para empezarlo todo.
Luis Armenta Malpica

Pensar en la radio es pensar en la voz. Algo tan hermoso y sutil no existe más que en unos versos al oído. Ayer, celebramos a la radio en la realización de una producción audiovisual que parte de la poesía y la fotografía. Ayer, dimos el primer paso, hacia algo muy grande que hemos estado preparando: Cartografía, Recorrido poético por Jalisco. De la mano de Naomi Greene, nuevamente, me divertí, pues bien sabe ella como yo que cada quién toma su lugar de trabajo sin que nos digamos algo.

Cecilia Fernández en la dirección sonora. Foto: Miguel Asa

Al comienzo de la segunda semana de febrero, y después de meses de formular a las y los poetas que deseábamos para nuestro producto cultural, sumamos a Cecilia Fernández, poeta, fotógrafa, locutora y productora de radio, a sumar su experiencia y valía en el proceso de grabación sonora, y así lo hizo, junto con la radio que nos ha marcado a muchos jaliscienses, Radio Universidad de Guadalajara, para dirigir dicha acción: la mezcla del poema y la voz en la maquinaría de cabina.  

Mariana Pérez Villoro en grabación. Foto: Miguel Asa

Los poemas de ocho poetas que han crecido en el entorno de Jalisco, con diferentes contextos, texturas y preceptos, fueron invocados con las voces de otros ocho poetas más. Ayer, en la cabina encontramos un lugar de amor, magia y empatía pues “en el Día Mundial de la Radio, y bajo su tema de este año “Radio y Paz”, eso hicimos, ahí nos sintonizamos, en la energía y razón de ser de la radio, crear comunidad, conectar en la creación, unirnos en la poesía, trabajar en aras de un mensaje poderoso que nos permita imaginar… ¿Qué más se le puede pedir a la radio?  Ayer fue eso, una celebración de la voz y la sensibilidad, además de la disposición de cada uno de los participantes; en tiempo y experiencia. Ayer, en esos destellos, recordé lo que es hacer radio”, manifestó Cecilia Fernández.

Fortino Montaño escucha a Miguel Dueñas. Foto: Miguel Asa

Y es que las voces de Mariana Pérez Villoro, Arehf Palacios, Enrique Guizar, Irene Vega, Leticia Cortés, Miguel Dueñas, Claudia Reyes y la propia Naomi Greene, se fusionaron con el micrófono y el trabajo de Fortino Montaño, quien como ingeniero de cabina de grabación, anticipó las mezclas sonoras, para dar paso a las figuras literarias de Ricardo Yáñez, Jaime Jordan, Lilith Sullivan, Valeria Guzmán, Ana María Greene, María Ausencia, Alejandro von Düben y Miguel García Ascencio.

Naomi Greene filma a Arehf Palacios. Foto: Miguel Dueñas

La cabina ayer se incendió de emociones pues “quería meterme en la piel del poeta para sentir sus palabras y evocarlas desde ahí” comentó Leticia Cortés, pues de alguna manera todas y todos se apropiaron de las piezas. Sin embargo, también “me sentí de lujo, pues me encanta participar de cosas que más que un hacer en sí es un ser en sí y con otros”, declaró Miguel Dueñas desde su perspectiva particular. Pero la radio y la poesía nos llevaron más allá, pues “viví amor, pasión, locura y alegría. ¿Cómo se vive la locura en la radio? Ese espacio limpio y ordenado, en donde la claridad es la clave. La locura está en la certeza de la poesía y los locos que nos unimos para hacerla llegar a los que la aman y a los que no. Poesía en todos lados, a cualquier hora, para todo el mundo. Eso es Cartografía…”, compartió Irene Vega desde su relajada visión.

Irene Vega atiende indicaciones. Foto: Miguel Asa

Pero grabar no quedo en sólo eso porque se trata de algo unificador, “me entusiasman ese tipo de proyectos, que requieren ciertas exigencias además de la pasión de los participantes y colaboradores. Me la pasé muy a gusto. Todos fueron muy amables y son de esas experiencias de las que se lleva uno un montón de aprendizaje y queda agradecido infinitamente”, así lo dijo Enrique Guizar, a la par de su vivencia; y sin más allá, “nos sentimos parte de un proyecto muy fregón pues estuvo muy chido ponerle voz al poema de alguien más”, así lo compartió Aref Palacios.

Naomi Greene, realizadora audiovisual. Foto: Miguel Asa

Y es que, a tal grado, ya hemos avanzado con la tarea, pues lo que hace diez meses comenzó como un encuentro con cámara en mano y charlas a la máxima potencia, día con día se ha consolidado como una experiencia audiovisual que pronto verá su alba para que las y los jaliscienses celebremos a nuestras y nuestros poetas, a sus obras y a su trabajo literario, pues también nos brinda identidad, contexto e historia. Ayer celebramos a la radio en una radio y con poemas de poetas que son ahora día, el primer paso de lo que consideramos sea una memoria audiovisual de nuestra época como parte de la literatura que se genera en Jalisco. Gracias a toda la comunidad por hacer posible este pasito más. Seguimos en ruta y la poesía jalisciense nos espera. Acordamos presentar Cartografía entre marzo y abril de 2023. La propuesta sigue en pie y estamos en un proceso.*

Cartografía: recorrido poético por Jalisco

Lilith Sullivan y Naomi Greene. Foto: Miguel Asa
Cartografía: recorrido poético por Jalisco
Un breve producto audiovisual sobre los versos del estado

Nada soy yo,
cuerpo que flota, luz, oleaje;
todo es del viento
y el viento es aire
siempre de viaje…
Agustín Yáñez

Conocer, experimentar y sentir son sólo algunos verbos que la poesía nos permite vivir. En ellos se traslada el ejercicio de la palabra, de ese trabajo que se descubre, que se aventura, que se hilvana de diversas luces. Es ahí en lo que sucede esta recopilación de retratos que hemos ejecutado para compartir con nuestra comunidad: Cartografía, Recorrido poético por Jalisco.

Se trata pues de una breve producción audiovisual, a manera de estudio antropológico y documental, con la que pretendemos una mínima búsqueda de la comunidad poeta de Jalisco, para visibilizar, homenajear y difundir la materialización de la esencia de las y los poetas de nuestro Estado, el recuento breve de sus vidas, intereses, obras y demás. Son el retrato de la memoria poética, congelado entre imágenes y silencios. Esta producción comenzó de manera independiente desde nuestra inversión en abril de 2022 y se ha consolidado para nuestro 15 aniversario con 8 retratos que muestran una diversidad de voces, pasiones, contextos, constructos, perspectivas y acontecimientos que se han postrado en la sábana geográfica de Jalisco como una evidencia de nuestra época.

Con Alejandro von Dubën y compañía. Foto: Miguel Asa

Cartografía surgió como una muestra del trabajo de campo en la poesía que he generado, y lo más importante, del análisis crítico audiovisual de Naomi Greene, labor que logramos con la renovación de Proyecto Ululayu. Es preciso mencionar que la expansión de esta idea es posible por la contribución, la disponibilidad y la empatía de Greene debido a su interés en la palabra, motivo principal que la llevó, como la realizadora audiovisual de este producto, a que obtuviera la beca del Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico 2022-2023, en la categoría de Jóvenes creadores, por parte de la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco.

Valeria Guzmán y Naomi Greene. Foto: Miguel Asa

La realización de cada uno de estos retratos va más allá del equipo y los tecnicismos, es también adentrarse al universo de la comunidad poeta en cuestión, es echarse un clavado en las aguas profundas de su pensamiento, abrirse a convivir y a deconstruir con la cámara de por medio. Requiere tiempo y valentía porque explora la voz interior sin el disfraz de la pretensión. Todo se reduce a una búsqueda: la del verso, la del camino, la del desprendimiento, la del sueño.

La curaduría que contemplé para este esquema audiovisual se basó en la diversidad de las propuestas, que, si bien no son menores, son propositivas, distintas, y soportadas desde experiencias únicas y particulares, de igual manera, sensibles, pues cada una muestra una algarabía de imágenes que contribuyen a conocer de otra forma lo que también construye a la sociedad jalisciense más allá de los referentes tradicionales. Esta Cartografía busca y encuentra, las y los poetas son las voces que conducen a quien sabe mirar, al tremendo abismo, en el que habita la poesía. Este mapa de letras parte de la flora y la fauna que nos han enriquecido esa sensación de ser jalisciense, así en Chapala, Ciudad Guzmán, Guadalajara, Tlaquepaque, Teocaltiche, Puerto Vallarta, Arandas y más. Todas, comunidades con diferentes aguas y vientos, con canciones, mercados, aromas y sonidos que hablan de Jalisco desde versos con una paleta de sabores estruendosos, con dimensiones muy especiales y con el atrevimiento de sus personalidades.

Jaime Jordán ante cámara. Foto: Miguel Asa

Son Miguel García Ascencio, María Ausencia, Ricardo Yáñez, Valeria Guzmán, Alejandro von Dubën, Ana María Greene, Jaime Jordan y Lilith Sullivan quienes componen esta entrega que se ha desarrollado entre carreteras y paisajes, muchos soles y lunas que han cubierto nuestras miradas de la cercanía poética. Hemos visto en cada poeta una posibilidad de profundizar en la palabra con la letra en el mar, en la lágrima, en el rancho, en la siembra, en el río, en la artesanía, en la gastronomía, en el árbol, en las calles, en la imaginación, y con ello, estas reflexiones que hemos dado paso como evidencia de nuestro quehacer.

María Ausencia en realización. Foto: Miguel Asa

Como parte de la comunidad, invité a más poetas en activo a dar voz a las obras de nuestros retratos. Así, bajo la dirección y grabación de la también poeta y periodista Cecilia Fernández, con el apoyo de la Red Radio Universidad de Guadalajara, Arehf Palacios, Claudia Reyes, Enrique Guizar, Irene Vega, Miguel Dueñas, Leticia Cortés y Mariana Pérez Villoro han marcado la evidencia sonora de cada poema contemplado para esta obra multidisciplinaria. De ahí la extensión de sabernos comunes, de expandirnos, de cuidarnos y de enriquecernos.

Caminar para escuchar. Foto: Miguel Asa

María Ausencia (Teocaltiche, Jalisco, 1990)
De lo más norte de Los Altos de Jalisco su creatividad ha desfilado en el quehacer de las letras desde la infancia. Licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, ella es una constante alteña que evoca paisajes entre el firmamento de su pueblo, desde el sonido, la emoción y el caminar como sinónimos de perseverancia. Su poesía es una instantánea que manifiesta el contexto, los colores y las tesituras del Jalisco alteño, motivo de riesgo y juego de primavera.

Jaime Jordan (Zapotlán El Grande – Cihuatlán, Jalisco, 1995)
Con nacimiento en Ciudad Guzmán, pero criado en la costa sureña de Jalisco, ha generado obra literaria como un recurso de unidad y sintonía. Estudiante de la licenciatura en Letras hispánicas por la Universidad de Guadalajara, su obra manifiesta texturas potentes y sin disfraces que transgreden las maderas, los hilos y las pasiones. Hace de su trabajo una formulación matemática en el espacio-tiempo en que se vive y procura la aventura como nave de vuelo para versos tejidos en metal.

Lilith Sullivan (San Diego, California – Puerto Vallarta, Jalisco, 2000)
Con identidades diversas de origen y fortalecido por el amor de Puerto Vallarta, es un poeta ingenuo que escribe con tenor en su descubrimiento. Su propuesta ronda el cuestionamiento de la identidad personal, la contribución social y el paisaje marítimo que le ha envuelto en cada ola. Ha desarrollado en la costa norte de Jalisco reuniones en que la palabra ha sido el motivo de solidaridad, efervescencia y colectividad. Entre la producción audiovisual y la palabra comienza a descubrir su cuerpo creativo, una imaginación libre, abierta y onírica.

Alejandro von Düben (Guadalajara – Chapala, Jalisco, 1988)
La ciudad cubrió su nacimiento, pero el Lago de Chapala le brindó la retórica de su ser, así, el silencio mordaz y peculiar que frecuenta en las letras que han puesto su trabajo en arquitecturas de ironías, delicadezas y cuestionamientos. Se trata de la sencillez con que se teje un jardín desde la constancia del movimiento sereno y atípico, aquí y allá, un paseo entre las nubes, una gota de color sobre la sombra del camino. Su poesía abarca al individuo y su particular incertidumbre de las cosas simples, cotidianas y efímeras. Sonríe cuando hay escuchas.

Ana María Greene (San Pedro Tlaquepaque, Jalisco, 1963)
Nacida entre la historia de las artesanías sus números fueron su profesión, pero las letras su escondite. Egresada de la licenciatura en Contabilidad por la Universidad de Guadalajara, se desdobla en un trabajo poético de cercanía, entre facetas de amores y mares, sus versos constituyen una expansión en solitario hacia el lector en movimiento. Ha compartido su palabra entre las calles como compañía de la ciudad, como reflexión contrastada de las secuelas del pensamiento, una persecución de libertad y correspondencia, el abismo de la entrega entre el consorcio de las almohadas.

Ricardo Yáñez (Guadalajara, Jalisco, 1948)
Por nacimiento de la ciudad, por poeta como viajero. Con estudios en Letras en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Nacional Autónoma de México, ha compartido su trabajo en varias facetas como escritor, así la poesía, el ensayo y la narrativa. Entregado a la convicción de zurcir, busca el trazo cotidiano de los versos como estrellas fugaces en el panorama y siempre canta. Ha hecho de la palabra un sustento de sonido y de vibración colectiva en la que profundiza sobre los rasgos de la historia, de la mexicanidad y de la entrega: cantar el poema hasta el eco.

Valeria Guzmán (Guadalajara, Jalisco, 1976)
La ciudad le dio los colores y de ellos se enamoró hasta guardarlos en la memoria de sus poemas. Con estudios en Psicología por la Universidad de Guadalajara, desde temprana edad ha desarrollado su trabajo creativo a través de diversas disciplinas, así la radio, las letras, la música, el teatro y el periodismo cultural. Su poética busca respuestas desde lo que no se observa en la simpleza del silencio, al paso del brillo de la luz, del presente y de esos momentos en que la humanidad se vuelve transparente. Contemplativa en su oficio de existir escribe desde la sorpresa de aquellas posibilidades que emergen en las tintas sonoras y en las complejas realidades que visten las flores.

Miguel García Ascencio (Arandas, Jalisco, 1949)
Con raíces en el centro de los Altos de Jalisco, su creatividad poética parte de innumerables lecturas. Con estudios en la Universidad Autónoma de México y en la Universidad de Guadalajara, se ha interesado en la Sociología y en la Ciencias de la comunicación, su amor por la investigación le ha permitido redescubrir poetas olvidados, y por igual, a propiciar la incursión de nuevos valores. En su obra se aprecia el fervor hacia la naturaleza, un ligero misticismo, con lo que evidencia la voz de la zona de la que procede. Desde su quehacer como revisor de textos, sujeta su trabajo poético y ensayístico, a una severa disciplina, procura una voz estremecedora y rigurosa, el río como línea de recorrido.

Gracias a todas las personas que han contribuido de una u otra manera para realizar este trabajo. Gracias a las instancias públicas y a las empresas privadas que han contribuido a nuestro crecimiento, a la pandilla colaboradora por todo el amor, la camaradería, y sobre todo al tiempo, por permitirnos cumplir 15 años de colaboración colectiva con Jalisco, México y el mundo. Esta Cartografía para ustedes desde los caminos del verso, desde nuestra esencia, la poesía.  

Cartografía, Recorrido poético por Jalisco: Marzo-Abril 2023*