Ángel Ortuño: poeta reptil con dientes de Motörhead

Ángel Ortuño y compañía Foto: Miguel Asa
Ángel Ortuño: poeta reptil con dientes de Motörhead
Un humano que se vistió de rock, poesía, tatuajes y humor negro

Drink and dance and laugh and lie,
Love, the reeling midnight through,
for tomorrow we shall die!,
(but, alas, we never do.)
Dorothy Parker

En memoria de Ángel Ortuño (1969-2021), poeta y amigo.

1 Café con poesía y una biblioteca

Quisiera ubicar en el tiempo el momento preciso en que grité algunos versos de Boa durante su primera presentación. Ángel rio con una mirada sencilla. Quisiera ubicar, de igual manera, sagaz, quizás un tanto delirante, el momento aquel en que procedí a solicitarle apoyo para aquella tesis inexistente en la que me abracé a la poesía concreta. Quisiera recordar, con detenimiento, las tantas tardes que le llevé café a la Biblioteca Iberoamericana “Octavio Paz” para charlar de momentos de poesía y sus formas inexplicables de experimentación. Pero ya se ha ido todo.

Después de dos años de su ausencia, he escrito esto como un balance a su memoria y por el agradecimiento que le debo. Conocí a Ángel Ortuño por medio de Miguel Ángel Avilés, una amistad en común en nuestros tiempos de universitarios. Desde entonces hicimos una rara y genuina mezcla de vinculación. La poesía concreta y el grupo Noigandres fue lo que me llevo a la Biblioteca y con ello, a la voz y al conocimiento de su persona, de su obra y de su perspicacia.

Ángel Ortuño sopesó la apertura de nuestra amistad para fortalecer aquella inundación de poesía visual-experimental (como la llamaba el poeta César Espinosa) que generé en las aulas de la Facultad de Letras de la Universidad de Guadalajara, que, en aquellos años, 2008-2009, dicho género no tenía cabida dentro del programa estudiantil y era meramente una alternancia diáfana en la regla de la academia. Desde entonces, muchos nombres, movimientos, referencias y libros se volvieron parte de nuestras tardes de diálogo. Fue un compañero de estudios muy peculiar sin habérselo solicitado. Esa poesía híbrida alcanzó varios momentos mágicos durante los años siguientes, 2010-2014, y Ángel me acompañó en alguna de las jornadas que de manera independiente organicé. En ese momento, recuerdo, logramos corresponder a poetas experimentales como J. M. Calleja y Clemente Padín, de España y Uruguay respectivamente, quienes visitaron Guadalajara para presentar sus trabajos, y por igual, hacer entrega de aquella obra que nos concedió Carlos Pineda y Ediciones del Lirio, La palabra transfigurada, Antología de poesía visual mexicana, con el fin de que el propio Ángel fuera quien la recibiera a nombre de su recinto laboral. Ese momento fue cúspide, excelso.

La amistad no sólo quedó en la experimentación poética. Fue una revisión de voces, de incertidumbres y de solidaridades, sobre todo, de confidencias literarias. Fueron tertulias, encuentros, charlas, siempre tuvo disposición para compartir su conocimiento. En ocasiones un café, una comida, una cena, una caminata, pero siempre, bajo el rumbo de compartir, algo que siempre le reconocí y le agradecí. Siempre existió oportunidad de intercambiar información y de brindar una opinión sincera sobre mis creaciones, producciones y demás. En algún momento toda su experiencia fortaleció una gran parte de los movimientos de Proyecto Ululayu, así una recomendación literaria, una revisión orto tipográfica, una argumentación para delimitar proyectos, una ironía para debatir sobre la literatura, una perspectiva sobre alguna edición, una propuesta de términos literarios, una corrección sobre mi poesía, en sí, fue de las personas más importantes que les dieron alas a mis primeras ideas como creador y como emprendedor cultural, no más.

Su confianza y viabilidad genuina fueron siempre una manera cortés de apoyo, de la campaña que generó a Proyecto Ululayu alguna vez me indicó: “Creo que lo primero que atrae la atención es esa especie de cortesía demodé: ahora que toda la ‘publicidad’ es demandante y agresiva, que incluso la promoción ideológica abusa de posiciones de autoridad (haga esto para estar en lo correcto), ‘Por favor, lea poesía.’ destaca por ser como una vocecita al oído. De ahí que me parezca un acierto lo de las fotografías aéreas: porque juega con las escalas descomunales”.

Y no sólo fue eso, durante 2014 persistió en mi trabajo poético como nadie más lo ha hecho pues reviso durante algunos meses la que fue mi opera prima fotolvidarte:sueño, obra que desmenuzó de diferentes maneras: “Yo diría que es una escritura que me hace repensar la vigencia de ciertos registros que campearon en las décadas de los sesenta y setenta en la poesía latinoamericana y que se reinventan desde un ángulo que les da esa frescura que su devenir retórica les había quitado hace ya tiempo”. Con ello no sólo contribuyó a mi trabajo poético colectado en esa obra, sino que además sus letras fueron prólogo de esta.

Y así fue el caminar. Para 2015, previo a un viaje que hice en bicicleta por el Pacífico mexicano, gestioné la consolidación de Vía Literaria con el Sistema de Tren Eléctrico Urbano (SITEUR), aquello fue una campaña de poemas breves dentro de los vagones del tren ligero de Guadalajara, y sin ningún ánimo de pretensión Ángel participó en la primera edición y en el camino de la estructuración final de esa campaña. Fue el poeta que me ayudó a balancear los contenidos, desde la revisión de las propuestas hasta la jerarquización de las estructuras de cada diseño. Vía Literaria se debió a él en gran parte como el último editor adjunto, que yo sin saberlo, delimitó mi forma de concebir a la poesía hacia diversos públicos al ser expuesta de esa manera en la ciudad. Recuerdo su sorpresa cuando le compartí una fotografía de su trabajo en el viaje citadino dentro de esas máquinas.

Sin embargo, en 2016, desmesuradamente la amistad tendría algo de distancia debido a ese viaje que realicé como una etapa de meditación personal. Al regreso, a finales de ese año, una breve presentación de uno de sus libros, Cola, nos reuniría nuevamente. Con ello surgió uno de los mejores encuentros radiofónicos que he tenido, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara de ese año, generamos una transmisión especial de rock y literatura para un Velador Groovy, producción de Radio Universidad de Guadalajara que permitía tomar el control de la radio en las madrugadas de domingo. Aquella noche de noviembre de 2016 fuimos dos parlantes en los que, durante cinco horas, de las 00:00 a las 05:00 horas, hablamos de los elementos diversos que se relacionan entre ese género musical y las letras. Exploramos historias, canciones, sonidos y el cansancio de una conversación entre amigos desde una larga lista de canciones como “Cosma Shiva” de Nina Hagen, “The Litanies of Satan” de Diamanda Galás, “Rock N Roll Nigger” de Patti Smith, “O Superman” de Laurie Anderson, “It’s My Life” de Wendy O. Williams, “One Way Or Another” de Blondie, “What Is Rock?!” de Turbonegro, “We’re All Mad Here” de Tom Waits, por mencionar algunas.

Esa noche fue una clase particular que exhibimos al público. La radio, la música, la literatura y más cuestiones de conversación saciaron la cita nocturna en la que nos abrimos a la comunidad radioescucha, y que, con mucho ahínco, logró escuchar con detenimiento.

Pero no todo quedó ahí, siempre hablamos de la poesía como una entrega abierta y oportuna para la sociedad, de ahí que hoy mis discursos sobre las poéticas que me rodean pretendan el estudio, la experiencia y la influencia en nuestros contextos. Respecto a la contemplación de las poéticas ajenas y de los atrevimientos de lo comunal alguna vez me comentó: “Yo siento curiosidad por el trabajo de todos, alguno me gusta más que otro, pero no pretendo hacer un canon de ello… mucho menos entrar en tristes rebatingas de capital simbólico o –esto sí, el colmo- persecución de cargos públicos en el área de cultura”, de ahí que la disidencia poética que siempre portó fuera un ideal que compartíamos como base de nuestro actuar socio literario.  

Ángel Ortuño y su humor ácido hicieron frecuente la potencia de la ironía, de las últimas memorias le recuerdo con un sentido amplio de sarcasmo, de risa y de frivolidad, y como siempre me decía, “soy muy desordenado”, sin embargo, nunca faltó su modesto orden para atender. Ángel y yo dejamos pendiente el viajar en motocicleta, nos faltaron más poemas visuales, una celebración de cumpleaños, algunos retratos, una entrevista y no sé qué tantas cosas más.

A dos años de su partida decidí comenzar mi Almanaque poético de Jalisco como un homenaje a su alternancia dinámica, intuitiva y precisa con Proyecto Ululayu. No me queda más que agradecer su presencia en mi crecimiento retórico y en mi desenvolvimiento literario. Aquí esto como una evidencia de lo que alcanzamos y con ello, la despedida de algunas de las personas cercanas que le apreciamos.

Invitación Velador Groovy con Ángel Ortuño para Radio UdeG. Diseño: Miguel Asa

2 Poemas en bolsita con popote

Hay un torpedo que intenta volatizar a Godzilla y me pregunto en los destellos de los labios de los metaleros que suavemente se incrustaron pétalos de colores en la ruda piel de cocodrilos que portan al azar. La poesía de Ángel Ortuño medita en un declive inusual de la libertad, generó el columpio de las nubes y de los supermercados. Infringió con gusto y serenidad el rubor de las doncellas y de los canallas en un tapiz con un estilo kitsch y desmenguado a la ultranza del despotismo colonial de sociedad. Ángel se carcajeó de todo minucioso entretenimiento que declaro al alba, las maquinitas y la sangre de plástico que sobrevivió a los muñecos de sueños dorados.

La poesía de Ángel fue un videojuego que nos llevó a diversos niveles, a veces el castillo, en otras el espacio galáctico, otras tantas el comedor del puesto callejero, en muchas tantas la noche de la brillantina y de las luces neón. Siempre el juego cambió, siempre de nivel, de estructura, la serpiente, el número, el riff, el estruendo, la gracia, el temor, la gallardía, la discordia y muchas ocasiones la duda, la incertidumbre, la posibilidad de generar lo ridículo como una bandera de la potencia creativa. Eso hizo Ángel, pormenorizar los detalles estruendosos y desenfadados de la poesía en batidos de fresa con chispas de colores. Dentro de su aspecto rudo y temerario existía la inocencia de un niño, le gustaba jugar a ser niño, el pícaro, el irónico, pues consideraba a las infancias como una realidad potente de la poesía. Las letras de Ángel llenaron el vacío de las corcholatas, de los soldaditos de juguete, de las lágrimas de los osos de peluche y del ferviente amor de las paredes y los cables.

Su poesía es electricidad, una corriente disfuncional que nos permitió saborear los pequeños electroshocks para degustar en cada verso la sombra de una cajita de colores, en cartón, ruborizados con la pena de un teléfono celular sobre el río de palabras. A veces un monstruo, un ser sin forma, un encuentro de los no comunes, un silencio con intemperie y hojas plateadas llenas de retórica efusiva con bandas sonoras de furor de potasio, un labial descompuesto, un par de anteojos sin lentillas, el sacapuntas sin filo, pero siempre, o casi siempre, la envoltura del regalo compuesta por los diversos diarios de la urbe, el regalo perfecto.

Leer a Ángel es entrar en un campo de batalla lleno de chicles de bolita, una mascado de fibras contracorrientes cuando las alas exploran la lentitud de las raíces mecánicas. Ángel fue una sonrisa discreta, su poesía, la carcajada de plastilina que se moldea ante cualquier situación. Fue democrático, farmacéutico de químicas complejas y un tanto, sin chamarra de piel, rueda de la fortuna. Nos permitió conocer el juego de la poesía en nuestra época. Nos enlazó con la bolsa del mandado y los letreros fortuitos de la calle, se rio de sí mismo y de las nubes con formas de animales, hizo burbujas en el camino y se plantó una cuesta arriba llena de melancolías de conchas de mar y de tiburones neón.

Ángel paseó por las calles de los chapulines, se convirtió en insecto, un anagrama del día a día en la virtualidad raquítica de nuestras pantallas, fue muy divertido leerle tan esporádico y tan llavero. Ángel invadió el cable de ethernet con figuras que le permitieron reconocerse entre la diversidad de la poesía, así con monstruos, flores, dinosaurios, esqueletos, carcasas, empaques, serruchos, aerosoles y demás. Sus letras nos llevaron por un estilo único, una juguería de cementos, piedras y razones efímeras de la alegría. Fue la casa de los espejos, el tiempo de los seres raros, de la curiosidad del bit, de la presencia de los tigres en los puestos de tacos. Ángel no escribió, jugo a ser poeta y le bastaba combinar la gabardina con los pastelitos de frambuesa que preparó la reina del territorio virtual aquel.

Da lo mismo comer una fotografía como erradicar de nuestras mentes el temor de lo efímero. Entre la soberbia eclética que lo identificó como una alcancía de monerías peculiares, su constructo poético nos permitió ecualizar nuestras bocinas, sacar nuestras voces en elementos de pastas de sabores y aromas de bolsillo de pantalón de una semana sin lavar. Su obra queda en el recuerdo como una voz enigmática que los electrones cuestionan a la par de los rugidos de las sirenas que se mueven en el mundo cibernético. Somos ecos de un piano para música disco usado en el rincón de la cantina, la cortesía de la descortesía y todos los días, una cajita musical con notas de metal y algo de persuasión de gatitos bañados de chocolate, la gracia de las garras está en el pastel de tres leches lleno de tequila.

La poesía de Ángel es el juego de ajedrez con fuentes de cristal, inmediata, sencilla, compleja, de rubores rositas y de imágenes que la tarjeta madre nos tejió en el cuadernillo del corazón. Ángel integró su poesía en las letras chiquitas del empaque, nadie sabía que fuera a enraizarse en los escrutinios de nuestros mecanismos con el desarmador de polvo. Ca/ na/ lla/ se ha ido.

Ángel Ortuño en Vía Literaria en 2015. Foto: Miguel Asa

3 Una despedida con varias despedidas

Ángel, a los días de tu partida convoqué a tus voces para decirnos adiós y aquí están los ecos de hace dos años:

Recuerdo cuando me diste un libro, u otro, no sé, una película. Recuerdo las risas de corrección, los maestros incoherentes y sus status quo de mierda. Nunca la ironía me supo tan negra, ni los versos se me llenaron de palabras secas, metálicas y metaleras. La muerte no toca a quien vive en las palabras de sus alumnos, a quien escribe con punk la nueva marcha de la poesía.

Vanessa Botello

 

Ángel fue un poeta, en primer término, poderoso. Como ninguno. Único, porque creó un lenguaje donde convergían el sentido del humor, el aprendizaje vanguardista e incluso el truco, el artificio y el engaño. Algunos de sus amigos, Víctor Ortiz, Álvaro Luquín y yo, lo esperábamos para desayunar. La noticia fue un golpe tremendo, todavía no la asimilamos. Maestro de muchos de nosotros, un amigo entrañable. Creo que no podríamos calcular la proporción de su legado, eso solo lo podrían decir todos aquellos que al encontrarse con su obra transformaron su visión de lo poético y, quizá, de la vida. Como aquél siempre contemporáneo, Rubén Darío, Ángel Ortuño era un poeta muy antiguo y moderno. Más que eso: de tan presente, futuro. Lo seguimos esperando.

Carlos Vicente Castro

 

De Ángel a ángel

Como el transeúnte que veía poesía
en las calles,
en los buses,
en la burocracia del hospital.
Como el poeta que hacía memes
de los clásicos,
de la poesía,
de sí mismo.
Así le recordará esta que escribe.
Qué es la muerte para quien
se burlaba de la vida misma:
pretexto para Ser poesía.

Lucy Cruz Granados

 

Yo admiraba a Ángel Ortuño: compraba sus libros, atendía sus presentaciones en las que, para mi sorpresa durante sus lecturas, leía a poetas mujeres y compartía poemas maravillosos de ellas, en lugar de hablar o leer algo de él. A pesar de eso, su porte rudo-dark y su tatuaje de Motörhead, me mantuvieron a cierta distancia durante un tiempo. Vencí esa timidez para pedirle que estuviera en mi primer programa de Poesía on the rocks el 12 de febrero de 2016, fue Ángel Ortuño, ese ángel-dark y luminoso quién me acompañó en aquel tembloroso primerísimo paso sin conocerme. No es sorprendente que ese día habláramos de Lemmy Kilmister, también estuvo Álvaro Luquín y los tres fuimos de Kilmister a Bowie, quien en 1971 fascinaba a su público vestido de mujer (romper géneros fue cosa de viejos rockeros y rockeras como Patti Smith). También me acompañó como tallerista en el Calle de Cervantes, en las lecturas que organicé de poesía para no poetas y hasta compartimos mezcales más de una vez en La Occidental. Hoy, su último post en Facebook, fue para compartir la portada del libro Vine porque me pagaban de la poeta rumana Golgona Anghel, creo que no podía despedirse de otra manera.

Y vendrá el camarada a salvarnos porque para los ojos
de su amor infinito,
todos somos
los únicos.

Iliana Hernández Arce

 

Ironía es
que se llamara Ángel ese ángel
del dios
de la ironía…

Isaac Ortiz

 

La muerte de Ángel nos deja un vacío, a muchas y muchos de mi generación pues, además de las gran amistad y generosidad, su poesía nos enseñó la manera de una escritura delirante sobre moldes clásicos. Era Roxy Music sobre Manrique. Un decir no a lo políticamente correcto. Descotidianizar lo cotidiano.

Álvaro Luquín

 

Gracias por los momentos de risa en las clases, por las anécdotas, por la invaluable enseñanza. Por “Pierre Menard, autor del Quijote”, tardé en darme cuenta de que era de Borges. Espero que en donde quiera que esté, siempre disfrute de una buena taza de café, profe.

Ámbar Orozco

 

De Ángel aprendí a comprender la poesía de otro modo. Entendí que hay algo más allá en el poema. Lo recuerdo mucho hablando de poesía varios cafés y bares de la ciudad y hablando de libros en la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz o en Ediciones de la Noche.

Pero, sobre todo, la noche de hace siete años cuando habló súper emocionado de Viaje de gorilas, del poeta ecuatoriano Jorge Carrión, libro que publicamos en Ediciones Morbo y que presentamos en el Ex Convento del Carmen.

Leer Aleta dorsal o Las bodas químicas fue revelador cuando los leí, siendo estudiante de literatura en la Universidad. Porque a pesar de que Ángel no me dio clases en las aulas, sí lo hacía en sus libros o en las charlas que tuvimos en cualquier lado. Y lo que creo que no olvidaré jamás es justamente ver a Ángel en la puerta de la Biblioteca, cuando iba a leer para salir de la ciudad. Gracias, Ángel.

Miguel Ángel Avilés

 

Estafa 2014
De Ángel Ortuño escuché una vez decirme:
– ¿Quién te estafó era de la tercera edad? No puedo enojarme con él, creo que es admirable que se dedique a esto.

Nalleli Sánchez

 

Ángel Ortuño fue nuestro maestro

literalmente
en tercer semestre de Escritura Creativa

nos enseñó que la literatura es un ajedrez
donde un scriptor es un peón
un compilator una torre
commentator un alfil
el auctor es la reina
y el rey el canon

Ángel Ortuño pasaba su mano por el tablero
tiraba todas las piezas

y se ponía a jugar con los caballos a las muñecas

Manuel Jpg

 

Me piden que escriba unas palabras sobre Ángel Ortuño. Es difícil hacerlo y saber que no estará más. Tuve la suerte de ser su amigo y también su editor. Preparábamos en estos días su ingreso a Nox como profesor en la materia de poesía. Hablamos hacía muy poco para preparar el programa y bromeamos sobre nuestros achaques y la temible esofagitis. Estor consternado, sorprendido, encabronado por su muerte. Ninguna muerte es justa, menos la de alguien tan talentoso. Un poeta especial y diferente en la literatura mexicana. Nos conocimos hace muchos años -¿treinta, quizá?-. Escribo esto y me doy cuenta de que sigo hablando de él en presente. Nos conocimos hace demasiados años mientras él iba a la facultad y yo acompañaba a quien era mi pareja de entonces. Luego coincidimos en muchos lados, en revistas, en editoriales, en fiestas. Hoy por la mañana, al recibir la noticia de boca de otro querido amigo, me vino toda la tristeza del mundo porque hemos perdido a un hombre generoso, divertido y con un talento enorme.

León Plascencia Ñol

 

De una alumna para el profe Ortuño
1. Gracias al profesor de planta por hacerlo su suplente.
2. Mane, Tecel, Fares.
3. Prometo probar el café como usted dijo.

Dani Gz Vega

 

—Hermafrodita, dijeron.
—Como en la canción de Steel Panther. Dije al frente, el profesor sustituto reía, sólo él.

Por hablarnos lo mismo de Gloryhole de Steel Panther que de Mane, Tecel, Fares: los días de la poesía están contados.

Cindy Hatch

 

Ángel Ortuño fue un poeta que negó siempre serlo, más allá de su humildad, bonhomía y accesibilidad, fue un gran amigo y contertulio de los más diversos banquetes literarios en los que participó, siempre haciendo gala de una sabiduría deslumbrante que matizaba con su no menos llamativo humor punzante, inteligente y desenfadado. Sabía como pocos de poesía, cine, cómic y rock. Amante de Mötorhead, más allá de lo musical, fue sin lugar a dudas un poeta contracultural. Quienes fuimos testigos de todo ello, hoy lloramos la estela que deja tras de sí este poeta mayor, que viajaba en urbano de Tlajomulco a Guadalajara todos los días con una sonrisa eterna y juvenil como sus camisetas negras y sus botas industriales. Dónde estés ahora Ángel, sabemos que estarás con Lemmy tomándote una Victoria.

Roberto Herrera

 

Recuerdo en específico un día, no recuerdo la fecha, pero los pequeños clips de 30 segundos que grababa en su clase que concuerdan con mis recuerdos lo marcan como el 13 de febrero de 2020, durante la vida prepandemia.

Él llevaba construyendo el punto de esa clase durante un mes, ese día llegó e hizo lo que nunca: ponernos a trabajar. Sus clases solían ser una especie de conferencia de temas académicamente complejos abordados desde la sencilles en la que se habla en una tarde de chelitas con compas, pero en esa ocasión nos sacó de la rutina durante los primeros 20 minutos.

La actividad fue sencilla, a la fecha me sigue pareciendo un disparador creativo muy interesante, consistía en buscar una noticia aleatoria y el primer párrafo acomodarlo “como poema” y de pronto cosas que sonaban ridículas, como la boda de una lagartija, una actualización de emojis, una desviación de fondos muy mal hecha, de pronto se volvieron una lectura satisfactoria.
Lo recuerdo con tanta claridad porque me cambió. Ángel me cambió la perspectiva que tenía de la poesía, de la literatura como objeto de estudio y de la vida. Gracias a él aprendí a cambiar mi perspectiva de muchas cosas y aún hoy me parece increíble que ya no esté aquí, ayudando a cambiar perspectivas, a reforzar el gusto literario de las personas, que ya no esté aquí para enriquecer cualquier momento, porque su mera presencia ya volvía ese momento una experiencia completa.

Es evidente que se quedaron miles de corazones rotos tras su partida, pero él seguirá entre quienes lo recordemos y lo sigamos leyendo.

Criss García

 

Ángel, ayer me recomendaste que viera Las pestes de Breslavia. Ya la estoy viendo, el día que nos volvamos a ver, te digo qué me pareció.

Ánuar Zúñiga

 

Esta noche, la suma de todas mis pérdidas yacen en el cuaderno
entre nosotros, kilómetros y kilómetros de muerte y vida al final del puente;
dos tomas de agua y un sorbo de café a media mañana después del primer riff.
Una navaja hiere el muro otra vez, líneas entre líneas sobre la piel
Se mudan las palabras entre los rincones, donde la ausencia toma su trono
y los silencios hacen alarde de su triunfo otra vez después de la última desdicha:
la muerte de un poeta no tiene nombre ni perdón.
No más visitas con el oculista.
No más visiones nocturnas.
No más pasos vagabundos.
No más afectos
ni risas
ni nos
no.

Renata Armas

 

Recuerdo muy bien lo primero que nos dijo: todo lo que no es verso, es prosa y todo lo que no es prosa, es verso. Era una frase de alguien que intentaba sonar elocuente, pero Ángel la transformó en una lección. Escucharlo era como oír un poema que surgía de la improvisación, como un baile entre las palabras y los significados. Ángel Ortuño hablaba en prosa poética. Convertía lo cotidiano en lo sublime, un chiste y un regaño a un poema, la constitución en un poemario. Como un alquimista de las letras.

Jesús Ramírez

 

Hemos visto en las redes sociales en estos días una profusión (absolutamente merecida, por supuesto) de publicaciones, notas, crónicas, sobre él y su obra poética. Han transcrito poemas completos en páginas y revistas, tanto de México como de Estados Unidos. Han mencionado la originalidad y desenfado de sus textos; la gran calidad humana que siempre mostró con su familia, amigos, conocidos, colegas. Yo quiero mencionar, porque creo que en esta área llegué a conocerlo un poco más, la disposición que mostró para entregar a sus alumnos esa visión amplia, libérrima, siempre nueva, de la literatura y en especial de la poesía.

Luis Martin Ulloa

 

El irreverente Ángel, el de la dulzura ácida, ese que roba a mano armada la carcajada y el asombro, se fue, y no hay ninguna otra mezcla dura tan llegadora que lo sustituya, ni hoy ni nunca.

Rossana Camarena

Hablar de rock y poesía en la noche, interrumpir alguna que otra lectura, colocar versos en el tren ligero, escaparme las tardes para dialogar un poco en tu oficina, creer que la poesía concreta fue un augurio para viajar, escribir tan sólo con el fin de celebrar la ironía, esperar la consagrada motocicleta, pensar en las canciones de metal, establecer un énfasis de la marcha de una libélula, descubrir a Mazinger Z en el fondo del volcán y de vez en cuando pensar en la acidez de vivir. Escribir esto, es sólo una muestra de agradecimiento por la capacidad de expandir los motores de una mariposa eléctrica. Convoque para despedirnos y aquí estamos las voces. No supe cuándo lo debía romper y ahora ya no hay fuego. Como me escribiste alguna vez: “De ahí la nostalgia: el dolor de lo que se sabe lejos al recordar, sentir, qué está muy cerca”. Desde amigos, conocidos, alumnos y más, gracias. Desde mí, misión cumplida.

El ataque de la llanta asesina

Una película francesa sobre un neumático
que tiene vida y mata
personas
con sus poderes telepáticos. Diría
psicoquinéticos

si me importaran las palabras.

¿Por qué
le estalla la cabeza a ese señor? ¿Y lo del pobre
conejito?
Pero la música
es muy relajante. ¿Quién
ganará entre una rueda asesina y un escorpión?

No apuesten.

Termina
pronto.

También destroza botellas que no pudo romper antes
por su falta de peso.

Para todo le basta usar el diez
por ciento
de su cerebro.

Poemas swinger y otros malentendidos
(Bongo Books, 2014)

Nadie sabe

Te mira desde el cielo
todo el tiempo (si copulas,
defecas o estornudas, no:
se voltea de espaldas

aunque todo es posible cuando tienes
la nuca transparente).

Será los cien fantasmas que resultan
de inflar un globo y luego reventarlo.
(Llorar trae mala suerte
si no te han golpeado.)

La orquídea
sulfurosa dirá lo que tú quieras.

Una reconfortante golosina como los tiburones del acuario.

Sólo te faltan dientes para la perfección.

Boa (Mantis Editores, 2009)

Déjalas caminar porque son fuego

Hay pianos donde anidan las hormigas
y por eso parecen
tocar solos.
Son tantas que podrían subirlos a los árboles
(pero esto sólo pasa cuando están muy contentas).

Sus vestidos son rojos y entallados
y a pesar de que son más certeras
no podrás verlas nunca
pronosticar el clima en la televisión.

Poemas swinger y otros malentendidos (Bongo Books, 2014)

Otro sueño y otros guantes negros

No es la ruta más corta
entre principio y fin
pero tal vez debieras
respetar
la mala suerte que agujera
los dados
entre ensayo y error.

Ver
como la sombra precavida
de unas alas
esa dificultad de movimiento.

O sospechar siquiera
de que te hayan dado
nada más que una pala (palabras ilegibles)
y la orden de que te defendieras

sin ni siquiera un curso sabatino
o advertencia de que habría mujeres desnudas.

Boa (Mantis Editores, 2009)

Franjas de población sobrante

Decenas de matamoscas aparecen
en una playa
de Alaska. Antes
se le llamaba imagen
a que por un error
se mencionara un sitio que sólo está en los mapas
pero hay muchas versiones
y no
nos abandona
el gusto por mentir. Ofrecemos
trabajo,
sexo indistinto en diferentes áreas,
50 pesos y comida
como esa mujer que ahora recita Yo
soy experta en lenguas y en la foto siguiente
la vemos mientras lame
en blanco y negro.

1331 (Conaculta, 2013)

Minervo: eslabón poético-audiovisual

El ocaso en alguna carretera de Jalisco. Foto: Miguel Asa
Minervo: eslabón poético-audiovisual
El registro de la poesía de Jalisco en una memoria innovadora

y yo me vuelvo recuerdo distorsionado de tu ruta
ya me olvidaste
me olvidaste
en la esquina del cine porno en el que entramos
en esa avenida de bar para todas las edades
me olvidaste en la calle tambaleando de infinito
en el universo más lejano me olvidaste
en la bolsa de tu campera café,
me quedo en la ciudad, no importa
sé que me guardas en un minuto del soplo de tu corazón.
María Ausencia

Escribir se nombra un acto sencillo, un acto de silencio, de disciplina. Las horas de nuestra escala humana son una infinidad de errores que ciertamente algunas veces alcanzamos a descifrar. Se escribe por gusto, por decisión, por necesidad, por estar vivo simplemente, y siempre, el acto de fe llega cuando transgredimos nuestras propias barreras. Vamos a un paso de distancia entre la hoja blanca y el recuerdo, siempre hacemos algo con lo que hemos experimentado en cuestión de las letras, y ahí, es el lugar en el que coincido con el alimento de sabernos extensos en cada momento. Escribir se nombra un acto solidario y silencioso, sin embargo, ¿de dónde proviene toda esa maquinaria que nos provee de la infraestructura que nos entrega la llama de la palabra y sus herramientas que la configuran en imágenes imposibles de vivir?

El oficio de poeta está, persiste, resiste y se alimenta desde una contemplación inmensa, misma que en ocasiones me ha provocado el deseo por descubrir todo lo que hay en los libros, pero sé, firmemente, que la vida me dará para descubrir una mínima parte de toda la producción que sucede en el mundo entero. El oficio de poeta está en el alba: sucede, provoca, se hiere, se sana y vuelve. Y así, en infinitos ciclos deja percibir las entrañas de la creación humana. La poesía, como un tejido de la imaginación, traspasa todo elemento y lo convierte en una secuencia de directrices. De ahí que surja en mi persona, desde hace tiempo, un interés peculiar por conocer, sorprender, vivir, revitalizar y cuestionar todos los ámbitos posibles de ejercicio poético de mi contexto.

Así pues, surgió esta idea desde hace unos años atrás. Se ha colocado en la mejor de las preguntas. Se ha posicionado el elemento audiovisual en mi producción. Se ha gestado una suma de erratas y de benevolencias para continuar en el grado de la poesía como un ferviente seguidor. Le he llamado Minervo como un homenaje a quien hace más de 60 años fundó la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Guadalajara, Agustín Yañez. De ahí he desprendido una serie de elementos que me han permitir organizar toda la estadía de la poesía en mi experiencia, que si bien no es de amplia trayectoria he alcanzado las poéticas de diversas voces que me han fraguado de sus herramientas, de sus procesos, de sus sentires, y por igual, de sus ausencias e inclemencias.

Quisiera decir que todo estaba ya listo, pero han pasado 15 años para obtener la serenidad para alcanzar este objetivo. Minervo surge como una memoria de mi época, de mis posibilidades y de mi ejercicio como gestor, difusor y vinculador de la poesía, las artes y la bicicleta: por principio intelectual, la palabra; por secuencia creativa, la imagen; y por destino final, el movimiento humano. Así, este proceso que he contemplado como un trabajo arduo de lo que conlleva la poética de cada integrante de la comunidad, no es más que un simple ensayo que surgió a partir de la duda de los tropos poéticos de mi galaxia jalisciense. Sí, digo de Jalisco porque aquí es donde me he contenido estos años de vida, y por ello va, el clima, la gastronomía, las artes, la tradición y la innovación, el campo, la lluvia y el fuego. Todo ello es lo que voy a enmarcar con este dilema.

Quizás no sea nada ni sepa nada, simplemente trato de arropar lo que las letras me han dado. Este surgir documental me ha dado la posibilidad de reencontrarme con muchas amistades, personas conocidas y por igual, descubrir otras aristas de la nueva temporada que he concebido para mi vida.

Escribir sobre poetas, en el ejercicio que encaminé para definir el Almanaque poético de Jalisco, me dio la gracia como una experimentación de lo que se sacude en cada movimiento, en el andar en bicicleta por las carreteras de la tierra que me vio nacer, en las miradas que he confrontado con la poesía y sus albaceas. Esto ocurre después de toda una serie de eventualidades dignas que me han posibilitado el conocimiento de la poesía de mi localidad como una herramienta de vida. Es necesario corresponder a una simplicidad tonal para despúes desmenuzar la complejidad de todo el mapa que contiene estilos, formatos, temporalidades, evidencias, ficciones, enseñanzas y demás.

Hoy por hoy Minervo es una sugerencia de lo que he declarado una noción de consolidación de un proyecto que, si bien me ha permitido vida, por igual me ha dado conocimientos, aprendizajes y experiencias que no se repetirán de alguna manera. La poesía como un confín de lo que aprecio funciona como el área que hoy determina la secuela de este documental audiovisual que he comenzado a maquetar desde las ironías de un cuaderno que se ha llenado de ideas, de consuelo y de caminos por explorar. Aquí comienza la ráfaga de este viento que rodará por Jalisco con el fin de observar los elementos que le permiten a la poesía establecerse como un ente divino entres quienes la concebimos y la promulgamos. Sea cual sea el camino, las gracias están desde ya con mi comunidad y su efecto amor. Poesía siempre, letra eternamente. 

Cartografía: diálogos de intensidad poética

Naomi Greene en el último retrato. Foto: Miguel Asa
Cartografía: diálogos de intensidad poética
De la entrevista a la experimentación audiovisual

Love is the answer
and you know that
for sure
John Lennon

Al terminar mi intervención en este producto cultural de Naomi Greene, en la última entrevista con Lilith Sullivan, al finalizar, él me respondió, “La poesía es espíritu”, después lloré y todo emergió hacia un cambio de piel. Cartografía, recorrido poético por Jalisco, fue para mí un aprendizaje intenso, sensible, abierto. Pues me descubrí, me difundí, me desnudé, me homenajeé, así como lo manifestó su creadora, para tan sólo recordarme dónde estoy y cómo me encuentro en estos 15 años de Proyecto Ululayu.

Brindar un mínimo de apoyo en esta producción audiovisual fue restablecer con esmero, delicadeza, euforia, empatía, resolución y potencia, todo el trabajo que he aprendido a lo largo de los años. Me retraté de manera precisa, puntual y severa, muy severa. Naomi se hizo cargo de guardar silencio y observar los detalles de todos nuestros procesos. Yo me hice responsable de dialogar en su mayoría con las y los poetas, profundicé, me abrieron sus puertas, nos permitieron observarles vulnerables y me contemplé resiliente.

Un año bastó para declarar diversos procesos que nos marcaron personalmente. Así algunas despedidas, algunos duelos, algunos privilegios, algunas fortunas, algunas desgracias y otras veces ganancias. Cartografía fue una experiencia en la que me reflejé en cada una de las personas que participaron; en miles de charlas, de recomendaciones, de investigación, de consideración, de pasión y de entrega. Fueron pequeños viajes en los que me atreví a observar con mayor detenimiento y fortalecí mi amor por los caminos, por la poesía, por las artes, por la apertura de diálogos, por la ligereza y el desconsuelo. Escuché con mucho amor todo lo que perseguí durante 15 años como promotor desde Ululayu y como artista desde hace 20. Me encontré entre la verdad y la mentira, entre la confianza y la certeza, entre el tiempo y la paciencia. Me retraté sin querer hacerlo.

Esta realización en Jalisco se compuso del canto y de los caminos que conforman Tonalá mediante Ricardo Yáñez como una reflexión de la primera parte de mi vida; así lo fue con el recuerdo de los colores que resguarda el trabajo de Valeria Guzmán en Guadalajara y en el desenfoque eterno que porta mi ojo izquierdo; de igual manera sucedió con el silencio irreverente y profundo de las palabras de Alejandro von Dubën y su fortaleza para resistir a la literatura en Ciudad Guzmán desde el amor personal que conocí en aquel viaje en bicicleta; y no menos fue el rememorar los tiempos de playa y de calor con el ingenio de Jaime Jordán y sus versos que derrochan una lucha por ser sincero desde su poética de soledad en Cihuatlán; también me conmoví por la delicadeza y el riesgo que vive Lilith Sullivan en su evolución humana como una luz de lo que en algún momento viví con falda en Puerto Vallarta de la mano de un hombre y una mujer; y qué decir de la entrega libre y sincera desde los versos callejeros de Ana María Greene como cuando yo leía en Tlaquepaque desde un megáfono y me creía merolico ante los ojos de la policía; y más volar en la posibilidad de la biblioteca de María Ausencia y sus lecturas en Teocaltiche como un señuelo de mis primeros pedaleos por las veredas de Atotonilco; y más valorar la perspectiva de la corrección de estilo desde Arandas como me enseñó Miguel García Ascencio y que siento desde el dolor que percibo a diario en mi brazo izquierdo. Me encontré en cada poeta. Me reflejé en sus vidas, en la persistencia del tiempo, en la discapacidad visual, en la constancia del trabajo literario, en la fortaleza de la juventud creativa, en la percepción del género no binario, en la rebeldía urbana de la calle y en la condición física de mi cuerpo, respectivamente.

Todo ello fue una cartografía de mi cuerpo, de mi mente y de mi espíritu. Y Naomi descubrió toda mi vulnerabilidad, mi sensatez, mi discordia, mi temperamento, mi fuerza, mi debilidad y mi resistencia. Me retraté mientras les retrataron. Me retrató mientras le observaba. No cabe más que mencionar que este encuentro fue algún tipo de libro para marcar la pauta de lo que fui, pues si bien aprendí a contemplar cada detalle y cada palabra de todas estas voces con más experiencia, voluntad y paciencia, me adentré en la profundidad de conocerme mucho más y de darme cuenta que esto, más allá de los retratos de cada participante, me guío para valorar cada parte de los trabajos que he desarrollado como artista, de los que me rodean, y, sobre todo, valorar más la vida como ser humano.

Aprendí del diálogo, del acuerdo y del desacuerdo, aprendí a respetar con mayor ahínco, aprendí el valor de las flores, la alegría de la muerte, el golpe al propio ser, el desprendimiento de todo y de todos, de la persistencia de las voluntades, de las ideas y del espacio, del tiempo y de nuestros tiempos. Aprendí a levantarme y dejar las sombras que había abrazado como parte de mi historia. Aprendí a cambiar, a volar con ritmo y dirección. Aprendí a renovarme. Aprendí de llanto, de obscuridad, de silencio, de lucha, de transformación, de reclamo, de fortaleza y de libertad, y elles fueron mis guías y ella mi maestra.

Esta Cartografía fue un empuje para continuar con mi labor desde Proyecto Ululayu después de varios años de incertidumbre colectiva. Gracias a todas las personas que permitieron sus tiempos y sus abrazos en los caminos que recorrimos para completar esta misión que emerge de una artista en desarrollo. Qué fortuna la de haber sido dupla de esta realización. Gracias al Café Madoka, al Bar Morelia, a la productora cultural Bestiario, al Centro para las Artes José Rolón, a la dirección de Literatura de la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, a Radio Universidad de Guadalajara de Ciudad Guzmán, a la Librería Lapso, al Encuentro de Poetas Francisco González León, a Slice of Paradise, a la Biblioteca Municipal de Teocaltiche, al proyecto cultural Moyolotl y a La Gata Foro Bar.

Gracias a los poetas que permitieron sus voces y su amor por esta micro producción. Gracias   Mariana Pérez Villoro, Leticia Cortés, Enrique Guizar, Miguel Dueñas, Irene Vega, Arehf Palacios y Claudia Reyes. Gracias, en especial, Cecilia Fernández y Fortino Montaño, y a toda Radio Universidad de Guadalajara por la entrega, el espacio y la claridad.

Muchas gracias Luis Armenta Malpica, Fernando Toriz, Didí Sedano, Sara Stonk, Felipe Ángulo, Ricardo Sigala, Lizeth Rodríguez, Alonso Sánchez, Rocío Serrano, Berónica Palacios, Dante Vázquez, Rocío Salas, Fabián Montero, Elsa Bravo, Yadeli Contreras, Juan Azuara, Coral Arroyo. Gracias también a las familias de cada uno de las y los poetas que nos abrazaron en cada sitio posible. Y no menos importante, gracias a nuestras familias por la compañía, el amor y la constancia.  

Y muchas gracias eternamente Naomi por guiarme en este trayecto hacia esta renovación de mi proyecto, de mi contexto y de mi persona. Que la experimentación audiovisual de este trabajo tuyo sea una nueva línea para lo que te depara el futuro. Fue un placer aportar desde esta celebración. Esperemos la presentación y el color de los filmes. Cartografía de los poemas de nuestros ojos en los ojos de las y los otros.*  

 

Cartografía: el sur y la costa jaliscienciense

Puerto Vallarta, Jalisco. Foto: Miguel Asa
Cartografía: el sur y la costa jaliscienciense
Una ronda más por el occidente mexicano con poesía

nada depende de nosotros
Juan Azuara

La propia experiencia es una vez un tema que se reconecta en la mañana. En ocasiones nos convertimos en hilo y en otras tantas se postra el sinsentido de lo que uno piensa. En ocasiones el mar, en otras el silencio y otras más en la fatiga del descanso. Tenemos la posibilidad del presente y con ello la historia. Desde esa búsqueda acudimos con lentes y entrevistas en mano a visitar a otros poetas de Jalisco. Surgió en este recorrido la ida con Jaime Jordán y Lilith Sullivan, dos jóvenes poetas que reparten su trabajo entre Zapotlán el Grande y Puerto Vallarta, así como va. No nos hemos convertido en robots. Y la poesía emerge de diferentes maneras. Así nos hemos vuelto parte de los caminos de Jalisco. En una alimaña de la palabra, un horizonte de media luz, una ventana de versos y nos volvemos latido. Escuchar poesía, es la esperanza de lo que confiere un agradecimiento. Después de viajar por Jalisco en bicicleta, llegar a la comunidad es sencillo. Y así, nuestra Cartografía, recorrido poético por Jalisco, ha completado su primera fase de producción.

Las flores de la poesía. Foto: Miguel Asa

Nos fuimos a Ciudad Guzmán, allá, a Zapotlán el Grande, Jalisco, para averiguar de las secuelas de Jaime Jordán. Ahí, lo vimos, lo vivimos y lo escuchamos. Y es que la poesía emerge de varias partes y de diferentes maneras que se entrega en toda diversidad posible. Eso es la poesía. Para Jaime se trata de la realidad que se propone estar dentro de nuestros límites, de aquello que somos y de eso que percibimos de manera lenta. Así viene la flor o en ocasiones la simultaneidad de la vida: hasta bailamos una noche antes y bailamos mucho. Jaime percibe la palabra como el suspiro del león. Y en un clima de primavera, nos presentó sus calles. Nos habló de su menester en la palabra, de esa tangente que se abalanza en cada detalle. Siempre de una o de otra manera se puede existir desde la visión de la palabra, a veces de la chingada y otras tantas con la oportunidad de convertirse en la eficiencia del sol. Tenemos la oportunidad de escribir y la desgracia todavía lo permite.

Jaime Jordán en producción. Foto: Miguel Asa

Ese sábado, en que nos recibió con su obra y una danza ante la luna de marzo, nos presentó su forma de vivir. Ahí, en Moyolotl, proyecto de gestión cultural y comunitaria, espacio de la artista Elsa Bravo, coincidimos. Con café en mano y un despertar tardío, nos abrazamos del proyecto que recolectó sus versos, Editorial Luna de arena, para dar paso a la entrevista que funcionó para remover los hilos de lo que somos. La sensibilidad del estar y del despedirnos de un momento y de otro. Jaime nos recibió con amabilidad. Hicimos un medio día lleno de respuestas que nos cautivaron y con las que descubrimos que el ejercicio de la poesía no basta. Siempre es una constante, ante todo. Jaime, que no baila, bailó una noche antes. Quizás lo hizo para quitarse la intranquilidad de la entrevista, o se quiso despabilar para tejer un espasmo de solemnidad, o simplemente, quería bailar por sentir lo que es bailar dentro de un poema. Y con ello, la emoción de sabernos como cualquier persona. Nos sostuvimos de la emoción por volvernos a ver. Nos adentramos en su persona y aquella tarde se convirtió en una fracción de sensibilidad entre la coalición de los sueños. Algo así, nos entregó la sencillez de la palabra por la que emerge su potente poesía.

Sol ante poeta y realizadora. Foto: Miguel Asa

Esa tarde, comprendí, entre tanto, lo que es mi posibilidad como periodista. La acción de Jaime, su sensibilidad, el descubrimiento del hilo y lo demás, nos permitió encontrarlo como una manera de adquirir un huracán para tejer flores. El dolor como esfera quebrada y un pedacito de chicle masticado como aquello con lo que se permite remendar casi todo. Jaime es un joven que tiene camino en la poesía jalisciense. Surgió entre el valle sureño, pero parte de su vida estuvo en Cihuatlán, allá, en la costa límite de Jalisco con Colima, ahí fue donde hizo sus primeras fechorías y por igual descubrió los libros como una entrega personal. Entre la soledad de un escuincle poeta y las vertiginosas temporadas de calor, la literatura emergió como una posibilidad de reconciliación con su contexto. Jaime es un tipo bonachón que nos permitió vivir su alegría al igual que su tristeza desde su perspectiva de la palabra. Allá, por aquel fin de semana de marzo, la palabra se construyó desde la soledad del ser, en la vulnerabilidad que le acontece un atardecer como el olfato de una persecución poética. Jaime nos compartió el horizonte de la vida y quedo en el límite del aprendizaje al igual que nosotros.

Naomi Greene en realización. Foto: Miguel Asa

Después, al pasar un breve descanso en Guadalajara, nuestro destino nos embarcó hacia la costa norte de Jalisco, por la libre llegamos a Puerto Vallarta. Y es que después de haber comenzado con esta aventura de videograbar a las y los poetas, me sorprendí del alcance que ha sido esa idea, pues aquella mañana de abril de 2022 cuando emergimos con Ricardo Yáñez no sabíamos qué iba a pasar. Hoy día, entre charla y charla, se ha postrado como la posibilidad de realizar un documental sobre la poesía de Jalisco, y es que esto se complementó con la perspectiva y la experiencia audiovisual de Naomi Greene y que fijó como un recorrido poético por nuestro estado. Después de todo ese trabajo, y también, el de reconocernos a nosotros mismos, pues eso de “desnudar, descalzar, deshilar a las y los poetas” no ha sido una tarea sencilla, ya que de igual forma nos hemos descubierto como personas, un tugurio poético que se salva entre aliento y aliento, entre poeta y poeta, entre una carretera y otra por Jalisco: paisajes exclusivos para desmitificar la colectividad.

Observar los detalles. Foto: Miguel Asa

Ante ello, al abordar a la costa, todo nos llevó a nuestro último eslabón, Lilith Sullivan. Después de un apetecible recorrido por la carretera libre a Puerto Vallarta en que gozamos de las vistas, de los pueblos y de los sueños entre Ameca, Atenguillo y Mascota, la mañana fue de lo mejor. Entre un calor sobrio de medio día, encontramos a Lilith de una manera formidable. Allá, sí, nos descalzamos todos, y es que ha sido la memoria lo que nos llevó a esa ciudad playera y por igual, la decisión de la palabra. Encontramos en Lilith la historia joven de un poeta en reconocimiento, pues su origen, su diversidad social y su pertenencia geográfica nos permitió establecer un lazo amable de Jalisco y su mundo. Así pues, aunque originario de San Diego, California, Estados Unidos, nos compartió de su voluntad poética en Puerto Vallarta. Ahí, lugar en el que el mar le heredó la palabra, y con ello los libros, y más allá, los versos, nos enseñó con todo el afán de la naturaleza, la poesía tiene un lugar en su espacio. Ahí, de flanco sensible y un deseo oportuno por ser artista, Lilith nos compartió sus retos personales, sociales, culturales y todo aquello que le permite transmutar dentro del sistema como parte de la comunidad LGBT+ y todos los adjetivos que se derivan de ello.

Encontrar el rostro del mar. Foto: Miguel Asa

La costa nos enseñó la paciencia, pues no todo está bajo nuestro control y dependemos de muchas situaciones. Así Lilith nos brindó su compañía en nuestra Pluma Foránea que hicimos con el apoyo de La Gata Foro Bar, de nuestra querida Coral Arroyo, sitió en el que el teatro y las muchas manifestaciones escénicas tienen pie en dicha ciudad, y esa noche, los versos de más amistades nos hicieron fuertes. Así Daniela Ruelas, Juan Azuara y Lilith Sullivan nos acompañaron, a Naomi Greene y a mí, con el fin de saber un poco más del cómo se vive la palabra a pie de mar. Esa noche no sólo fue eso, sino que La compañía teatral de La Gata también nos adentró en la improvisación escénica de una manera que nos ruborizó los versos. Gracias por esa noche. Ese momento nos permitió develar en nuestras capacidades el manejo de nuestros sistemas sensoriales. Qué bonito es visitar lugares y coincidir. Al día siguiente, el desayuno y el merequetengue poético surgió como una paleta de colores que sólo el sol sabe como manifestarlo. Así, con una panorámica de Puerto Vallarta, surgió la voz de Lilith, quien entre una galletita y un café nos adornó de su juventud, de su valor y de su potencia. Pues si bien la poesía no es sólo escribir, es también sentir profundamente y eso, aquella mañana de marzo, nos deshizo la última etapa de perseverancia. Aquella ventana circular nos permitió conocer que la poesía no sólo se trata de la página en blanco, sino de la confianza en uno y en el otro, en la apertura ante lo que somos y hemos vivido, en lo que nos construye como personas y nos demuele como humanos. Lilith, más allá de ser el poeta más joven de esta colección, fue quien nos brindó la lección más grande y tenaz de lo que hemos logrado. Por fin pude rendir mi trabajo ante la cámara de Naomi. Ahí, todos fuimos triunfadores pues el silencio había tomado posesión de todos nosotros: conocimos que la poesía es espíritu.

Mirada de Lilith Sullivan. Foto: Miguel Asa

Con Jaime Jordán nos acompañó Yadeli Contreras, su editora y amiga en un medio día de charla. Con Lilith Sullivan su madre nos hizo eco y nos fortaleció. A este viaje, gracias por ser destino y gracia, por ser palabra, sierra y costa. Fue bello establecer un eje en nuestras vidas. Cartografía, recorrido poético por Jalisco, ideado por nosotros como dupla creativa, es hoy por hoy, la primera evidencia poética audiovisual de gran alcance de lo que es Jalisco y sus letras. Gracias a todes por todo. Gracias Naomi, por hacer esto de aventurarte por la poesía. No cualquiera lo hace.*

Cartografía: la búsqueda poética en los Altos

Teocaltiche, Jalisco, pueblo. Foto: Miguel Asa
Cartografía: la búsqueda poética en los Altos
La segunda vuelta por Jalisco y sus poetas

No leer significa llevar una cantidad mayor de muertes en la bolsa.
Miguel García Ascencio

 

Tenemos la posibilidad de encontrarnos como la fragancia de un esquema geográfico para contemplar a la comunidad poeta de Jalisco como nuestro recurso histórico. Un par de cámaras, grabadoras, audífonos, cables y todo el equipo necesario para registrar lo que hemos considerado que sea una evidencia. Desde nuestra paciencia, y desde el retrato personal entre nosotros, acudimos a visitar a otros poetas de Jalisco, María Ausencia y Miguel García Ascencio, en Teocaltiche y Arandas, respectivamente. Nuestros espíritus, el de Naomi Greene y el mío, entre pensamientos, dudas, incertidumbres, nostalgias, perspectivas y un sinfín de connotaciones, entregamos esta investigación como parte de una celebración que nos hemos volcado a crear desde nuestro encuentro. Perece la palabra entre cada movimiento que realizamos y es que esta Cartografía, recorrido poético por Jalisco, ha traspasado nuestras metas.

En lo alto con María Auisencia. Foto: Miguel Asa

Salimos hacia el IX Encuentro de poetas Francisco González de León en Lagos de Moreno, Jalisco, el viernes 10 de marzo, y con ello procuramos alcanzar otros poblados de los Altos de Jalisco, todo, con el fin de inmiscuirnos en las cocinas de nuestros poetas contemplados. Las carreteras como magia de encuentro, de reflexión, de reconocimiento y de observación se convirtieron en el punto de diálogo. El movimiento, los trailers, los paisajes, la velocidad, las curvas y todo lo disruptivo de nuestras mentes se vació en la efervescencia poética.

El recuerdo de la biblioteca de Teocaltiche. Foto: Miguel Asa

Llegar a Lagos a Moreno nos permitió asentar nuestros pensamientos, conocernos más, conocerlos más, identificarnos en nuestros objetivos para dar a conocer nuestra labor, que poco a poco, ha llegado a esclarecer nuestra misión. Así, ese mismo día por la noche, y con un pequeño aperitivo como celebración, unas empanaditas de huitlacoche y carne preparadas por nuestros amigos Rocío Salas y Fabián Montero de Slice of Paradise, contribuimos a manifestar a nuestra comunidad de poetas de Jalisco y de otras partes, el trabajo que estamos realizando con nuestro Almanaque y nuestra Cartografía. Todo el público nos recibió con abrazo y compartimos nuestra perspectiva con motivo de sobrellevar nuestro trabajo y empatizar con las ideas que hemos procurado entre todo el movimiento que hemos tenido en los últimos meses. De alguna manera, y con lágrimas internas, encontrarnos y manifestarnos fue principio del camino por nuestra segunda vuelta por Jalisco.

Naomi Greene en grabación. Foto: Miguel Asa

Así, ese Encuentro que tanto aprecio porque me ha permitido emerger como parte de mi comunidad, fue el designio inicial por los Altos. Después de algunas fotografías para nuestro Almanaque y de la escucha de la poesía de muchas voces, contemplamos la partida hacia la región de Teocaltiche. Por allá María Ausencia esperaba nuestra visita desde meses atrás. Así, el domingo 12 de marzo, por la mañana, arrancamos hacia esa conspiración que nos mantiene como un equipo fuerte, paciente y estratega, pues no es de menor importancia saber que nos hemos enfrentado con muchas situaciones que han modificado el proceso de nuestra producción, sin embargo, ha sido mayor la contundencia que hemos entretejido entre nosotros que ello mismo nos ha permitido reconocernos como los primeros retratos existenciales de este proceso creativo. Y así los perfiles rodaron.

Miguel García Ascencio en su estudio. Foto: Miguel Asa

Estar ese domingo con María Ausencia y su familia nos lleno el panorama de posibilidades, de conocer otros procesos que suceden en las poblaciones, allá, dónde el frenesí de las ciudades no existe. Apreciamos los colores, los momentos, las historias, la integración y el suceso de existir de otras maneras dentro de la poesía. Una biblioteca, su tía Ana Cadena, un tejuino y una caminata por el pueblo nos permitió consolidarnos un breve retrato audiovisual de lo que sus ojos le han permitido construir como poeta. Y no todo queda allí, desde la modestia de su familia nos sentimos arropados pues el comedor se convirtió en punto de encuentro en una visita que nos llenó de orgullo, fuerza y energía. Y es que pareciera fácil entregarnos así por así, pero ha sido la amistad, la entrega y la vida misma la que nos ha puesto en este camino de recorrer los ojos de nuestros poetas. María nos abrazó y nos permitió sentir la flor de nuestras aventuras. Así, jóvenes y aventureros, Naomi y yo dialogamos y percibimos a esa población chapulín como un eco de la poesía y de la fuerza de las bibliotecas y las infancias. Y de repente entendí que estaba en una condición sensible y fue una remota reflexión todo ese tiempo. Esa región nos mostró las posibilidades que emergen desde el deseo y desde la gracia de la entrega, el amor y el esfuerzo. María nos permitió sabernos más fuertes, posibles y únicos.

El perro sin nombre. Foto: Miguel Asa

Por la tarde emergimos hacia el sur de los Altos, con un esplendoroso atardecer en el que nos preguntamos cosas, en el que me maravillé de la capacidad de mi compañera realizadora, de la carretera ensimismada y de las formas de la perseverancia que recorren nuestros sueños. Así, pasamos por San Juan de los Lagos, Jalostotitlán, San Miguel el Alto, Santa María del Valle, hasta llegar a Arandas ya entrada la noche. Ahí, entre un abrazo familiar, Miguel García Ascencio nos recibió con una botanita y su espacio, según él, su “casa museo”, y es que sí lo es. Esa noche, entre recuerdos de juventud, la gracia de la plática y las oportunidades de la historia, nos reencontramos como viejos compañeros de escritorio. Pudimos pasar la noche y descansamos. Al día siguiente, el lunes 14 de marzo, enlazamos un desayuno fortificante en medio de libros, de versos y de aventuras poéticas en la historia de Jalisco. Y es que Miguel no es cualquier persona en el ámbito literario de nuestro estado, es el reflejo de que una generación ha trabajado arduamente por mantener, preservar y configurar lo que han sido las letras de Jalisco. Ahí mismo, la sensibilidad emergió en algunos momentos. Fuimos la constancia, la reflexión y el esfuerzo. Y es que las condiciones físicas para ninguno de nosotros nos ha impedido ser revolucionarios de nuestros contextos, porque no se necesita más.

Miguel y perro sin nombre. Foto: Miguel Asa

Al finalizar el día, partimos por Atotonilco, Tototlán y Zapotlanejo hasta regresar a Guadalajara. Es imposible no mencionar que las lágrimas no nos hayan brotado, entre todo lo recaudado y todo lo sentido, nos convertimos en bombas que a nosotros mismos nos han llegado de una o de otra manera, personal y en equipo. Dialogar es lo que permite la carretera. Aprendimos de ellos, de nosotros y de todo lo sucedido. Seguimos en nuestro camino como dos espíritus en reflexión con ánimo de consolidar esta Cartografía por el amor que sentimos hacia la poesía, pues al final de cuentas, es eso lo que nos mueve, nuestra sensibilidad, nuestros errores y nuestras diásporas. Gracias a todas las personas que permitieron nuestro viaje para seguir en este camino de exploración. Uno se siente fuerte y también sensible después de tanto. Pero que más se puede decir si tenemos la oportunidad de manifestarlo. Vamos por más. Siguientes estaciones, Zapotlán el Grande y Puerto Vallarta. Aquí vamos poesía, contigo.

El jardín de la memoria. Foto: Miguel Asa

Con María Ausencia y nosotros estuvieron sus padres y hermanos, y como nuestra compañía cercana, Tabhata Roaro. Con Miguel García Ascencio nos acompañó su sobrina y su hermana, Graciela García Ascencio. A todos gracias, fue hermoso saber sobre más poesía. Y siempre gracias, Naomi, por tu entrega, tu paciencia y tu sabiduría.*

Jalisco poético: rutas insospechadas

Arroyo en Atemajac de Brizuela, Jalisco. Foto: Miguel Asa
Jalisco poético: rutas insospechadas
La configuración de una población y sus letras

¿Es necesario tener alas para volar?
2002

Escribir y leer. Fotografiar. Bailar. Pedalear. Un país particular. Una voz necesaria. Un Estado. Una historia. Una geografía. Una medida. Una cultura. Muchos climas. Miles de kilómetros en extensión. Gastronomías diversas. Paisajes poéticos. Alrededor de 9 millones de personas. Un ambiente benévolo. Música por doquier. Tacos. Siempre tacos. Diferentes climas. Muchas formas de caminar. Cuatro lagunas. Un lago. Varias carreteras. 125 municipios. Una de las principales ciudades de México. Historia en cada una de sus planicies. Tequila. Caña. Birria. Ritmos de vida. Zapateros. Campesinos. Artistas. Artesanos. Escritores. Músicos. Poetas. Jalisco se llama y de aquí las aventuras siguientes.

Encontrar la poesía de una población no es una misión sencilla. Sin embargo, se explora desde otra perspectiva cuando se busca en persona a la creatividad humana. Así en esto, destinamos diversos viajes por nuestras rutas. Contemplé una suculenta fortaleza por las mañanas. Un té al atardecer y diversas cenas en cada uno de sus pueblos. Construir estos elementos es la búsqueda de las voces que llueven en este territorio del occidente mexicano. Es tiempo de configurar un trabajo dedicado. Encontrar las voces de una manera abierta, cercana, empática y sincera. La poesía como motivo, el viaje como aventura y la comunidad poeta como destino. Así, un ejercicio de recorrer las carreteras que se dirigen hacia las Costas, hacia el Norte, hacia los Altos, hacia la Ribera, hacia el Sur, y todas aquellas menores que se reparten por Jalisco.

Hay que degustar una nieve en Mascota, comer birria en Arandas, sacudir el cuerpo en La Huerta, mover las olas en Cabo Corrientes, pedalear en Tapalpa, coincidir en Autlán de Navarro, tomar una caña en Ameca, caminar con paciencia en Talpa de Allende, contemplar los paisajes serreños en Mezquitic, y, sobre todo, reconocernos en los 125 municipios que son Jalisco. Y en cada rincón que lo compone existe la palabra. De alguna o de otra manera la sustancia que recorre a este estado occidental se encuentra en la diversidad de su población. Con una historia amplia en el sentido cultural, hay una particularidad: hacer la reunión de un puerto en el que las letras jaliscienses se contemplen de otra manera.

Esta oportunidad del tiempo es buscar el café en San Sebastián del Oeste, saborear las naranjas de Atotonilco el Alto, disfrutar de una tostada de Ciudad Guzmán, comer un menudo blanco en El Tuito, disfrutar de una visión desde Ahualulco de Mercado, y de paso, asumir el recuerdo de la naturaleza por Concepción de Buenos Aires y siempre buscar la palabra. En cada paisaje y en cada horizonte siempre, o casi siempre, al andar por tierras jaliscienses existe el posible encuentro de descubrir un contenido poético oculto. La literatura de esta región se ha visto llena de muchos nombres, mujeres y hombres son quienes han forjado de alguna manera sus mentes hacia el constructo social con el fin de proveer un enriquecimiento cultural que nace de la tierra, de los caminos, de los climas, de la flora y la fauna que se vive en cada espacio.

Jalisco en muchos términos, contiene un sinfín de poemas. Contiene historia, creatividad y personajes. Es un Estado en el que se camufla el silencio, el sol, la esperanza, los colores y las mariposas. Sí, todo el mundo tiene sus particularidades, y por eso, esto lo contemplo como un mar de posibilidades disfrutable, aquellos árboles altos y gustosos por la carretera de la costa, o qué decir de los columpios que se reparten en todo los Altos, o de aquella sureña vía que desciende al nivel del mar, o qué pensar de aquella altura en la Sierra de Aquila, y todos los trayectos los conozco en las medidas de sus posibilidades. Algo así como saberse el mapa de la palma de la mano, y es que Jalisco, tiene su templanza y sus horizontes. Tiene un efecto de comisura que deleita el perfil del visitante. En sus rutas encontramos tienditas, mercados y un sinfín de personas que hacen muestra de su creatividad de diferentes maneras. Se trata pues de la diversidad de las voces también.

Y eso no queda ahí. He pedaleado Jalisco de muchas maneras. Me he propuesto récords personales. Así mismo me he construido retos y un espíritu de amor de época por mi región que he contemplado encontrar la poesía en las calles de sus pueblos. Conocer una parte de Jalisco en bicicleta ha sido una experiencia que me ha despertado el interés por algo más allá de sus paisajes, conocer las poéticas que le construyen en la actualidad. El pedalear por las subidas de Atenguillo, o descender desde Sayula, o el disfrutar de las veredas en la zona Valles, así como atender en las subidas de Jalostotitlán, todo, me ha dado la oportunidad de conocer un poco más a detalle sus las posibles perspectivas de lo que es este estado.

De ahí la aventura como agradecimiento a esta región, a su historia y a quienes la han construido desde hace años. Así, tanto la palabra desde las voces jóvenes hasta las de las personas de la tercera edad han discernido una propuesta con variaciones considerables. En Jalisco la poesía se reparte de distintas maneras, y es que su difusión se explaya en proyectos editoriales de diversas magnitudes. Así revistas, breves encuentros, charlas, tertulias, talleres y demás. Pero no todo queda ahí, es necesario comprender que en la poesía jalisciense existen un abismo de personajes que la ejercen, que la viven, que la sienten. Y así, con sus respectivas imágenes, esta aventura se remonta a la cotidianidad, a la experiencia, al sentir de lo que muchas y muchos logran posicionar dentro de sus mundos, las letras.

Hablar de Jalisco en el ámbito poético es hablar de una tierra en constante devenir. Se trata pues de la experiencia de reconocer sus paisajes, sus amores, sus acciones, sus trabajos. Así, el interactuar desde una bicicleta, desde la caminata, desde el raite, queda en la apreciación de sus colores, de sus aromas, de sus posibilidades, de sus armonías, de sus árboles y sus flores. Conocer Jalisco representa una apertura indomable a sus literaturas, a sus contextos y se pueden colectar los nombres y persistir en ello, pero es que no sólo queda esto en ese espacio de la memoria, si no que hierve en su música, en el canto del amor, en el suspiro de la vida, en el suplicio de la muerte, en la ironía del fuego, en las centellas de la pluma, en las figuras multifacéticas, en las artesanías que cantan, en los ríos que bailan, en las cunas, en las mesetas, en los valles, en todo el territorio existe una palabra que configura rutas poéticas. Así la voz del joven de la sierra como la anciana de las estepas.

Hay en Jalisco una pluralidad en sus poéticas que se muestra en sus contextos de una manera agraciada y un tanto espectacular. Y es importante considerar que no todo queda en Guadalajara, la capital, si no que cada región trastoca con versos profundos, dolientes, sarcásticos, a la estabilidad de las emociones y con ello, los pensamientos cambian y se desbordan hacia otro constructo que ha ejercido un abanico de nombres que nos permiten consolidar una perspectiva excitante pues desde mucho tiempo atrás, las letras han permutado el imaginario colectivo del jalisciense. Este producto cultural al que hemos dado vida se trata de una experiencia única, se trata de la comprensión del contexto y de la adaptabilidad de la persona, una reflexión antropológica de la creación literaria que existe bajo distintas posibilidades y agencia como una memoria de esta etapa histórica de nuestra existencia.

Viajar por la poesía de Jalisco es un almacén de secretos, una reunión de bibliotecas que se muestran grandiosas, y sobre todo, las imágenes de generaciones que lo han entregado todo. El cuerpo como el medio, la cámara como un soporte y el encuentro como la evidencia. Así es, observar al nopal como poema y descifrar al maguey como retórica, son tareas que se permite uno al expandir el pensamiento por esta parte del occidente mexicano. Se trata pues de una aventura en tierras de colores, en aires con metáforas silvestres bajo el acompañamiento de sonidos peculiares del viento, de la piedra, de la madera, y así, se nutren las palabras de aquellos que nos evocamos a la justicia de la literatura, y en sí, de la poesía.

Este trabajo no pretende construir un horizonte limitado y espaciado conforme a una estructura similar o particular. Esto es la búsqueda de los espíritus desde la poesía, los papeles oxidados, el paso por la vida, la recuperación temporal de nuestras miradas, el eco de los sabores que nos persisten, la memoria del cotidiano, el sentir de la duermevela, la nostalgia de las dos aguas, la cicatriz de las veredas, el campo modificado, el vuelo de los sueños y muchas cosas más. Se vive la poesía desde otra perspectiva y desde otras posibilidades. Así la selva, la estepa, el bosque, la playa, el valle, todo en Jalisco, amerita una evocación de sus renovaciones literarias. Y es que la comunidad poeta abraza cada espacio bajo sus contemplaciones como bien le venga, y de ello, la arquitectura de sus poéticas como horizontes de nuestros trayectos.

Pretender abrir este Almanaque es construir un mapa desde sus necesidades históricas hasta sus reflexiones intelectuales contemporáneas. La palabra como la medida de un trabajo constante y apreciado. El libro como el medio de lo que sucede y de lo que vive parte de nuestra comunidad. La literatura como una de los oficios que se han desmantelado en la región como una expresión potente, sideral, colectiva y constante. Así Jalisco se ha hilado desde un tejido de muchos colores, en los que se visten los versos de recetas, de horarios, de imágenes, de momentos y de reflexiones, en sí, todo, desde una posibilidad abierta en el presente con base en el trabajo del pasado.

En la poesía de Jalisco encontramos voces tiernas, feroces, volátiles, irónicas, honestas, sensatas, amorosas, eróticas, naturales, tecnológicas, divertidas, circunstanciales y hay un retrato para cada gusto. En la poesía de Jalisco hay tortillas, casitas y haciendas, botellas, palto y cucharas, refrigeradores, flechas, cielos y montañas. En la poesía de Jalisco hay mujeres, hombres, y una serie indomable de géneros humanos que eso es lo que permuta la belleza de su quehacer literario. En la poesía de Jalisco hay luz y oscuridad, hay historia, hay caminos, recuerdos y memorias que se han vuelto un ritmo sinfónico para el comprender del público espectador. En la poesía y en Jalisco, hay posibilidades de la palabra desde hace un poco más de cien años. La poesía en Jalisco ha sido una herramienta que ha permitido una identidad particular del reboso, del caballo, de las caminatas, de los huaraches, de las espinas, de la cocinas de leña y una exploración de imágenes que no se detienen a la medida en que uno prosigue en el trayecto de las poéticas.

Así el viejo como al recuerdo y la joven a la actualidad, así el sentir del baúl como el bit del tocadiscos, no está lejano la siembre de la memoria RAM, no están separados los arbustos del camino empedrado y los cables de la interacción virtual, aquí, hemos contemplado a la diversidad.

En el marco de la riqueza que somos como sociedad, la poesía es una de tantas acciones que se desarrolla como un breve proceso de continuidad. Se trata pues de la posibilidad de soñar un volumen de nuestra labor. En estos 15 años de existencia como Proyecto Ululayu, he escuchado y leído una gran unidad de climas dentro de la poesía jalisciense, porque más allá de ser de México, es la que nos ha visto crecer. Este Almanaque es el producto de ese amor por la emoción de los avistamientos que he logrado comprender en bicicleta. Se trata de una reunión de los proyectos, de las editoriales, de los escenarios, de los espacios, y, sobre todo, de las voces que han determinado la euforia de nuestro quehacer literario.

Jalisco escribe y escribe con destiempo y con paciencia. Jalisco es una premisa de largo alcance y una configuración mexicana de la poesía. Jalisco es el temblor de la luz y la armonía del ladrillo, el río como escondite y la muralla del océano. Jalisco es la evidencia del trabajo escrito y del entretenimiento literario. Jalisco es subida, bajada, espejo, perfume, canto, fogata, reunión, fiesta, sabor, sentimiento, contemplación, frío, tranquilidad, euforia, verde, rojo, tortilla, cantarito, tejas, palma, pino, caña y nopal. Jalisco es una diversidad que se nutre de ferias, fiestas, celebraciones, reconocimientos y sobre velas. Jalisco es la oportunidad del quehacer creativo de nuestra generación por entregar una evidencia de lo que hemos sido. Jalisco es un Almanaque poético que se ha creado desde nuestro pequeño sentir para nuestra comunidad lectora y más allá.

Estas rutas viajeras son nuestra aportación desde lo más sensible de nuestras creaciones. Se trata del trabajo de la palabra y la imagen como un agradecimiento hacia la camaradería humana que nos ha acompañado a lo largo de este trayecto. Se trata del reconocimiento de la historia en la que hemos participado por aquí y por allá con la comunidad, desde nuestra iniciativa y junto a otras más. Este trabajo es la entrega de dos diversiones que nos encontramos en un instante de compañía, celebración y disposición, se trata de una mirada visual y otra textual sobre los imaginarios de las y los poetas, una base de confianza, empatía y consideración.

Este trabajo procede como una colección de emociones y de justicias, como el coro de los sueños, algo así como la melodía celebrativa de nuestra comunidad. Nos damos paso a descubrir casa, objetos y demás. Nos damos la oportunidad de establecer conexiones más allá del espasmo, de la gloria y de ciertas limitaciones sociales. Aquí pensamos desde la palabra con muchos más motivos que los que entregan las jerarquías oficiales. Se viste el sentir y se cobija la reflexión dentro de las experiencias y de las posibilidades que entrega la vida misma. La razón y el disfrute son esa variación de llamarnos jaliscienses para encontrarnos en la reunión de medio día, en el encuentro fortuito, en la vivencia del campo y en el abrazo de la sierra.

Esto no es un trabajo determinante sino nuestro abrazo a lo que amamos y que sentimos, nuestra poesía. Somos Jalisco y somos creadores. Así, en agradecimiento por todos estos años, esta pequeña labor como ofrenda a todas las personas que han sido parte de nuestro recorrido, y por igual, a los que nos han compartido sus conocimientos, sus experiencias, sus investigaciones, sus dedicaciones, sus disponibilidades y sus esfuerzos sobre nuestra literatura. Nosotros somos eso, la actualidad de nuestra época, la memoria contemporánea de nuestro que hacer. Se trata bien de nuestro ejercicio amistoso y empático hacia quienes nos acompañan en cada tertulia y en cada poema. Gracias por llegar aquí. Desde la ruta, las letras son nuestro riesgo.*

Cartografía: amar a la radio desde la poesía

Leticia Cortés al micrófono. Foto: Miguel Asa
Cartografía: amar a la radio desde la poesía
Cuando los poemas llegan a la frecuencia sonora

Amar es una piedra que se cubre de nieve
para empezarlo todo.
Luis Armenta Malpica

Pensar en la radio es pensar en la voz. Algo tan hermoso y sutil no existe más que en unos versos al oído. Ayer, celebramos a la radio en la realización de una producción audiovisual que parte de la poesía y la fotografía. Ayer, dimos el primer paso, hacia algo muy grande que hemos estado preparando: Cartografía, Recorrido poético por Jalisco. De la mano de Naomi Greene, nuevamente, me divertí, pues bien sabe ella como yo que cada quién toma su lugar de trabajo sin que nos digamos algo.

Cecilia Fernández en la dirección sonora. Foto: Miguel Asa

Al comienzo de la segunda semana de febrero, y después de meses de formular a las y los poetas que deseábamos para nuestro producto cultural, sumamos a Cecilia Fernández, poeta, fotógrafa, locutora y productora de radio, a sumar su experiencia y valía en el proceso de grabación sonora, y así lo hizo, junto con la radio que nos ha marcado a muchos jaliscienses, Radio Universidad de Guadalajara, para dirigir dicha acción: la mezcla del poema y la voz en la maquinaría de cabina.  

Mariana Pérez Villoro en grabación. Foto: Miguel Asa

Los poemas de ocho poetas que han crecido en el entorno de Jalisco, con diferentes contextos, texturas y preceptos, fueron invocados con las voces de otros ocho poetas más. Ayer, en la cabina encontramos un lugar de amor, magia y empatía pues “en el Día Mundial de la Radio, y bajo su tema de este año “Radio y Paz”, eso hicimos, ahí nos sintonizamos, en la energía y razón de ser de la radio, crear comunidad, conectar en la creación, unirnos en la poesía, trabajar en aras de un mensaje poderoso que nos permita imaginar… ¿Qué más se le puede pedir a la radio?  Ayer fue eso, una celebración de la voz y la sensibilidad, además de la disposición de cada uno de los participantes; en tiempo y experiencia. Ayer, en esos destellos, recordé lo que es hacer radio”, manifestó Cecilia Fernández.

Fortino Montaño escucha a Miguel Dueñas. Foto: Miguel Asa

Y es que las voces de Mariana Pérez Villoro, Arehf Palacios, Enrique Guizar, Irene Vega, Leticia Cortés, Miguel Dueñas, Claudia Reyes y la propia Naomi Greene, se fusionaron con el micrófono y el trabajo de Fortino Montaño, quien como ingeniero de cabina de grabación, anticipó las mezclas sonoras, para dar paso a las figuras literarias de Ricardo Yáñez, Jaime Jordan, Lilith Sullivan, Valeria Guzmán, Ana María Greene, María Ausencia, Alejandro von Düben y Miguel García Ascencio.

Naomi Greene filma a Arehf Palacios. Foto: Miguel Dueñas

La cabina ayer se incendió de emociones pues “quería meterme en la piel del poeta para sentir sus palabras y evocarlas desde ahí” comentó Leticia Cortés, pues de alguna manera todas y todos se apropiaron de las piezas. Sin embargo, también “me sentí de lujo, pues me encanta participar de cosas que más que un hacer en sí es un ser en sí y con otros”, declaró Miguel Dueñas desde su perspectiva particular. Pero la radio y la poesía nos llevaron más allá, pues “viví amor, pasión, locura y alegría. ¿Cómo se vive la locura en la radio? Ese espacio limpio y ordenado, en donde la claridad es la clave. La locura está en la certeza de la poesía y los locos que nos unimos para hacerla llegar a los que la aman y a los que no. Poesía en todos lados, a cualquier hora, para todo el mundo. Eso es Cartografía…”, compartió Irene Vega desde su relajada visión.

Irene Vega atiende indicaciones. Foto: Miguel Asa

Pero grabar no quedo en sólo eso porque se trata de algo unificador, “me entusiasman ese tipo de proyectos, que requieren ciertas exigencias además de la pasión de los participantes y colaboradores. Me la pasé muy a gusto. Todos fueron muy amables y son de esas experiencias de las que se lleva uno un montón de aprendizaje y queda agradecido infinitamente”, así lo dijo Enrique Guizar, a la par de su vivencia; y sin más allá, “nos sentimos parte de un proyecto muy fregón pues estuvo muy chido ponerle voz al poema de alguien más”, así lo compartió Aref Palacios.

Naomi Greene, realizadora audiovisual. Foto: Miguel Asa

Y es que, a tal grado, ya hemos avanzado con la tarea, pues lo que hace diez meses comenzó como un encuentro con cámara en mano y charlas a la máxima potencia, día con día se ha consolidado como una experiencia audiovisual que pronto verá su alba para que las y los jaliscienses celebremos a nuestras y nuestros poetas, a sus obras y a su trabajo literario, pues también nos brinda identidad, contexto e historia. Ayer celebramos a la radio en una radio y con poemas de poetas que son ahora día, el primer paso de lo que consideramos sea una memoria audiovisual de nuestra época como parte de la literatura que se genera en Jalisco. Gracias a toda la comunidad por hacer posible este pasito más. Seguimos en ruta y la poesía jalisciense nos espera. Acordamos presentar Cartografía entre marzo y abril de 2023. La propuesta sigue en pie y estamos en un proceso.*

Almanaque: la poesía de Jalisco como reto textovisual

Ocaso en la Sierra Madre de Jalisco. Foto: Miguel Asa
Almanaque: la poesía de Jalisco como reto textovisual
Retratos personales y un juego antropológico-literario de la región

Los cerros inclinan la cabeza
y alguien dice en la noche creciente:
“viene la muerte cantando
detrás de la nopalera”.
La luna de noviembre es un gran cráneo
y el país entero llora de risa.
Hugo Gutiérrez Vega

Conocer sobre poesía es un enriquecimiento enorme. Es un abismo al que debemos completar con muchos ecos, de diferentes cualidades, de extrañas dimensiones, de una gran aceleración del viento y todo se frena. Uno piensa que la poesía no tiene cuerpo, pero tiene muchos. Otras veces uno cree que la palabra es y que se desprendió de una comunidad terráquea. Muchas más, abrimos libros, abrazamos a los contextos y a los personajes y todo se vuelve parte de nosotros. Y de alguna forma, de alguna manera, todos nos debemos al otro. Y es que no hay cosa más amistosa que nuestro dulce cisne azul en frente del manglar lila que postra el verso antes de su vuelo. Y lo vemos. Y le somos eco. Y ahí, cada uno espera a su cisne, cada quién persigue a sus letras, antes el eco, otras el ritmo, después la controversia, otras más el amanecer, y siempre, la persona.

Durante más de la mitad de mi vida he escuchado un sinfín de nombres de poetas. Con ello, hasta hace poco, me di la oportunidad de reconocer a las personas que de una u otra forma me han construido en la poética de mi comunidad, esa que corresponde a mi estado, Jalisco, y que con ello, los hilares de sus geografías me han permitido contemplar en nuestro tiempo. Por ello, tenemos gozo, tenemos aún la oportunidad de apreciar, olfatear, sentir y vibrar, a cada una de las voces que nos acompañan en el día a día en las calles de cada población jalisciense.

Las carreteras dimensionan las posibilidades del poema, y también el acercamiento, inquieto y exuberante, a las y los poetas de mi entorno. Hay sabores, muchos aromas, sazones, con calma y destiempo, con nombre y sin él, hay con pócimas mágicas, bajo adivinanzas extremas, mentiras enrolladas y embrollos desdoblados. Y el fin de encontrarnos exquisitos es contemplar un momento sacudir con las palabrerías aquellas evidencias de que estamos en el momento, aquí y ahora, en la observación del movimiento poético de Jalisco. Sé del trabajo que esto implica. Así mismo, reconozco que es una inversión en equipo integrado por colaboradores, compañías diversas y aliados de distintos rubros, y por ello, comenzamos este ejercicio textovisual para dar paso a un Almanaque literario de Jalisco

Durante el silencio mundial me preparé e hice de nuestra guarida una caja de emociones, sentimientos y pensamientos. En cada una de mis líneas he contemplado un factor innovador que me indicó la acción de unir muchas experiencias en vida y las deseo compartir de una u otra manera, por aquí, por allá, y por más allá, todas y cada una de ellas, pues son una forma de contemplar la construcción de las poéticas del Jalisco contemporáneo, moderno, tecnológico e innovador.

Desde el sabor de nuestros viajes hasta el destino toda la comunidad pensamos en esta línea. Pensemos que no tiene una insolencia y todo es un retorno perfecto. Todas las poéticas tienen un rostro antes que una letra. De aquí que manifieste el valor del viaje.

A casi 15 años como proyecto independiente, doy paso a conocer las líneas literarias que surgirán de este viento en nuestro papalote con su estilo propio, muy mexicano y libre. Hoy somos una voz de todos las y los escritores que compartimos y buscamos la libertad del verso, de los poemas, de las y los poetas, de los grupos, pues sí, así como suena, nosotros, en la escritura de toda nuestra comunidad, sin ton ni son, por la libre y sin cuota, sin demos, y todo ello, desde nuestra independencia amigable y social. 

Dentro de esta colección de nombres, están aquellos que de una u otra manera, repercutieron en el instante de Jalisco, por sus obras, sus actos, y sus disposiciones con la sociedad. Hay poesía de todos tipos y, de todas formas, sin embargo, el escrutinio que he aplicado aquí es con un fin racional, objetivo, y meramente comunitario. Aquí no hay piel que cubra la sinceridad de la palabra. Con este Almanaque persigo el sonido de Jalisco desde lo más fiel a sus raíces, tradiciones, movimientos, etnografías, comunidades, poblaciones, naturalezas, innovaciones, retos, movimientos, especulaciones, ideologías y todo aquello que cuestiona nuestra forma humana sin ningún límite más.

En este Almanaque expreso toda una investigación de largo aliento. Esta obra esta dedicada a toda la comunidad que genera poesía desde la palabra sin eco mayor alguno que el de sentir. Gracias a las y los jaliscienses por permitirnos ser parte de la historia con nuestra historia. Aquí un documento que pretende dejar evidencia de lo que fue, es y será la poesía de nuestra época. Después de encontrar una línea editorial a lo largo de dos años, por fin, hoy se concreta la identidad de lo que viene entre un ensayo en prosa con la fotografía documental.

Sea usted parte de este Almanaque que hablará de las voces que han construido el Jalisco de nuestra época, y por igual, y sin mayores pretensiones, de aquellos que han encontrado una nueva casa, un espacio de amor, un sabor potente, una perspectiva divertida en esta geografía. Así pues, comunidad lectora, he creado esto para trabajar, sí, escribir y retratar, desde nuestras posibilidades, a todos estos personajes de nuestro contexto. Comenzaré por nuestra ciudad, para poco a poco, con ayuda del tiempo, tener muchas fichas desde nuestro estudio que hemos querido ver como un juego. 

Este producto cultural es una investigación y se nutre de la imagen y de la palabra, desde mi fotografía antropológica hasta mi la literatura experimental, me aventuré a hacer una emoción de este tamaño con el fin de abrazar en uno o varios volúmenes, el trabajo de quienes construyen la palabra. Solicitó disculpas pues esto es un proyecto de vida y de suma organización. Cada pieza, aunque regional, es la partitura de los nopales, las mesas, los silencios y los barriles que nos integran. Disfruten ustedes del trabajo que hemos estado preparando desde meses atrás como un ejercicio humano, cercano y voraz.

Vamos a ser precisos, gracias por escribir en Jalisco. Hoy nuestro trabajo es obra; ustedes, nuestra profunda inspiración.*

Cartografía: recorrido poético por Jalisco

Lilith Sullivan y Naomi Greene. Foto: Miguel Asa
Cartografía: recorrido poético por Jalisco
Un breve producto audiovisual sobre los versos del estado

Nada soy yo,
cuerpo que flota, luz, oleaje;
todo es del viento
y el viento es aire
siempre de viaje…
Agustín Yáñez

Conocer, experimentar y sentir son sólo algunos verbos que la poesía nos permite vivir. En ellos se traslada el ejercicio de la palabra, de ese trabajo que se descubre, que se aventura, que se hilvana de diversas luces. Es ahí en lo que sucede esta recopilación de retratos que hemos ejecutado para compartir con nuestra comunidad: Cartografía, Recorrido poético por Jalisco.

Se trata pues de una breve producción audiovisual, a manera de estudio antropológico y documental, con la que pretendemos una mínima búsqueda de la comunidad poeta de Jalisco, para visibilizar, homenajear y difundir la materialización de la esencia de las y los poetas de nuestro Estado, el recuento breve de sus vidas, intereses, obras y demás. Son el retrato de la memoria poética, congelado entre imágenes y silencios. Esta producción comenzó de manera independiente desde nuestra inversión en abril de 2022 y se ha consolidado para nuestro 15 aniversario con 8 retratos que muestran una diversidad de voces, pasiones, contextos, constructos, perspectivas y acontecimientos que se han postrado en la sábana geográfica de Jalisco como una evidencia de nuestra época.

Con Alejandro von Dubën y compañía. Foto: Miguel Asa

Cartografía surgió como una muestra del trabajo de campo en la poesía que he generado, y lo más importante, del análisis crítico audiovisual de Naomi Greene, labor que logramos con la renovación de Proyecto Ululayu. Es preciso mencionar que la expansión de esta idea es posible por la contribución, la disponibilidad y la empatía de Greene debido a su interés en la palabra, motivo principal que la llevó, como la realizadora audiovisual de este producto, a que obtuviera la beca del Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico 2022-2023, en la categoría de Jóvenes creadores, por parte de la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco.

Valeria Guzmán y Naomi Greene. Foto: Miguel Asa

La realización de cada uno de estos retratos va más allá del equipo y los tecnicismos, es también adentrarse al universo de la comunidad poeta en cuestión, es echarse un clavado en las aguas profundas de su pensamiento, abrirse a convivir y a deconstruir con la cámara de por medio. Requiere tiempo y valentía porque explora la voz interior sin el disfraz de la pretensión. Todo se reduce a una búsqueda: la del verso, la del camino, la del desprendimiento, la del sueño.

La curaduría que contemplé para este esquema audiovisual se basó en la diversidad de las propuestas, que, si bien no son menores, son propositivas, distintas, y soportadas desde experiencias únicas y particulares, de igual manera, sensibles, pues cada una muestra una algarabía de imágenes que contribuyen a conocer de otra forma lo que también construye a la sociedad jalisciense más allá de los referentes tradicionales. Esta Cartografía busca y encuentra, las y los poetas son las voces que conducen a quien sabe mirar, al tremendo abismo, en el que habita la poesía. Este mapa de letras parte de la flora y la fauna que nos han enriquecido esa sensación de ser jalisciense, así en Chapala, Ciudad Guzmán, Guadalajara, Tlaquepaque, Teocaltiche, Puerto Vallarta, Arandas y más. Todas, comunidades con diferentes aguas y vientos, con canciones, mercados, aromas y sonidos que hablan de Jalisco desde versos con una paleta de sabores estruendosos, con dimensiones muy especiales y con el atrevimiento de sus personalidades.

Jaime Jordán ante cámara. Foto: Miguel Asa

Son Miguel García Ascencio, María Ausencia, Ricardo Yáñez, Valeria Guzmán, Alejandro von Dubën, Ana María Greene, Jaime Jordan y Lilith Sullivan quienes componen esta entrega que se ha desarrollado entre carreteras y paisajes, muchos soles y lunas que han cubierto nuestras miradas de la cercanía poética. Hemos visto en cada poeta una posibilidad de profundizar en la palabra con la letra en el mar, en la lágrima, en el rancho, en la siembra, en el río, en la artesanía, en la gastronomía, en el árbol, en las calles, en la imaginación, y con ello, estas reflexiones que hemos dado paso como evidencia de nuestro quehacer.

María Ausencia en realización. Foto: Miguel Asa

Como parte de la comunidad, invité a más poetas en activo a dar voz a las obras de nuestros retratos. Así, bajo la dirección y grabación de la también poeta y periodista Cecilia Fernández, con el apoyo de la Red Radio Universidad de Guadalajara, Arehf Palacios, Claudia Reyes, Enrique Guizar, Irene Vega, Miguel Dueñas, Leticia Cortés y Mariana Pérez Villoro han marcado la evidencia sonora de cada poema contemplado para esta obra multidisciplinaria. De ahí la extensión de sabernos comunes, de expandirnos, de cuidarnos y de enriquecernos.

Caminar para escuchar. Foto: Miguel Asa

María Ausencia (Teocaltiche, Jalisco, 1990)
De lo más norte de Los Altos de Jalisco su creatividad ha desfilado en el quehacer de las letras desde la infancia. Licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, ella es una constante alteña que evoca paisajes entre el firmamento de su pueblo, desde el sonido, la emoción y el caminar como sinónimos de perseverancia. Su poesía es una instantánea que manifiesta el contexto, los colores y las tesituras del Jalisco alteño, motivo de riesgo y juego de primavera.

Jaime Jordan (Zapotlán El Grande – Cihuatlán, Jalisco, 1995)
Con nacimiento en Ciudad Guzmán, pero criado en la costa sureña de Jalisco, ha generado obra literaria como un recurso de unidad y sintonía. Estudiante de la licenciatura en Letras hispánicas por la Universidad de Guadalajara, su obra manifiesta texturas potentes y sin disfraces que transgreden las maderas, los hilos y las pasiones. Hace de su trabajo una formulación matemática en el espacio-tiempo en que se vive y procura la aventura como nave de vuelo para versos tejidos en metal.

Lilith Sullivan (San Diego, California – Puerto Vallarta, Jalisco, 2000)
Con identidades diversas de origen y fortalecido por el amor de Puerto Vallarta, es un poeta ingenuo que escribe con tenor en su descubrimiento. Su propuesta ronda el cuestionamiento de la identidad personal, la contribución social y el paisaje marítimo que le ha envuelto en cada ola. Ha desarrollado en la costa norte de Jalisco reuniones en que la palabra ha sido el motivo de solidaridad, efervescencia y colectividad. Entre la producción audiovisual y la palabra comienza a descubrir su cuerpo creativo, una imaginación libre, abierta y onírica.

Alejandro von Düben (Guadalajara – Chapala, Jalisco, 1988)
La ciudad cubrió su nacimiento, pero el Lago de Chapala le brindó la retórica de su ser, así, el silencio mordaz y peculiar que frecuenta en las letras que han puesto su trabajo en arquitecturas de ironías, delicadezas y cuestionamientos. Se trata de la sencillez con que se teje un jardín desde la constancia del movimiento sereno y atípico, aquí y allá, un paseo entre las nubes, una gota de color sobre la sombra del camino. Su poesía abarca al individuo y su particular incertidumbre de las cosas simples, cotidianas y efímeras. Sonríe cuando hay escuchas.

Ana María Greene (San Pedro Tlaquepaque, Jalisco, 1963)
Nacida entre la historia de las artesanías sus números fueron su profesión, pero las letras su escondite. Egresada de la licenciatura en Contabilidad por la Universidad de Guadalajara, se desdobla en un trabajo poético de cercanía, entre facetas de amores y mares, sus versos constituyen una expansión en solitario hacia el lector en movimiento. Ha compartido su palabra entre las calles como compañía de la ciudad, como reflexión contrastada de las secuelas del pensamiento, una persecución de libertad y correspondencia, el abismo de la entrega entre el consorcio de las almohadas.

Ricardo Yáñez (Guadalajara, Jalisco, 1948)
Por nacimiento de la ciudad, por poeta como viajero. Con estudios en Letras en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Nacional Autónoma de México, ha compartido su trabajo en varias facetas como escritor, así la poesía, el ensayo y la narrativa. Entregado a la convicción de zurcir, busca el trazo cotidiano de los versos como estrellas fugaces en el panorama y siempre canta. Ha hecho de la palabra un sustento de sonido y de vibración colectiva en la que profundiza sobre los rasgos de la historia, de la mexicanidad y de la entrega: cantar el poema hasta el eco.

Valeria Guzmán (Guadalajara, Jalisco, 1976)
La ciudad le dio los colores y de ellos se enamoró hasta guardarlos en la memoria de sus poemas. Con estudios en Psicología por la Universidad de Guadalajara, desde temprana edad ha desarrollado su trabajo creativo a través de diversas disciplinas, así la radio, las letras, la música, el teatro y el periodismo cultural. Su poética busca respuestas desde lo que no se observa en la simpleza del silencio, al paso del brillo de la luz, del presente y de esos momentos en que la humanidad se vuelve transparente. Contemplativa en su oficio de existir escribe desde la sorpresa de aquellas posibilidades que emergen en las tintas sonoras y en las complejas realidades que visten las flores.

Miguel García Ascencio (Arandas, Jalisco, 1949)
Con raíces en el centro de los Altos de Jalisco, su creatividad poética parte de innumerables lecturas. Con estudios en la Universidad Autónoma de México y en la Universidad de Guadalajara, se ha interesado en la Sociología y en la Ciencias de la comunicación, su amor por la investigación le ha permitido redescubrir poetas olvidados, y por igual, a propiciar la incursión de nuevos valores. En su obra se aprecia el fervor hacia la naturaleza, un ligero misticismo, con lo que evidencia la voz de la zona de la que procede. Desde su quehacer como revisor de textos, sujeta su trabajo poético y ensayístico, a una severa disciplina, procura una voz estremecedora y rigurosa, el río como línea de recorrido.

Gracias a todas las personas que han contribuido de una u otra manera para realizar este trabajo. Gracias a las instancias públicas y a las empresas privadas que han contribuido a nuestro crecimiento, a la pandilla colaboradora por todo el amor, la camaradería, y sobre todo al tiempo, por permitirnos cumplir 15 años de colaboración colectiva con Jalisco, México y el mundo. Esta Cartografía para ustedes desde los caminos del verso, desde nuestra esencia, la poesía.  

Cartografía, Recorrido poético por Jalisco: Marzo-Abril 2023*