Francisco González León: 9 encuentros poéticos

9 Encuentro de poetas Francisco González León
Francisco González León: 9 encuentros poéticos
Lagos de Moreno como sitio de reunión literaria

El viento que había callado,
vuelve a cantar.
Francisco González León

La primavera llega de nuevo y las voces emergen desde el fondo del invierno. Llega la flor y la mariposa. Llega el encuentro, el diálogo, el convite. Llegan las amistades, los versos y las palabras. Llegan los delirios, los perfumes, las almohadas, los tiempos. Llegan las euforias, las melodías, los caminos y las vergüenzas. Llegan las incertidumbres. Llegan el sol y la luna de la mano, llegan y juntos hacen fiesta. Y llegan ellas, ellos y nosotros. Y llega, por novena ocasión, el Encuentro de poetas Francisco González León que se estructura desde hace diez años en la cabecera municipal de Lagos de Moreno, Jalisco. Se sitúa al frente del año y comienza con los versos de distintos poetas y emerge la celebración como una entrega auténtica, regional y colectiva.

Y es que los días 10 y 11 de marzo de 2023 dicha población de la región alteña se cubrirá de intercambios y de diálogos. A veces con fervor, otras más con profundidad, y muchas más con camaradería, como una sonaja de cartón en medias del bullicio peatonal. Y es que la Casa de la Cultura lagunese se convierte en el eco poético de más de una treintena de poetas desde 2013. Y con este noveno paso, despúes de dos años de ausencia, llega el tenor de las letras de Jalisco y de otras partes para concretar nuevamente este encuentro en memoria de quien fuera un docto en la materia, y de igual manera, un facilitador solitario del conocimiento.

Y es que este Encuentro llega con el sueño y la vigencia pues contiene al poeta Jorge Esquinca como el Premio Francisco González de León de este año. Así lo compartió el Comité organizador, integrado por las poetas Berónica Palacios y Blanca Serrano y el poeta Dante Velázquez, pues “durante varias décadas ha cultivado una significativa obra, en la que sostiene un cuidadoso equilibrio del discurso poético. A ello, se suma su labor académica y la formación de poetas por medio de sus talleres de escritura creativa”. Dicha presea, un altorrelieve del poeta provinciano, creado por el artista Eleazar Lázaro Prado, marca el reconocimiento a “la trayectoria de la comunidad poeta cuya obra ha contribuido al enriquecimiento de la poesía jalisciense y mexicana”.

Programa general 9 EPFGL

Además de dicha sorpresa, existirá la visita de una breve diversidad de poetas a una escuela secundaria y a un bachillerato para dar pauta a que las juventudes tengan por igual un acercamiento al arte de la palabra. Con ello, “Apuntes sobre la poesía, una casa común” será la charla que fungirá como la puerta que abrirá Fernando Solana. Y de manera intensiva, en la tarde del viernes y durante la jornada del sábado, diversas mesas se cubrirán con las palabras de una buena flota de poetas mujeres y hombres, que a modo comparsas, sucederán en juegos de cuatro. Y por nuestra parte, llega Volumen 09, breve versión del PX Taller, y con el que a manera de experimentación sonora, discutiremos desde la poesía, la voz y el sonido sobre los fenómenos vocales hacia las posibilidades de las y los asistentes con el fin de crear un producto auditivo que permita ser memoria de este edición poética.

Será una experiencia el afán de discutir y permear la sensibilidad de los aromas. Vamos a llegar a Lagos de Moreno para despertar a la comunidad entre el silencio, la gama de la libertad y la vivencia de las creaciones. Si el perfume tiene alas, que la primavera genere versos.*

Jalisco poético: rutas insospechadas

Arroyo en Atemajac de Brizuela, Jalisco. Foto: Miguel Asa
Jalisco poético: rutas insospechadas
La configuración de una población y sus letras

¿Es necesario tener alas para volar?
2002

Escribir y leer. Fotografiar. Bailar. Pedalear. Un país particular. Una voz necesaria. Un Estado. Una historia. Una geografía. Una medida. Una cultura. Muchos climas. Miles de kilómetros en extensión. Gastronomías diversas. Paisajes poéticos. Alrededor de 9 millones de personas. Un ambiente benévolo. Música por doquier. Tacos. Siempre tacos. Diferentes climas. Muchas formas de caminar. Cuatro lagunas. Un lago. Varias carreteras. 125 municipios. Una de las principales ciudades de México. Historia en cada una de sus planicies. Tequila. Caña. Birria. Ritmos de vida. Zapateros. Campesinos. Artistas. Artesanos. Escritores. Músicos. Poetas. Jalisco se llama y de aquí las aventuras siguientes.

Encontrar la poesía de una población no es una misión sencilla. Sin embargo, se explora desde otra perspectiva cuando se busca en persona a la creatividad humana. Así en esto, destinamos diversos viajes por nuestras rutas. Contemplé una suculenta fortaleza por las mañanas. Un té al atardecer y diversas cenas en cada uno de sus pueblos. Construir estos elementos es la búsqueda de las voces que llueven en este territorio del occidente mexicano. Es tiempo de configurar un trabajo dedicado. Encontrar las voces de una manera abierta, cercana, empática y sincera. La poesía como motivo, el viaje como aventura y la comunidad poeta como destino. Así, un ejercicio de recorrer las carreteras que se dirigen hacia las Costas, hacia el Norte, hacia los Altos, hacia la Ribera, hacia el Sur, y todas aquellas menores que se reparten por Jalisco.

Hay que degustar una nieve en Mascota, comer birria en Arandas, sacudir el cuerpo en La Huerta, mover las olas en Cabo Corrientes, pedalear en Tapalpa, coincidir en Autlán de Navarro, tomar una caña en Ameca, caminar con paciencia en Talpa de Allende, contemplar los paisajes serreños en Mezquitic, y, sobre todo, reconocernos en los 125 municipios que son Jalisco. Y en cada rincón que lo compone existe la palabra. De alguna o de otra manera la sustancia que recorre a este estado occidental se encuentra en la diversidad de su población. Con una historia amplia en el sentido cultural, hay una particularidad: hacer la reunión de un puerto en el que las letras jaliscienses se contemplen de otra manera.

Esta oportunidad del tiempo es buscar el café en San Sebastián del Oeste, saborear las naranjas de Atotonilco el Alto, disfrutar de una tostada de Ciudad Guzmán, comer un menudo blanco en El Tuito, disfrutar de una visión desde Ahualulco de Mercado, y de paso, asumir el recuerdo de la naturaleza por Concepción de Buenos Aires y siempre buscar la palabra. En cada paisaje y en cada horizonte siempre, o casi siempre, al andar por tierras jaliscienses existe el posible encuentro de descubrir un contenido poético oculto. La literatura de esta región se ha visto llena de muchos nombres, mujeres y hombres son quienes han forjado de alguna manera sus mentes hacia el constructo social con el fin de proveer un enriquecimiento cultural que nace de la tierra, de los caminos, de los climas, de la flora y la fauna que se vive en cada espacio.

Jalisco en muchos términos, contiene un sinfín de poemas. Contiene historia, creatividad y personajes. Es un Estado en el que se camufla el silencio, el sol, la esperanza, los colores y las mariposas. Sí, todo el mundo tiene sus particularidades, y por eso, esto lo contemplo como un mar de posibilidades disfrutable, aquellos árboles altos y gustosos por la carretera de la costa, o qué decir de los columpios que se reparten en todo los Altos, o de aquella sureña vía que desciende al nivel del mar, o qué pensar de aquella altura en la Sierra de Aquila, y todos los trayectos los conozco en las medidas de sus posibilidades. Algo así como saberse el mapa de la palma de la mano, y es que Jalisco, tiene su templanza y sus horizontes. Tiene un efecto de comisura que deleita el perfil del visitante. En sus rutas encontramos tienditas, mercados y un sinfín de personas que hacen muestra de su creatividad de diferentes maneras. Se trata pues de la diversidad de las voces también.

Y eso no queda ahí. He pedaleado Jalisco de muchas maneras. Me he propuesto récords personales. Así mismo me he construido retos y un espíritu de amor de época por mi región que he contemplado encontrar la poesía en las calles de sus pueblos. Conocer una parte de Jalisco en bicicleta ha sido una experiencia que me ha despertado el interés por algo más allá de sus paisajes, conocer las poéticas que le construyen en la actualidad. El pedalear por las subidas de Atenguillo, o descender desde Sayula, o el disfrutar de las veredas en la zona Valles, así como atender en las subidas de Jalostotitlán, todo, me ha dado la oportunidad de conocer un poco más a detalle sus las posibles perspectivas de lo que es este estado.

De ahí la aventura como agradecimiento a esta región, a su historia y a quienes la han construido desde hace años. Así, tanto la palabra desde las voces jóvenes hasta las de las personas de la tercera edad han discernido una propuesta con variaciones considerables. En Jalisco la poesía se reparte de distintas maneras, y es que su difusión se explaya en proyectos editoriales de diversas magnitudes. Así revistas, breves encuentros, charlas, tertulias, talleres y demás. Pero no todo queda ahí, es necesario comprender que en la poesía jalisciense existen un abismo de personajes que la ejercen, que la viven, que la sienten. Y así, con sus respectivas imágenes, esta aventura se remonta a la cotidianidad, a la experiencia, al sentir de lo que muchas y muchos logran posicionar dentro de sus mundos, las letras.

Hablar de Jalisco en el ámbito poético es hablar de una tierra en constante devenir. Se trata pues de la experiencia de reconocer sus paisajes, sus amores, sus acciones, sus trabajos. Así, el interactuar desde una bicicleta, desde la caminata, desde el raite, queda en la apreciación de sus colores, de sus aromas, de sus posibilidades, de sus armonías, de sus árboles y sus flores. Conocer Jalisco representa una apertura indomable a sus literaturas, a sus contextos y se pueden colectar los nombres y persistir en ello, pero es que no sólo queda esto en ese espacio de la memoria, si no que hierve en su música, en el canto del amor, en el suspiro de la vida, en el suplicio de la muerte, en la ironía del fuego, en las centellas de la pluma, en las figuras multifacéticas, en las artesanías que cantan, en los ríos que bailan, en las cunas, en las mesetas, en los valles, en todo el territorio existe una palabra que configura rutas poéticas. Así la voz del joven de la sierra como la anciana de las estepas.

Hay en Jalisco una pluralidad en sus poéticas que se muestra en sus contextos de una manera agraciada y un tanto espectacular. Y es importante considerar que no todo queda en Guadalajara, la capital, si no que cada región trastoca con versos profundos, dolientes, sarcásticos, a la estabilidad de las emociones y con ello, los pensamientos cambian y se desbordan hacia otro constructo que ha ejercido un abanico de nombres que nos permiten consolidar una perspectiva excitante pues desde mucho tiempo atrás, las letras han permutado el imaginario colectivo del jalisciense. Este producto cultural al que hemos dado vida se trata de una experiencia única, se trata de la comprensión del contexto y de la adaptabilidad de la persona, una reflexión antropológica de la creación literaria que existe bajo distintas posibilidades y agencia como una memoria de esta etapa histórica de nuestra existencia.

Viajar por la poesía de Jalisco es un almacén de secretos, una reunión de bibliotecas que se muestran grandiosas, y sobre todo, las imágenes de generaciones que lo han entregado todo. El cuerpo como el medio, la cámara como un soporte y el encuentro como la evidencia. Así es, observar al nopal como poema y descifrar al maguey como retórica, son tareas que se permite uno al expandir el pensamiento por esta parte del occidente mexicano. Se trata pues de una aventura en tierras de colores, en aires con metáforas silvestres bajo el acompañamiento de sonidos peculiares del viento, de la piedra, de la madera, y así, se nutren las palabras de aquellos que nos evocamos a la justicia de la literatura, y en sí, de la poesía.

Este trabajo no pretende construir un horizonte limitado y espaciado conforme a una estructura similar o particular. Esto es la búsqueda de los espíritus desde la poesía, los papeles oxidados, el paso por la vida, la recuperación temporal de nuestras miradas, el eco de los sabores que nos persisten, la memoria del cotidiano, el sentir de la duermevela, la nostalgia de las dos aguas, la cicatriz de las veredas, el campo modificado, el vuelo de los sueños y muchas cosas más. Se vive la poesía desde otra perspectiva y desde otras posibilidades. Así la selva, la estepa, el bosque, la playa, el valle, todo en Jalisco, amerita una evocación de sus renovaciones literarias. Y es que la comunidad poeta abraza cada espacio bajo sus contemplaciones como bien le venga, y de ello, la arquitectura de sus poéticas como horizontes de nuestros trayectos.

Pretender abrir este Almanaque es construir un mapa desde sus necesidades históricas hasta sus reflexiones intelectuales contemporáneas. La palabra como la medida de un trabajo constante y apreciado. El libro como el medio de lo que sucede y de lo que vive parte de nuestra comunidad. La literatura como una de los oficios que se han desmantelado en la región como una expresión potente, sideral, colectiva y constante. Así Jalisco se ha hilado desde un tejido de muchos colores, en los que se visten los versos de recetas, de horarios, de imágenes, de momentos y de reflexiones, en sí, todo, desde una posibilidad abierta en el presente con base en el trabajo del pasado.

En la poesía de Jalisco encontramos voces tiernas, feroces, volátiles, irónicas, honestas, sensatas, amorosas, eróticas, naturales, tecnológicas, divertidas, circunstanciales y hay un retrato para cada gusto. En la poesía de Jalisco hay tortillas, casitas y haciendas, botellas, palto y cucharas, refrigeradores, flechas, cielos y montañas. En la poesía de Jalisco hay mujeres, hombres, y una serie indomable de géneros humanos que eso es lo que permuta la belleza de su quehacer literario. En la poesía de Jalisco hay luz y oscuridad, hay historia, hay caminos, recuerdos y memorias que se han vuelto un ritmo sinfónico para el comprender del público espectador. En la poesía y en Jalisco, hay posibilidades de la palabra desde hace un poco más de cien años. La poesía en Jalisco ha sido una herramienta que ha permitido una identidad particular del reboso, del caballo, de las caminatas, de los huaraches, de las espinas, de la cocinas de leña y una exploración de imágenes que no se detienen a la medida en que uno prosigue en el trayecto de las poéticas.

Así el viejo como al recuerdo y la joven a la actualidad, así el sentir del baúl como el bit del tocadiscos, no está lejano la siembre de la memoria RAM, no están separados los arbustos del camino empedrado y los cables de la interacción virtual, aquí, hemos contemplado a la diversidad.

En el marco de la riqueza que somos como sociedad, la poesía es una de tantas acciones que se desarrolla como un breve proceso de continuidad. Se trata pues de la posibilidad de soñar un volumen de nuestra labor. En estos 15 años de existencia como Proyecto Ululayu, he escuchado y leído una gran unidad de climas dentro de la poesía jalisciense, porque más allá de ser de México, es la que nos ha visto crecer. Este Almanaque es el producto de ese amor por la emoción de los avistamientos que he logrado comprender en bicicleta. Se trata de una reunión de los proyectos, de las editoriales, de los escenarios, de los espacios, y, sobre todo, de las voces que han determinado la euforia de nuestro quehacer literario.

Jalisco escribe y escribe con destiempo y con paciencia. Jalisco es una premisa de largo alcance y una configuración mexicana de la poesía. Jalisco es el temblor de la luz y la armonía del ladrillo, el río como escondite y la muralla del océano. Jalisco es la evidencia del trabajo escrito y del entretenimiento literario. Jalisco es subida, bajada, espejo, perfume, canto, fogata, reunión, fiesta, sabor, sentimiento, contemplación, frío, tranquilidad, euforia, verde, rojo, tortilla, cantarito, tejas, palma, pino, caña y nopal. Jalisco es una diversidad que se nutre de ferias, fiestas, celebraciones, reconocimientos y sobre velas. Jalisco es la oportunidad del quehacer creativo de nuestra generación por entregar una evidencia de lo que hemos sido. Jalisco es un Almanaque poético que se ha creado desde nuestro pequeño sentir para nuestra comunidad lectora y más allá.

Estas rutas viajeras son nuestra aportación desde lo más sensible de nuestras creaciones. Se trata del trabajo de la palabra y la imagen como un agradecimiento hacia la camaradería humana que nos ha acompañado a lo largo de este trayecto. Se trata del reconocimiento de la historia en la que hemos participado por aquí y por allá con la comunidad, desde nuestra iniciativa y junto a otras más. Este trabajo es la entrega de dos diversiones que nos encontramos en un instante de compañía, celebración y disposición, se trata de una mirada visual y otra textual sobre los imaginarios de las y los poetas, una base de confianza, empatía y consideración.

Este trabajo procede como una colección de emociones y de justicias, como el coro de los sueños, algo así como la melodía celebrativa de nuestra comunidad. Nos damos paso a descubrir casa, objetos y demás. Nos damos la oportunidad de establecer conexiones más allá del espasmo, de la gloria y de ciertas limitaciones sociales. Aquí pensamos desde la palabra con muchos más motivos que los que entregan las jerarquías oficiales. Se viste el sentir y se cobija la reflexión dentro de las experiencias y de las posibilidades que entrega la vida misma. La razón y el disfrute son esa variación de llamarnos jaliscienses para encontrarnos en la reunión de medio día, en el encuentro fortuito, en la vivencia del campo y en el abrazo de la sierra.

Esto no es un trabajo determinante sino nuestro abrazo a lo que amamos y que sentimos, nuestra poesía. Somos Jalisco y somos creadores. Así, en agradecimiento por todos estos años, esta pequeña labor como ofrenda a todas las personas que han sido parte de nuestro recorrido, y por igual, a los que nos han compartido sus conocimientos, sus experiencias, sus investigaciones, sus dedicaciones, sus disponibilidades y sus esfuerzos sobre nuestra literatura. Nosotros somos eso, la actualidad de nuestra época, la memoria contemporánea de nuestro que hacer. Se trata bien de nuestro ejercicio amistoso y empático hacia quienes nos acompañan en cada tertulia y en cada poema. Gracias por llegar aquí. Desde la ruta, las letras son nuestro riesgo.*

Grado 1: la memoria despierta infante

Poesía en un ciclopuerto. Foto: Miguel Asa
Grado 1: la memoria despierta infante
Una bicicleta que tiene como raíz varias cicatrices

Es hora de ver el vuelo de una mosca ebria.
Un punto negro sobre la mesa gualda
y algunos libros que guardan desencuentros,
amores, el olor de las cocinas
y tal vez un biombo del siglo diecisiete.
Norberto de la Torre

Silbé hasta media madrugada. Contemplé la luna en diversas posiciones. Dormitaste, dormiste, te despertaste y volviste al sueño. Te quedaste en el sueño, en el descanso, y las estrellas hablaron con el mar, o eso me dijeron. Ya he preparado la fogata. Hice un pozo en la tierra y agregué maderos para tener café caliente. No sé si es cómodo para ti dormir en sleeping a la intemperie. A mí me funcionó en mi primer recorrido largo. Eran noches de viento y fuertes arenas, pero siempre mi cuerpo dormito como pájaro en el nido. A los originarios de estos lares les gusta un nombre en particular, pero no el que dicen que es. Tienen muchas cosas hermosas. Te voy a contar con calma todo. Hay muchas cosas que preservo en la memoria de mis músculos. Creo que ya está el café. Hay algunas huellas de animales cerca de nosotros. No te preocupes. Vamos a nadar y seguimos. Mira, un cuervo. Amanece y ya hay sorpresas. Quita con calma lo que no te permita despertar. Nade desde temprano. Digo nadar por decir que entro al mar e iracundo me creo sirena. Pero mientras pise la arena, el motivo está bien. Ya te dije que hay muchas cosas. No sé si recordarás todo. Sin embargo, acuño con calma que estas palabras se quedarán en la medida de tu existencia. Ya viste, fue un delfín. Sí, pasan temprano y van en grupos.

Te diré, seguro ya te has preguntado, qué sigue en este cuento. Primero que nada, toma un poco de café. Traje algo de semillas. Más tarde desayunamos. Este despertar me recuerda a muchos que tuve en varias carreteras. El vivir al ritmo de la bicicleta de una forma o de otra, es un complemento que pocos imaginan, y es que las piernas se convierten como en dos mariposas que no van a detener el vuelo. Mira, acá el sol sale muy temprano. Parece que es algo inevitable a lo que sucede en otras regiones. Pero ve. Mira el sol. El color del agua. Hay más café, por cierto. Quiero decirte que hemos hecho este viaje con un fin. No sé si alcance a contarte todo, pero espero logres conocer algo más de esta historia. Quiero que estés bien. El sleeping no es fácil. Pero seguro encontrarás momento. Debes adaptarte a todos los corazones que llegan de una vez por todas y fluir con ellos.

Quisiera decirte que estaremos siempre así, con estas posibilidades. No me gustaría cambiar nada en la historia que te contaré. Debo de ser preciso. Sí, parece que esto es ridículo, el mundo es tan grande y severo y tan bueno. Quiero que te detengas un momento en el día y te preguntes hacia dónde vas y cómo vas. Mira en tu imaginación, no hay otro camino. Sólo contempla y percibe. Espero que una bicicleta esté siempre contigo.

Hace tace tiempo tuve un accidente vial que cambio mi vida. Te diré. Algo que debes considerar es no arrepentirte de tus decisiones. Creo, lo único modesto en este perseguir de agua, es la utilización pacífica de nuestro cuerpo. La violencia es un estigma total en todas las personas, incluso, con nuestros cuerpos. Mira, por decidir algo terminé debajo de un camión. Pero es lo que hay. Un hombre con un brazo armado. Pero eso que ni qué, tengo la capacidad de hacer chilaquiles. La bicicleta es un balance de agua. Es como un volumen regulador que no sabes de qué se trata. Pero te digo. Yo comencé a pedalear a los 5 años. Mi Viejo era el que me empujaba sobre la bicicleta y daba ánimo al avanzar. Creo que tengo la herencia más grande que haya podido y eso lo valoro como no tienes idea. Sí, esas tardes de niño fueron lo que me dieron el sueño de recorrer todo lo posible en bicicleta. Espero un día lograrlo. El silencio de la bicicleta aquella no existía. Siempre andábamos en el momento de la ruta. Recuerdo que eran tardes en que nos íbamos a pedalear al monte. Aquellos momentos fueron muy gratos. Yo quería pedalear no sé qué tanto ni hacia dónde pero este ejercicio de divulgar la poesía y el arte se convirtieron en un motor en automático. Pero créeme, yo sólo quería pedalear, pero se sumaron más cosas en mi camino, y ahora estoy aquí contigo, en dirección a no sé dónde, pero en el intento de que aprecies lo que es esto. Es una oportunidad única. Disfruta.  

Te digo, la Prieta no sabe que estoy escribiendo esto. Le voy a recordar mi tiempo. He logrado tantas cosas inimaginables para mí. Te quiero contar de todo. ¿Será buena que se lo escriba? Ponle más madera. Sí, hay un poco de azúcar en la bolsita derecha. Ahí, detrás de la alforja negra. Sí, con calma. Dale vueltas y vuelve a poner agua. Sí, aún queda un poco. Te digo, la Prieta no sabe que estoy pensando en escribir esto. Quiero que me digas si te parece. Se lo quiero leer. Bien, pero deberé atender con calma. Hay té por igual. Sí, siempre hay un espacio para todo. No te sorprendas. Si sabes acomodar las cositas de un viaje, sabrás organizar los sentimientos en el pensar del corazón. Vamos a hacer cosas. Mira. Te digo. Estoy aún un poco dormido. Pero te cuento. Hace ya tiempo que empecé a pedalear, y de un momento a otro, la bicicleta me llevo a la primaria, luego a la secundaria, luego a la preparatoria y más después a la facultad, y luego, a escribir esta historia. Sí, parece que la bicicleta se adaptó a mi cuerpo como ninguna otra cosa. ¿A poco no me crees? Sí, así fue. Mira, si te digo que todas las cicatrices que tengo en el cuerpo son más caídas que otra cosa. La bicicleta es una gran enseñanza. Con todo amor a lo que sigue. Sí, ponle lo que quieras. Al rato, después de la caminata descansamos. En la taza grande, ahí es posible. Es de acero inoxidable. Sí, es de las que el Viejo me regaló en algún momento para viajar. Cómo ves, que se sentirá la locura de estar presente. Quizás la vida nos dio la oportunidad de sentir y de imaginar de muchas formas.

Pero bien, yo recuerdo que estaba en la preparatoria y jugábamos a ser libres, creí en la filosofía como el espíritu del universo humano y pensaba en la poesía como la herramienta más sensible de mi cosmogonía. Algo así como el tulipán que le entregué a aquella chava en un tiempo de diciembre. Si te dijera lo que es el amor cuando usas falda bajo un sistema en el que no conoces la trayectoria social de los individuos, te dan ganas de vivir con más colores y siempre de la sonrisa juguetona que te recrea. Sí, por aquella época ya había estudiado algo de informática y otras cosas. Nos pusimos serios. Pero es que siempre fue el camino al rancho. Y el viaje siempre persistió en mí. Así comenzó si es lo que me preguntas. Fue con la bicicleta. Los recuerdos más viejos que tengo en mí son arriba de un juguete de dos llantas. No lo sé, debería de recordar las bajaditas. Esas las encontré desde muy niño. En las bajaditas con la Avalancha, aquella tabla con ruedas más efímera que la desgracia mundial, fue un concepto que perseguimos muchos en aquellas épocas. Yo creo que esa fue una de las primeras maquinarías en las que mi cuerpo se modificó. Sí, tuve varias caídas y varías desgracias en esas cosas, pero eran divertidas, las bajaditas eran el premio mayor, y también, las posibles velocidades que alcanzábamos con la mejor de las lomas. Y es que no era sencillo. En ocasiones nos subíamos de dos y era todo un momento agraciado. Sí le dimos tenacidad al divertimento. Fuimos muy luchones para eso. Nos desbordamos un poco por aquí y por allá. Recuerdo que, en Tonalá, por aquellas épocas, teníamos la oportunidad de andar por el campo y los caminos que nos llevaban a más allá, hacia la barranca, y ya eras un explorador, y los días eran divertidos y todos muy juguetones. Pero te digo, la Avalancha fue uno de los primeros vehículos en los que volé. De ahí, vendría aquella bicicleta que el Viejo me regalo en aquel diciembre de inicios de los noventa. Quiero escribir todo esto que te digo porque ya se me han comenzado a ir las fotografías de la memoria. Pero quiero dejarlo todo claro antes de que este cuerpo se comience a modificar más.

Aquella bicicleta fue toda una experiencia. Tenía cinco años, te digo. Mi Viejo me impulsaba, pero más que todo fue un preciso momento de mi infancia en la que me entregué por completo a aquel vehículo. Fue una persecución muy grande. Fue una especie de cosa ponderada por todas las capacidades humanas y todas aquellas fórmulas de magia. Yo volé a los cinco años en bicicleta y fue mi Viejo quien me llevó a recorrer mis propios miedos. De alguna u otra manera. Estoy agradecido con ello, porque, si te dijera otra cosa, te estaría mintiendo y no quiero eso. Las mentiras no sirven, son un espasmo en el que la garantía de tu persona se quiebra. Para aprender a andar en bicicleta debes de permanecer eufórico en todo momento. Saber que la vida es una y ya, no más. Debes saber cómo dar vuelta y cómo anunciar, desde un punto u otro, tu permanencia en el camino. Unos dicen que andar en bicicleta es cualquier cosa. Así conozco muchos en la ciudad, pero no te dejes llevar. Muchos de ellos apenas si saben andar, y si se atrevieron, lo hicieron sin una causa natural. Pero debemos de ser abiertos y brindar una oportunidad. Pero eso sí, ve con cautela, que por más que se presuma a la bicicleta como bandera, no todas las personas que se bañan de ello son parte de su movimiento, pues como en todo, existe la falacia y la sin razón.

Pero mira. Ya llegaste aquí. Andar en bicicleta es una cosa que respira y sucede, que es y toma frecuencia. Que aplica y sigue desde la fortuna de compartirse. Que persiste en la memoria. Pedalear es aquello que te permite entregarte a ti mismo, entrar en el silencio, en el eco del piano. Pedalear en una bitácora de espíritus profundos, la acción en la que puedes reconocer a todas las imposibilidades del sueño. Pero estamos vivos y debes conocer que pedalear es el verbo que nos entrega una especie de sustancia que pocas personas comprendemos. Estamos pues en un momento único con nosotros mismos. No temas por ti, escribe, mira, lleva. Observar es una cosa muy importante. Mira todo lo que existe a tu alrededor y no te olvides de frenar con cautela. Así es posible andar. Sí, te digo, la bicicleta para mí es una entrega de sueño, ha sido lo que me ha llevado lejos y más allá de la inspiración, la bicicleta fue por principio una magia enorme en lo que sucede como sigue. La máquina se ha construido a lado de mi cuerpo como una evidencia de mi retórica y mi diversión placentera. Sí, todo tiene de hermoso el vivir y el exagerar, así que bien. Eso, por una parte, es la bicicleta.

Pero si ya te conté qué existe en todo ello, y por lo menos un poco, ahora bríndate la oportunidad de llegar más allá. Es posible que interpretes lo que desees, no menosprecies lo que tienes y engulle todo el té con calma. No llevamos prisa. Siempre eso, la prisa no existe, lo que hagas siempre hazlo con la menor presión y no dejes que el sistema social te arranque el enojo de tu cuerpo, esa es energía que se entrega de manera gratuita y ya no vuelve. Debes comenzar con la serenidad. La bicicleta es una máquina en la viene, te viste, pinta y calza. Debemos entregar una memoria de horizonte para seguir con ese ritmo. Vamos a pedalear, es lo que necesitamos con la constante que portamos. Hazlo con ese sentimiento de alegría. Con el fervor que puedes entonar de momento. No importa el desánimo. Es una locura todo lo que puedes ver arriba de una bicicleta. Por principio, aprendes del fervor de una valerosa y estruendosa máquina, y al final de cuentas, se viste y resopla en la cautela de los días.

Así empezó todo, si un día te lo preguntas. Fue con la sangre en las rodillas y en las manos, porque la bicicleta se quedó sin tiempo ni fuerza, pero sí en la esperanza del anuncio. Me fui de lleno durante muchas épocas, jugábamos siguilis por las calles del barrio. Nos metíamos entre el bosque de las orillas del pueblo, nos confiamos muchas rutas que ha desvelo nos permitían seguir en el camino. Primero uno, luego otro y así nos íbamos. Hacíamos ruta como salvajes capitanes de lucha en el espacio. Cada uno en un caballo virtual y en una imagen enorme. No la apagues. Quiero cocinar algo. De repente recordé que todos éramos unos escuincles de medio vuelo. No teníamos la cordura para confrontar a todos nuestros enemigos, pero sí a los propios, a los nuestros, a lo que nos calza en dos segundos. Decidí nacer en una parte hacia los sentimientos de los libros porque sabía que ibas a llegar pronto. Pero mira, hoy la bicicleta está ahí. Cómo ves. Es una especie de animal salvaje y fiel a tu destino. La bicicleta es una herramienta que nos permite reconocer la potencia de nuestros corazones, la paciencia de estar aquí a tu lado se debe a eso.

Si supieras cuántos kilómetros me permití pedalear antes de contarte todo esto. Es toda una aventura lo que sigue. Apenas vamos comenzando. Ya viste, ahí viene el sol. Ten lindo día y no te lastimes en saberte una persona aventurera. Quisiera decirte que para estar acá he llorado muchas veces. Pero en todo el camino, siempre se ha aparecido una mariposa, y cuando pasa eso al lado de la bicicleta, me contemplo desde mi propia soledad y agradezco.

Sólo para que te enteres, ya he llegado a la veintena de años como una persona creativa, o eso dicen las voces de buen agüero. Y bueno, parte de ello ha sido formular a mi persona entre los pedales, los libros y las cámaras. Porque si supieras, siempre hice eso, pedalear fue la primaria, fotografiar la secundaria y leer la preparatoria. Así que por etapas me di tiempo de crear de una u otra manera, ya te lo dije, esto es de una oportunidad única. Tienes que voltear hacia los rincones de las posibilidades. Es la bicicleta una herramienta que tuve que dominar primero antes de dominar al resto. Tuve que aprenderme los grados, los sentidos y los recursos de cada una de las partes de mi cuerpo, pero comencé por los músculos hasta llegar a mi cerebro. Durante esa época perdí la visibilidad completa de mi ojo izquierdo. Te darás cuenta de que es un milagro que pueda viajar en bicicleta.

Después de comenzar a pedalear, al par de años, en la escuela, en mero jugueteo primario, en la niñez, con la inocencia y bajo el poco tiempo de saber de los peligros, corrí el riesgo de casi perder mi ojo. Un compañero sin mayor responsabilidad en el juego me lastimó. El cuerpo de un lápiz se proyectó desde su mano hacia mi mirada. De ahí, no supe qué hacer. En aquel momento, bien recuerdo, era una mañana cualquiera. No me dolió nada. No paso nada. No dije nada. El temor de no saber qué pasaba me contrajo en las sustancias. La profesora de aquel momento no hizo nada tampoco. Y a todos estos años, me he perdido en muchas lágrimas incompletas, en paisajes desenfocados y otras cuestiones más. Pero soy afortunado. En aquel momento, a los días, notifiqué de mi situación y mira, hemos llegado aquí. Perdí la nitidez en mi ojo, perdí una parte de mí desde temprana edad. No sé qué es estar completo y ni lo sabré. Poco a poco, con el tiempo, me di cuenta de que comencé a apagarme desde infante. Pero esas son aventuras que uno decide. Pero nada de ello impidió que un buen equipo de médicos hiciera todo lo posible por recuperarme. La última imagen que tengo de aquella vez fue cuando, en el quirófano, bajó el sentimiento de una lágrima en un sueño mediático que poco a poco me otorgó la anestesia. Después, todo surgió bajo un parche blanco.

Pero aquello, no impidió celebrar mi cumpleaños número siete. De ahí, todo fue diferente. Lentes, médicos, cuerpos, medios sueños, bromas en la familia, muchas cosas que no sabría que iban a pasar. Sí, no paso a mayores. Todo se resolvió de manera muy tranquila, o eso recuerdo, pero en sí, nada volvió a ser igual para mí, ni para mi bicicleta, ni para todo lo que apenas, a mi corta edad, había aprendido.

Pero lo excelente de estar aquí, es la fortaleza con la que uno se arma en un pie tras el otro mientras dan vueltas en el centro de la bicicleta. Todo fluye, todo es, todo se crea, y todo sucede. Quisiera que ningún accidente hubiese ocurrido, pero es necesario confrontar lo que es con lo que se tiene. Sabrás, hay tantas personas en el mundo que no todas gozan de lo que se dice ser el humano modelo. Intenta ser tú. Encontrarás en el pedaleo una estela hermosa. Una suculenta rabia para aflojar todos los huesos será lo que prevalecerá en el camino. Pedalea. No importa el talento si no la persistencia. Dale. Ama. Pedalea. Y así, repite cuantas veces creas, pero una vez abajo, vuelve a subir. Y así, el ciclo no se detiene, si no que se queda en la duermevela del instante y persiste.

La bicicleta es una medicina que no todos quieren probar por su cualidad de ser auténtica. Se parte de la bicicleta como si fueras un huracán con el mar. Así, el talento no se pierde. Pero siempre, con toda la encomienda que precisa tu tranquilidad, ten paciencia. La bicicleta es persistencia. Es alcance, un reloj de muchos tiempos. Se abren heridas a cada rato, pero ninguna podrá molestar si te enfocas en el trayecto. Te lo digo por experiencia. Sí, no importa que quede a medio fuego. Es temprano para nadar y disfrutar antes de la merienda. Te dije. No hace frío. ¿Tuviste frío? Usa calcetines. Date tiempo. Es sencillo, pero tomará su tiempo ser parte del viaje. Sí, traje madera de alrededor, lo que pude encontrar. Sí nos alcanza. La bicicleta es como el fuego. ¿Por qué? Ya te diré pronto, de momento, con calma, voy por un poema. Deja lo persigo. Sí, pero no lo avientes lejos. Sí, hay más café y galletitas y poemas. Y la bicicleta, ya vi, amaneció ponchada. Te toca repararla. Ya vuelvo.*

 

Cartografía: amar a la radio desde la poesía

Leticia Cortés al micrófono. Foto: Miguel Asa
Cartografía: amar a la radio desde la poesía
Cuando los poemas llegan a la frecuencia sonora

Amar es una piedra que se cubre de nieve
para empezarlo todo.
Luis Armenta Malpica

Pensar en la radio es pensar en la voz. Algo tan hermoso y sutil no existe más que en unos versos al oído. Ayer, celebramos a la radio en la realización de una producción audiovisual que parte de la poesía y la fotografía. Ayer, dimos el primer paso, hacia algo muy grande que hemos estado preparando: Cartografía, Recorrido poético por Jalisco. De la mano de Naomi Greene, nuevamente, me divertí, pues bien sabe ella como yo que cada quién toma su lugar de trabajo sin que nos digamos algo.

Cecilia Fernández en la dirección sonora. Foto: Miguel Asa

Al comienzo de la segunda semana de febrero, y después de meses de formular a las y los poetas que deseábamos para nuestro producto cultural, sumamos a Cecilia Fernández, poeta, fotógrafa, locutora y productora de radio, a sumar su experiencia y valía en el proceso de grabación sonora, y así lo hizo, junto con la radio que nos ha marcado a muchos jaliscienses, Radio Universidad de Guadalajara, para dirigir dicha acción: la mezcla del poema y la voz en la maquinaría de cabina.  

Mariana Pérez Villoro en grabación. Foto: Miguel Asa

Los poemas de ocho poetas que han crecido en el entorno de Jalisco, con diferentes contextos, texturas y preceptos, fueron invocados con las voces de otros ocho poetas más. Ayer, en la cabina encontramos un lugar de amor, magia y empatía pues “en el Día Mundial de la Radio, y bajo su tema de este año “Radio y Paz”, eso hicimos, ahí nos sintonizamos, en la energía y razón de ser de la radio, crear comunidad, conectar en la creación, unirnos en la poesía, trabajar en aras de un mensaje poderoso que nos permita imaginar… ¿Qué más se le puede pedir a la radio?  Ayer fue eso, una celebración de la voz y la sensibilidad, además de la disposición de cada uno de los participantes; en tiempo y experiencia. Ayer, en esos destellos, recordé lo que es hacer radio”, manifestó Cecilia Fernández.

Fortino Montaño escucha a Miguel Dueñas. Foto: Miguel Asa

Y es que las voces de Mariana Pérez Villoro, Arehf Palacios, Enrique Guizar, Irene Vega, Leticia Cortés, Miguel Dueñas, Claudia Reyes y la propia Naomi Greene, se fusionaron con el micrófono y el trabajo de Fortino Montaño, quien como ingeniero de cabina de grabación, anticipó las mezclas sonoras, para dar paso a las figuras literarias de Ricardo Yáñez, Jaime Jordan, Lilith Sullivan, Valeria Guzmán, Ana María Greene, María Ausencia, Alejandro von Düben y Miguel García Ascencio.

Naomi Greene filma a Arehf Palacios. Foto: Miguel Dueñas

La cabina ayer se incendió de emociones pues “quería meterme en la piel del poeta para sentir sus palabras y evocarlas desde ahí” comentó Leticia Cortés, pues de alguna manera todas y todos se apropiaron de las piezas. Sin embargo, también “me sentí de lujo, pues me encanta participar de cosas que más que un hacer en sí es un ser en sí y con otros”, declaró Miguel Dueñas desde su perspectiva particular. Pero la radio y la poesía nos llevaron más allá, pues “viví amor, pasión, locura y alegría. ¿Cómo se vive la locura en la radio? Ese espacio limpio y ordenado, en donde la claridad es la clave. La locura está en la certeza de la poesía y los locos que nos unimos para hacerla llegar a los que la aman y a los que no. Poesía en todos lados, a cualquier hora, para todo el mundo. Eso es Cartografía…”, compartió Irene Vega desde su relajada visión.

Irene Vega atiende indicaciones. Foto: Miguel Asa

Pero grabar no quedo en sólo eso porque se trata de algo unificador, “me entusiasman ese tipo de proyectos, que requieren ciertas exigencias además de la pasión de los participantes y colaboradores. Me la pasé muy a gusto. Todos fueron muy amables y son de esas experiencias de las que se lleva uno un montón de aprendizaje y queda agradecido infinitamente”, así lo dijo Enrique Guizar, a la par de su vivencia; y sin más allá, “nos sentimos parte de un proyecto muy fregón pues estuvo muy chido ponerle voz al poema de alguien más”, así lo compartió Aref Palacios.

Naomi Greene, realizadora audiovisual. Foto: Miguel Asa

Y es que, a tal grado, ya hemos avanzado con la tarea, pues lo que hace diez meses comenzó como un encuentro con cámara en mano y charlas a la máxima potencia, día con día se ha consolidado como una experiencia audiovisual que pronto verá su alba para que las y los jaliscienses celebremos a nuestras y nuestros poetas, a sus obras y a su trabajo literario, pues también nos brinda identidad, contexto e historia. Ayer celebramos a la radio en una radio y con poemas de poetas que son ahora día, el primer paso de lo que consideramos sea una memoria audiovisual de nuestra época como parte de la literatura que se genera en Jalisco. Gracias a toda la comunidad por hacer posible este pasito más. Seguimos en ruta y la poesía jalisciense nos espera. Acordamos presentar Cartografía entre marzo y abril de 2023. La propuesta sigue en pie y estamos en un proceso.*

Almanaque: la poesía de Jalisco como reto textovisual

Ocaso en la Sierra Madre de Jalisco. Foto: Miguel Asa
Almanaque: la poesía de Jalisco como reto textovisual
Retratos personales y un juego antropológico-literario de la región

Los cerros inclinan la cabeza
y alguien dice en la noche creciente:
“viene la muerte cantando
detrás de la nopalera”.
La luna de noviembre es un gran cráneo
y el país entero llora de risa.
Hugo Gutiérrez Vega

Conocer sobre poesía es un enriquecimiento enorme. Es un abismo al que debemos completar con muchos ecos, de diferentes cualidades, de extrañas dimensiones, de una gran aceleración del viento y todo se frena. Uno piensa que la poesía no tiene cuerpo, pero tiene muchos. Otras veces uno cree que la palabra es y que se desprendió de una comunidad terráquea. Muchas más, abrimos libros, abrazamos a los contextos y a los personajes y todo se vuelve parte de nosotros. Y de alguna forma, de alguna manera, todos nos debemos al otro. Y es que no hay cosa más amistosa que nuestro dulce cisne azul en frente del manglar lila que postra el verso antes de su vuelo. Y lo vemos. Y le somos eco. Y ahí, cada uno espera a su cisne, cada quién persigue a sus letras, antes el eco, otras el ritmo, después la controversia, otras más el amanecer, y siempre, la persona.

Durante más de la mitad de mi vida he escuchado un sinfín de nombres de poetas. Con ello, hasta hace poco, me di la oportunidad de reconocer a las personas que de una u otra forma me han construido en la poética de mi comunidad, esa que corresponde a mi estado, Jalisco, y que con ello, los hilares de sus geografías me han permitido contemplar en nuestro tiempo. Por ello, tenemos gozo, tenemos aún la oportunidad de apreciar, olfatear, sentir y vibrar, a cada una de las voces que nos acompañan en el día a día en las calles de cada población jalisciense.

Las carreteras dimensionan las posibilidades del poema, y también el acercamiento, inquieto y exuberante, a las y los poetas de mi entorno. Hay sabores, muchos aromas, sazones, con calma y destiempo, con nombre y sin él, hay con pócimas mágicas, bajo adivinanzas extremas, mentiras enrolladas y embrollos desdoblados. Y el fin de encontrarnos exquisitos es contemplar un momento sacudir con las palabrerías aquellas evidencias de que estamos en el momento, aquí y ahora, en la observación del movimiento poético de Jalisco. Sé del trabajo que esto implica. Así mismo, reconozco que es una inversión en equipo integrado por colaboradores, compañías diversas y aliados de distintos rubros, y por ello, comenzamos este ejercicio textovisual para dar paso a un Almanaque literario de Jalisco

Durante el silencio mundial me preparé e hice de nuestra guarida una caja de emociones, sentimientos y pensamientos. En cada una de mis líneas he contemplado un factor innovador que me indicó la acción de unir muchas experiencias en vida y las deseo compartir de una u otra manera, por aquí, por allá, y por más allá, todas y cada una de ellas, pues son una forma de contemplar la construcción de las poéticas del Jalisco contemporáneo, moderno, tecnológico e innovador.

Desde el sabor de nuestros viajes hasta el destino toda la comunidad pensamos en esta línea. Pensemos que no tiene una insolencia y todo es un retorno perfecto. Todas las poéticas tienen un rostro antes que una letra. De aquí que manifieste el valor del viaje.

A casi 15 años como proyecto independiente, doy paso a conocer las líneas literarias que surgirán de este viento en nuestro papalote con su estilo propio, muy mexicano y libre. Hoy somos una voz de todos las y los escritores que compartimos y buscamos la libertad del verso, de los poemas, de las y los poetas, de los grupos, pues sí, así como suena, nosotros, en la escritura de toda nuestra comunidad, sin ton ni son, por la libre y sin cuota, sin demos, y todo ello, desde nuestra independencia amigable y social. 

Dentro de esta colección de nombres, están aquellos que de una u otra manera, repercutieron en el instante de Jalisco, por sus obras, sus actos, y sus disposiciones con la sociedad. Hay poesía de todos tipos y, de todas formas, sin embargo, el escrutinio que he aplicado aquí es con un fin racional, objetivo, y meramente comunitario. Aquí no hay piel que cubra la sinceridad de la palabra. Con este Almanaque persigo el sonido de Jalisco desde lo más fiel a sus raíces, tradiciones, movimientos, etnografías, comunidades, poblaciones, naturalezas, innovaciones, retos, movimientos, especulaciones, ideologías y todo aquello que cuestiona nuestra forma humana sin ningún límite más.

En este Almanaque expreso toda una investigación de largo aliento. Esta obra esta dedicada a toda la comunidad que genera poesía desde la palabra sin eco mayor alguno que el de sentir. Gracias a las y los jaliscienses por permitirnos ser parte de la historia con nuestra historia. Aquí un documento que pretende dejar evidencia de lo que fue, es y será la poesía de nuestra época. Después de encontrar una línea editorial a lo largo de dos años, por fin, hoy se concreta la identidad de lo que viene entre un ensayo en prosa con la fotografía documental.

Sea usted parte de este Almanaque que hablará de las voces que han construido el Jalisco de nuestra época, y por igual, y sin mayores pretensiones, de aquellos que han encontrado una nueva casa, un espacio de amor, un sabor potente, una perspectiva divertida en esta geografía. Así pues, comunidad lectora, he creado esto para trabajar, sí, escribir y retratar, desde nuestras posibilidades, a todos estos personajes de nuestro contexto. Comenzaré por nuestra ciudad, para poco a poco, con ayuda del tiempo, tener muchas fichas desde nuestro estudio que hemos querido ver como un juego. 

Este producto cultural es una investigación y se nutre de la imagen y de la palabra, desde mi fotografía antropológica hasta mi la literatura experimental, me aventuré a hacer una emoción de este tamaño con el fin de abrazar en uno o varios volúmenes, el trabajo de quienes construyen la palabra. Solicitó disculpas pues esto es un proyecto de vida y de suma organización. Cada pieza, aunque regional, es la partitura de los nopales, las mesas, los silencios y los barriles que nos integran. Disfruten ustedes del trabajo que hemos estado preparando desde meses atrás como un ejercicio humano, cercano y voraz.

Vamos a ser precisos, gracias por escribir en Jalisco. Hoy nuestro trabajo es obra; ustedes, nuestra profunda inspiración.*

Cartografía: recorrido poético por Jalisco

Lilith Sullivan y Naomi Greene. Foto: Miguel Asa
Cartografía: recorrido poético por Jalisco
Un breve producto audiovisual sobre los versos del estado

Nada soy yo,
cuerpo que flota, luz, oleaje;
todo es del viento
y el viento es aire
siempre de viaje…
Agustín Yáñez

Conocer, experimentar y sentir son sólo algunos verbos que la poesía nos permite vivir. En ellos se traslada el ejercicio de la palabra, de ese trabajo que se descubre, que se aventura, que se hilvana de diversas luces. Es ahí en lo que sucede esta recopilación de retratos que hemos ejecutado para compartir con nuestra comunidad: Cartografía, Recorrido poético por Jalisco.

Se trata pues de una breve producción audiovisual, a manera de estudio antropológico y documental, con la que pretendemos una mínima búsqueda de la comunidad poeta de Jalisco, para visibilizar, homenajear y difundir la materialización de la esencia de las y los poetas de nuestro Estado, el recuento breve de sus vidas, intereses, obras y demás. Son el retrato de la memoria poética, congelado entre imágenes y silencios. Esta producción comenzó de manera independiente desde nuestra inversión en abril de 2022 y se ha consolidado para nuestro 15 aniversario con 8 retratos que muestran una diversidad de voces, pasiones, contextos, constructos, perspectivas y acontecimientos que se han postrado en la sábana geográfica de Jalisco como una evidencia de nuestra época.

Con Alejandro von Dubën y compañía. Foto: Miguel Asa

Cartografía surgió como una muestra del trabajo de campo en la poesía que he generado, y lo más importante, del análisis crítico audiovisual de Naomi Greene, labor que logramos con la renovación de Proyecto Ululayu. Es preciso mencionar que la expansión de esta idea es posible por la contribución, la disponibilidad y la empatía de Greene debido a su interés en la palabra, motivo principal que la llevó, como la realizadora audiovisual de este producto, a que obtuviera la beca del Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico 2022-2023, en la categoría de Jóvenes creadores, por parte de la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco.

Valeria Guzmán y Naomi Greene. Foto: Miguel Asa

La realización de cada uno de estos retratos va más allá del equipo y los tecnicismos, es también adentrarse al universo de la comunidad poeta en cuestión, es echarse un clavado en las aguas profundas de su pensamiento, abrirse a convivir y a deconstruir con la cámara de por medio. Requiere tiempo y valentía porque explora la voz interior sin el disfraz de la pretensión. Todo se reduce a una búsqueda: la del verso, la del camino, la del desprendimiento, la del sueño.

La curaduría que contemplé para este esquema audiovisual se basó en la diversidad de las propuestas, que, si bien no son menores, son propositivas, distintas, y soportadas desde experiencias únicas y particulares, de igual manera, sensibles, pues cada una muestra una algarabía de imágenes que contribuyen a conocer de otra forma lo que también construye a la sociedad jalisciense más allá de los referentes tradicionales. Esta Cartografía busca y encuentra, las y los poetas son las voces que conducen a quien sabe mirar, al tremendo abismo, en el que habita la poesía. Este mapa de letras parte de la flora y la fauna que nos han enriquecido esa sensación de ser jalisciense, así en Chapala, Ciudad Guzmán, Guadalajara, Tlaquepaque, Teocaltiche, Puerto Vallarta, Arandas y más. Todas, comunidades con diferentes aguas y vientos, con canciones, mercados, aromas y sonidos que hablan de Jalisco desde versos con una paleta de sabores estruendosos, con dimensiones muy especiales y con el atrevimiento de sus personalidades.

Jaime Jordán ante cámara. Foto: Miguel Asa

Son Miguel García Ascencio, María Ausencia, Ricardo Yáñez, Valeria Guzmán, Alejandro von Dubën, Ana María Greene, Jaime Jordan y Lilith Sullivan quienes componen esta entrega que se ha desarrollado entre carreteras y paisajes, muchos soles y lunas que han cubierto nuestras miradas de la cercanía poética. Hemos visto en cada poeta una posibilidad de profundizar en la palabra con la letra en el mar, en la lágrima, en el rancho, en la siembra, en el río, en la artesanía, en la gastronomía, en el árbol, en las calles, en la imaginación, y con ello, estas reflexiones que hemos dado paso como evidencia de nuestro quehacer.

María Ausencia en realización. Foto: Miguel Asa

Como parte de la comunidad, invité a más poetas en activo a dar voz a las obras de nuestros retratos. Así, bajo la dirección y grabación de la también poeta y periodista Cecilia Fernández, con el apoyo de la Red Radio Universidad de Guadalajara, Arehf Palacios, Claudia Reyes, Enrique Guizar, Irene Vega, Miguel Dueñas, Leticia Cortés y Mariana Pérez Villoro han marcado la evidencia sonora de cada poema contemplado para esta obra multidisciplinaria. De ahí la extensión de sabernos comunes, de expandirnos, de cuidarnos y de enriquecernos.

Caminar para escuchar. Foto: Miguel Asa

María Ausencia (Teocaltiche, Jalisco, 1990)
De lo más norte de Los Altos de Jalisco su creatividad ha desfilado en el quehacer de las letras desde la infancia. Licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, ella es una constante alteña que evoca paisajes entre el firmamento de su pueblo, desde el sonido, la emoción y el caminar como sinónimos de perseverancia. Su poesía es una instantánea que manifiesta el contexto, los colores y las tesituras del Jalisco alteño, motivo de riesgo y juego de primavera.

Jaime Jordan (Zapotlán El Grande – Cihuatlán, Jalisco, 1995)
Con nacimiento en Ciudad Guzmán, pero criado en la costa sureña de Jalisco, ha generado obra literaria como un recurso de unidad y sintonía. Estudiante de la licenciatura en Letras hispánicas por la Universidad de Guadalajara, su obra manifiesta texturas potentes y sin disfraces que transgreden las maderas, los hilos y las pasiones. Hace de su trabajo una formulación matemática en el espacio-tiempo en que se vive y procura la aventura como nave de vuelo para versos tejidos en metal.

Lilith Sullivan (San Diego, California – Puerto Vallarta, Jalisco, 2000)
Con identidades diversas de origen y fortalecido por el amor de Puerto Vallarta, es un poeta ingenuo que escribe con tenor en su descubrimiento. Su propuesta ronda el cuestionamiento de la identidad personal, la contribución social y el paisaje marítimo que le ha envuelto en cada ola. Ha desarrollado en la costa norte de Jalisco reuniones en que la palabra ha sido el motivo de solidaridad, efervescencia y colectividad. Entre la producción audiovisual y la palabra comienza a descubrir su cuerpo creativo, una imaginación libre, abierta y onírica.

Alejandro von Düben (Guadalajara – Chapala, Jalisco, 1988)
La ciudad cubrió su nacimiento, pero el Lago de Chapala le brindó la retórica de su ser, así, el silencio mordaz y peculiar que frecuenta en las letras que han puesto su trabajo en arquitecturas de ironías, delicadezas y cuestionamientos. Se trata de la sencillez con que se teje un jardín desde la constancia del movimiento sereno y atípico, aquí y allá, un paseo entre las nubes, una gota de color sobre la sombra del camino. Su poesía abarca al individuo y su particular incertidumbre de las cosas simples, cotidianas y efímeras. Sonríe cuando hay escuchas.

Ana María Greene (San Pedro Tlaquepaque, Jalisco, 1963)
Nacida entre la historia de las artesanías sus números fueron su profesión, pero las letras su escondite. Egresada de la licenciatura en Contabilidad por la Universidad de Guadalajara, se desdobla en un trabajo poético de cercanía, entre facetas de amores y mares, sus versos constituyen una expansión en solitario hacia el lector en movimiento. Ha compartido su palabra entre las calles como compañía de la ciudad, como reflexión contrastada de las secuelas del pensamiento, una persecución de libertad y correspondencia, el abismo de la entrega entre el consorcio de las almohadas.

Ricardo Yáñez (Guadalajara, Jalisco, 1948)
Por nacimiento de la ciudad, por poeta como viajero. Con estudios en Letras en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Nacional Autónoma de México, ha compartido su trabajo en varias facetas como escritor, así la poesía, el ensayo y la narrativa. Entregado a la convicción de zurcir, busca el trazo cotidiano de los versos como estrellas fugaces en el panorama y siempre canta. Ha hecho de la palabra un sustento de sonido y de vibración colectiva en la que profundiza sobre los rasgos de la historia, de la mexicanidad y de la entrega: cantar el poema hasta el eco.

Valeria Guzmán (Guadalajara, Jalisco, 1976)
La ciudad le dio los colores y de ellos se enamoró hasta guardarlos en la memoria de sus poemas. Con estudios en Psicología por la Universidad de Guadalajara, desde temprana edad ha desarrollado su trabajo creativo a través de diversas disciplinas, así la radio, las letras, la música, el teatro y el periodismo cultural. Su poética busca respuestas desde lo que no se observa en la simpleza del silencio, al paso del brillo de la luz, del presente y de esos momentos en que la humanidad se vuelve transparente. Contemplativa en su oficio de existir escribe desde la sorpresa de aquellas posibilidades que emergen en las tintas sonoras y en las complejas realidades que visten las flores.

Miguel García Ascencio (Arandas, Jalisco, 1949)
Con raíces en el centro de los Altos de Jalisco, su creatividad poética parte de innumerables lecturas. Con estudios en la Universidad Autónoma de México y en la Universidad de Guadalajara, se ha interesado en la Sociología y en la Ciencias de la comunicación, su amor por la investigación le ha permitido redescubrir poetas olvidados, y por igual, a propiciar la incursión de nuevos valores. En su obra se aprecia el fervor hacia la naturaleza, un ligero misticismo, con lo que evidencia la voz de la zona de la que procede. Desde su quehacer como revisor de textos, sujeta su trabajo poético y ensayístico, a una severa disciplina, procura una voz estremecedora y rigurosa, el río como línea de recorrido.

Gracias a todas las personas que han contribuido de una u otra manera para realizar este trabajo. Gracias a las instancias públicas y a las empresas privadas que han contribuido a nuestro crecimiento, a la pandilla colaboradora por todo el amor, la camaradería, y sobre todo al tiempo, por permitirnos cumplir 15 años de colaboración colectiva con Jalisco, México y el mundo. Esta Cartografía para ustedes desde los caminos del verso, desde nuestra esencia, la poesía.  

Cartografía, Recorrido poético por Jalisco: Marzo-Abril 2023*

Poesía en la casa: un primer recuerdo

Todas las versiones en quince años. Foto: Miguel Asa
Poesía en la casa: un primer recuerdo
Un movimiento silencioso ha generado renovación de lectura

Este texto se publicó en La Gaceta de la Universidad de Guadalajara en su sección O2 el 17 de febrero de 2014, bajo la edición de Víctor Manuel Pazarín.

Extraña y necesaria la súplica de Miguel Asa 
y tan misteriosa como su propio creador.
Víctor Manuel Pazarín

Mihi ipsi scripsi!
Friedrich Nietzsche

Leerla sin insultarla, sin menospreciarla. Leerla en el baño, en los caminos, en los parques, en los epígrafes, en los tacos, en la cama, en el columpio, en el sueño, en el esplendor del sol, en Tonalá, en el jardín de tu casa, con el amor, con el odio, con todo, pero leerla. Leerla como si fuera una pasta italiana, una sopa azteca, un trago de pulque, un raite por las carreteras, un orgasmo en pareja, una seducción del viento, un verso en el oído, una ironía en los huesos, un minuto de la vida y basta.

¿Acaso la poética de la incertidumbre tecnológica nos ha dejado devastados en un individualismo masivo? Hay poesía en todas partes: en los burdeles, en el sanitario, en la comida, en la vagina, en el pene, en la carne, en las tostadas de frijoles, en el burro, en el son jarocho, en Cuba, en La Gaceta, en Guadalajara, en su espalda y en la mía, en mi bici y en las ninfas. Hay poesía en las pendejadas de ellos y en las torpezas de éstos. Hay poesía sabrosa, que duele, que inspira, que idolatramos, que recordamos, que olvidamos y que siempre está ahí. Hay poesía de los miedos y de los egos. Hay poesía diferida y por consumo. Hay poesía de kilogramos y poesía del exilio. Hay poesía, siempre hay, y cuando no hay, nos arrepentimos.

¿Nos hemos convertido en racistas literarios con base en la moneda de turno? Hay poesía para niños, para los amorosos, para adultos, para viejos y hasta para muertos. Hay poesía aquí y en China, en el norte y en el sur, en el Este y en el Oeste. Hay poesía en tu nacimiento y en las etiquetas rojas. Hay poesía en las pestes y en las cóleras. Hay poesía de rato y poesía eterna. Hay poesía estéril y poesía que fecunda. Hay poesía rodante y poesía senil. Hay poesía en la muerte del más viejo, en el futuro del más nuevo. Hay poesía en las casas y en las montañas, en el mar y en el desierto. Hay poesía en la belleza del día y en el de su mirada. Hay poesía nefasta, maloliente sensata y cursi. Hay poesía premiada y la humilde. Hay poesía en los libros y en los nombres. Hay poesía en el nixtamal y en las manos de mi abuela. Hay poesía en México y mucha, mucha hay.

¿Acaso nos hemos vuelto autodidactas de los espejismos? Ayer mi madre y yo charlamos sobre la fuerza de sus manos al curar un músculo lastimado de una mujer joven. Ayer vi el cielo de colores en el tráfico de esta insólita ciudad. Ayer descubrí la sonrisa de un niño al verme sorprendido. Ayer un taxista me dio las gracias. Ayer pegué una calcomanía en el tren, otra en la casa del vecino, en el automóvil de mi amiga, en el teléfono público, en el local aquel, en la memoria de cinco mil gentes, en las paredes, en los versos ocultos, en los poemas olvidados, en los poetas arrumbados, en los besos, en la piel, en la propia poesía.

Y fue para compartir, para difundir, para leer. Fue para ti, para los de allá y los de acá. Fue para los de la tiendita, para el de los tacos, para el policía, para el banquero, para el mesero, para el chofer; fue para la cocinera, para la verdulera, para el merolico, para el estudiante, para la madre, para el tío, para el niño. Fue para leerla o ignorarla, para decorar, para comprender y analizar, para cuestionarse, para seguirla, para tirarla, para quemarla, para abstraerla, para criticarla, para pegarla.

Se consultan versos en las manos de los muertos, en las lecturas que hacemos, en las páginas que nos recuerdan que alguien existió, en las letras y aquí estamos para disfrutar y exagerar que la poesía no sirve para nada en estos tiempos, sólo para redimir el espíritu y ya.

¿Cuántos nos cobijamos en la poesía sin que seamos vistos? Ya lo diría en su momento, la poesía es para todos, no tiene cuerpo ni prestigio alguno, hay para el más jodido como para el más insulso. Hay versos que logran transportarnos para mitificar nuestras miradas en los versos de otros. Hay creadores y lectores, hay máquinas de escribir que desgarraron sus tintas en millones de versos, hojas blancas que sirvieron como espacios imaginarios de mundos felices y hostiles, y que, ahora y siempre, hay momentos para redescubrirlos. 

 

Grado 0: un viaje creativo para ti

Huracán, pasado y bicireportero. Foto: Roberto Maldonado Espejo
Grado 0: un viaje creativo para ti
Las letras de un trayecto para compartir la aventura

Me tendí, como el llano, para que aullara el viento.
Y fui una noche entera
ámbito de su furia y su lamento.
Rosario Castellanos

Para Danale Rodo
por ser mi guía espiritual más grande

A 20 años del accidente que me cambió la vida

Hay muchas canciones que nos recuerdan algo. Hay una cantidad de imágenes que no hemos de olvidar y que resguardamos en lo más profundo de nuestras mentes. Hay un número indeterminado de palabras que hemos mencionado en todo lo que tenemos de vida. Hay una humanidad llena de pensamientos diversos, un constructo gigantesco de versos, trazos, caminos y más. Hay una inmensidad de sabores que en todos los rincones del mundo se ejercita por la naturaleza y las culturas que les rodea. Hay una infinidad de inventos para muchas cosas. Hay casas de todo tipo. Hay caminos de diversas dimensiones, dificultades y distancias. Hay poemas como montañas. Hay pinturas como hilos. Hay historia e historias. Hay un mercado y otro y luego otro y luego uno más y después, otro más, y así, sin acabar, siguen los mercados. Y cuando menos das cuenta, hay juguetes, hay tradiciones, hay bailes, y, sobre todo, hay muchas, muchas formas de comerse un taco. Hay un número de elementos que no sabes que se pueden hacer con la bicicleta. Hay cuentos escritos desde ello, poemas, y también canciones, por mencionarte algo. Hay elecciones y decisiones. Hay mucho amor. Hay plantas y animales. Tierra, agua, viento y fuego. Hay un crecimiento siempre, un movimiento que no se detiene. Hay alcancías moradas. Hay mariscos, muchos mariscos. Hay aguacates y plátanos. Que no se te olvide un café. Hay chilaquiles por montones y con muchas formas de preparación. Pero debes recordar que siempre hay una secuencia: la salsa no se sirve en el plato sobre los totopos, sino antes, es necesario una paseadita en conjunto sobre el fuego y ya está, dice el Viejo. Tú sabrás el punto. Los verdes y los de chipotle son mis favoritos. Agrégales fresa y el mundo cambiará contigo. Aunque los de pulque con pitaya me robaron el corazón y los de mango con coco me dieron una alegría que perdura aún.

También hay mucha ropa. Hemos aprendido a adaptar nuestras comunidades a muchos sitios geográficos. Hay un sinfín de ríos, de piedras, de climas y de paisajes. Hay mucha poesía, eso sí. Hay tiempo, hay paciencia y hay memoria. Hay días y hay noches, en ocasiones, los días noches y así de nuevo. Hay agua. Hay playas. Hay sierra y selva. Hay frío y calor. Hay soledad y hay mucho que pedalear. Hay desayunos como cenas. Hay personas, muchas personas. Hay amistades que no olvidas, y otras que con el tiempo se van a separar. Hay muchos renglones y también mucha imaginación. Hay una ruta, y luego otra, y así, sucesivamente hasta el último día de tu vida. Hay canciones, ya lo dije. Hay una secuencia enorme de películas. Hay muchas desgracias y mentiras por igual. Hay personas creativas como trabajadoras. Hay guitarras, baterías y trompetas. Hay triciclos, muchos triciclos. Hay motocicletas. Hay rock, salsa, jazz, mariachi, son, huapango, cumbia, y tanto sonsonete mágico que nunca terminaras de saborear las melodías. Muchas canciones en muchos locales de cada lugar. Si te dijera qué había en el puesto de aquella ciudad costera, o qué bailamos durante la lluvia de aquel diciembre, o qué escuchamos mientras cocinamos allá, al norte, o simplemente, qué sonaba mientras sucedía la receta. La música es como la cocina, son cosas que puedes amar.

Hay muchas locaciones, una cantidad que no te imaginas y que nunca podremos recorrer con la capacidad de nuestras vidas. Hay un mundo lleno de países con muchas percepciones, y acá estás tú, aquí, en el recuento de lo que existe en mí. Hay dudas como hay respuestas. Hay pensamientos, sentimientos y emociones. Hay terremotos y huracanes. Hay paraguas y hay sombrillas, su función cambia según las posibilidades del clima. Hay muchos baches. Hay quesadillas. Hay tierra en los calzones y un poco más en los calcetines. Hay un rastro de dolor y muchas puertas de empatía. Hay reproductores y audífonos. Hay sudaderas y lentes. Hay cámaras y repuestos. Hay herramienta y una secuencia de incertidumbre cada cinco minutos porque el destino sobre una bicicleta es incierto. Hay muchos pensamientos. Hay una reflexión constante y una voraz gama de flexibilidad. Hay apertura y también ironía. Hay silencio y hay fiesta. Hay agua y sed por igual. Hay una columna de creación y muchas veces cielo. Hay polvo. Hay pinchaduras. Muchos mercados, extraño los mercados. Es una de las cosas que no te puedes perder en vida. Las cocinas de todos los lugares cambian. Come de todo si te es posible. La diferencia de los humanos está en la sazón nada más. Todos tenemos las mismas posibilidades de crear. Que eso nunca se te olvide. La cuestión es determinar lo que tú quieras. Brinda en los momentos mágicos y sigue lo que dicte tu ser. El mundo es una vez y no se repite.

Las canciones están, pero siempre, serán diferentes en cada momento. Nada vuelve y perdura el recuerdo, el olvido se mantiene. Nos desprendemos a cada rato y emerge de nosotros, en ciertos instantes, la nostalgia, pero la realidad marca un paso y luego otro y luego otro y así. Vamos a llegar a un destino, no te preguntes cuál es, nadie lo sabe. Que no se te olvide leer. Come tacos, hay todo un universo atrás de eso que los mexicanos frecuentamos todos los días y en cualquier momento. Descubre la cocina, es mágica.

Hay muchas formas de curar y de sanar. Hay una gama de libros de un sabor y otros de otro. Hay un amanecer frío y otro más frío, pero un café aligera la sensación. Hay ajo, limón, miel y mejorana. No lo olvides. Hay parches, siempre parches. Que no se te olvide el pegamento. Hay muchas maneras de montar la bicicleta, pero sólo tú sabrás cuál es la mejor. Hay una inmensidad de sentimientos encontrados. Hay certezas como equivocaciones. El norte parece sur y así todo en la vida. Hay playas, ya lo dije, hay playas. Hay bosques. Hay canciones, siempre, muchas canciones. Hay comas y hay puntos. Hay buenos días y malas noches. Hay caídas y lesiones. Hay sopas, caldos, ensaladas, entradas, platos fuertes y botanas. Hay postres, siempre deben existir los postres. Hay muchas frutas y verduras. Hay estilos y hay maneras. Hay carreteras y terracerías. Hay agua de coco como cerveza artesanal. Hay lluvias y también días de seca. Hay temperaturas y temperamentos. Hay alcancías con detalles. Hay cerros agraciados y desgracias en ellos. Hay muchas cruces en las carreteras. Hay historias al lado de la tuya. Hay trabajos, oficios y labores. Hay tiempos. Hay maíz, chiles y frijoles. Un puño de tortillas y recorre el bocado. Hay muchas maneras de hacer tantas cosas y todo, siempre, si tú quieres, se resguarda. Hay sinceridades como falsedades. Procura la liviandad y fluye con el paso. En ocasiones habrá riesgo, y en otras tantas, todas las oportunidades inimaginables. Es tan terco el corazón y tan grata la memoria. Pero eso sí, debes considerar que cada una de las decisiones que tomes tendrán una repercusión en tu ruta. Así puedas viajar de raite, en tráiler, en autobús, en automóvil, en motocicleta, en bicicleta o a pie, siempre recuerda que cada día es una posibilidad de una aventura diferente.

Hay tiendas a orilla de carretera, hay muchos espacios en los que el cuerpo puede dormir. Hay muchas palabras, pantalones y faldas. Hay resorteras. Hay aves y peces. Hay tráilers, y ellos, lo sabes, son la onda. Hay casas. Hay una infinidad de elementos que podrás descubrir desde tu perspectiva. Hay novelas. Hay teatros y muchas obras. Hay danza, escultura, cine, diseño. Hay artesanías como diálogo de las comunidades. Hay emociones fuertes y suaves por igual. El viaje es una constante y de ello te voy a platicar; iré por rutas, así como de aquellos que han sido parte del camino. Este texto se trata desde el corazón y con toda la humanidad. No tengo un plan. Nunca lo he tenido. Aprendí a considerar a las personas, a darles su espacio y a enfrentar el error de mi comportamiento. Todo el tiempo es un aprendizaje que nos corresponde adaptar en medida de lo posible. Que nadie te quiera impresionar, no existe un manual sobre la vida. El paracaídas puede ser del color que tú quieras. Mira, por allá está el rincón en el que te gustaba sentarte conmigo. Ya no lo recuerdas, fue en aquel terreno pequeño. Las verduras pueden ser salteadas, cocidas, fritas, como tú quieras. Ya sabrás como las complementas en los alimentos que consumas. Hay muchas formas de prepararlas y con una diversidad impresionante de texturas y condimentos.

Hay albercas como lagos. Hay casas y cocinas. Hay frecuencia y accidentes. Hay radio y televisión. Hay políticas y religiones. Hay deportes. Hay bibliotecas y escuelas. Hay arte, mucho arte. Hay cenas. Hay regiones dedicadas al campo que se diversifica por zonas. Hay brechas y corazones en todos. Hay poesía en los rincones de las glorietas. Hay espejos, hay vajillas y un espectáculo en las formas de celebrar. Cada comunidad lo hace de muchas maneras y se diversifica en sus posibilidades. Entonces encontramos muchos elementos y los hacemos nuestros. Así el colguije, la pulsera, la foto, la piedra, la madera, el llavero, la playera, pero siempre, o casi siempre, hay algo que te obsequian las personas con el fin de que exista evidencia de sus encuentros. Podrás fingir muchas cosas, pero nada será falso a las posibilidades que enfrenta la marioneta que tenemos como cuerpo. Así que más vale recargar energías en la medida de lo posible para seguir con el pie del otro lado. Tenemos que empezar por seguir.

Hay muchos atardeceres igual que amaneceres. Hay un mar de posibilidades para hacer y para apoyar. Hay muchas cosas que no te podrás explicar y sólo están ahí y se les preserva. Hay puestos de tacos por doquier. Hay plazas, muchas, unas llenas, otras vacías, con bancas de muchas formas, con árboles alrededor, jardines diferentes, otras, simples explanadas. Pero cada poblado tiene una fruta, tiene una comida, tiene un artista, todos tienen algo de particular, una diferencia con otros siempre será la geografía y desde ahí, el lenguaje cambia, las variaciones del habla son infinitas, seguro te darán gracia, desde el “ocupo” hasta el “meh”.

Siempre hay una oportunidad para seguir por donde quieras. Siempre hay forma de moverse. Hay cansancio muchos días, pero siempre hay sueños. Hay muchos sitios de descanso por igual. Hay muchas casetas, gasolineras y sitios de parque. Hay casitas, casonas, casas, lugares para acampar, colchones, catres, hamacas, alfombras y tapetes. Hay mucho por descubrir y por igual, tiempo para crear. No te subestimes, puedes frenar o acelerar en cualquier momento. Si supieras que puedes nadar de día y de noche. Puedes descansar junto a un arroyo, con una fogata, con dos libros y un cuaderno de preferencia, y procura, si hay posibilidades de acampar sin casa, hacer un hoyo sobre la arena que permita ocultar tu cuerpo del viento. Eso es esencial de noche cuando viajas en solitario y no llevas todo el equipo necesario. Se puede, yo lo hice varias veces. Procura descubrir todo lo que observen tus ojos. No existe el mismo instante dos veces. Implementa la fotografía como un divertimento personal, tu vida te lo agradecerá. Hay muchos recuerdos y hay muchas historias, observa y escucha. Quizás, entre tantas palabras encuentres algo que te agrade. No hay clasificación que nos impida existir. Puedes usar falda, pantalón, short, lo que sea, eres tú y tu libertad, tu existencia, es tu vida. La bicicleta es amable en todas las situaciones. Pero este viaje que he construido desde mi memoria es una aventura que quizás cuestiones mucho pero que resolverás contigo. Sabes que te amo. 

Eso sí, existen versos por doquier. En todo momento la voz susurra algo y eso se va. Tienes que desprenderte a cada rato. Es un enorme reto humano y uno de los más hermosos. No sé qué sentirán los árboles al dejar libres a sus frutos. Supongo es tan similar a cuando una flor despega de su centro a cada uno de sus pétalos. Siempre hay movimiento. No sé cuántas flores logré percibir en el camino. Pero eso sí, muchas mariposas se cruzaron en el camino.

Estas letras que tienes aquí son para ti. Son el ejercicio de mi memoria, el acuerdo que hice con la vida y mi más tenaz fervor por compartirte lo que he vivido. Nunca he pretendido tener o poseer mucho, sólo lo suficiente para bailar y cantar, mi propio cuerpo. Hay que vivir ligero, con una grata disponibilidad para moverse sin censura, por los rincones del mundo. Vive, es todo lo que deseo decirte. Hay muchas cosas que creemos que son nuestras y nada, absolutamente nada, nos pertenece. Ni siquiera el cuerpo que tenemos de medio de existencia. Así que piensa en disfrutar toda la comida que puedas, cocina como si no hubiera mañana. Descubre el paladar en todas sus posibilidades. Aquí en vida siempre hay aventuras.

Entregarte estos segmentos es una vitalidad para mí. Son cositas que no te había contado. Son esos aromas de la tierra, esos sudores que me he puesto en los caminos, esas sonrisas que me han entregado. Muchas veces quisiera decirte todo lo que te he extrañado, pero así vamos. Nunca dejes de recordar que la vida es una y que el camino no se descompone, si no se persiste, para qué despegar. Aquí hay letras y muchas. Considera disfrutable lo que haya al paso, todo esto es sólo una parte de las anécdotas que me han pasado. Lo quise hacer de esta manera porque bien, la fotografía es una perspectiva, pero desde mí, cada fotograma luce diferente. Te contaré un poco de aquí, algo de allá, otras veces de cerca, algunas de más lejos, pero siempre, algo que me ha permitido reconocer lo que soy, lo que pienso y lo que he escrito en mi memoria.

No sabes todo lo que existe debajo de mis dedos. Hay letras y pienso en todo lo que podría armar. Sin embargo, quiero disfrutar. Hay cantidad de entidades, de días, de viajes, de trayectorias, de vestimentas, de días, de noches. Hay personas, personajes y personalidades. No son lo mismo, no hay que confundir. Puedes bailar en todo momento, gritar, cantar, y siempre, brincar cuanto quieras. El movimiento del cuerpo nos permite remediar las energías de la emoción. Siempre salta. Canta lo posible. Y cada que puedas, si es necesario, habla contigo desde los versos que te entregue el universo. Hay playas con arena y arena sin playas. Hay árboles altos, bajos, emocionantes y melódicos. Hay colores inimaginables, mezclas fortísimas de combinaciones y delirantes fotografías únicas que veras en el silencio del atardecer. Es imposible dejar de sorprenderse y siempre, de una u otra forma, siempre existe alguien que haga compañía. La humanidad es entregada. No dejes de compartir un poco de lo que tienes. No pasa nada. Es riego para el camino y una virtud para los demás.

Canta, siempre que puedas canta, se trata de una obligación si estás vivo. Los amaneceres agradecen las sendas de tus viajes. Puedes compartir una inmensidad. Puedes establecer el ritmo que entregue tu existencia y siempre volver a comenzar. Nunca hay un principio, sino un constante cambio. Recuerda, el manubrio a dos manos es mejor que una. Pero también se puede bailar en la bicicleta con las debidas precauciones. Es magia eso. Puedes flotar sobre el viento. Una cosa agraciada que siempre me ha encantado. Es una manera de volar. Abres los brazos, te levantas desde los pedales, la bicicleta anda y tu equilibrio se rige desde el movimiento pendular de tu cintura para mantener el ritmo junto con el avance y nada está perdido.

Hay palabras, muchas palabras como polvo. Hay tonos, volúmenes, variaciones y texturas en los sonidos. Escucha el silencio dentro del desierto y también el rugido de un huracán cercano a la playa. Hay muchas quesadillas. Las tortillas tienen un tipo de variación muy peculiar y cada persona le entrega una mezcla perfecta para resolver el sabor. Pareciera una ecuación matemática, pero la comida mexicana no tiene remedio, es buena y en una exquisita gama. El campo es un santuario de magia. Sentir, hay mucho que sentir. Ese es el verbo. O uno de mis verbos favoritos que podría describir como algo cercano. Permítete sentir todo. Conocer es aprender. Explorar es la contemplación de lo que somos. La realidad es una. La literatura tiene muchos sabores. Hay para todo lo que desees. Podríamos confiar en una lechuga y no pasará nada. Sin embargo, el polvo se reparte por doquier. Hay letras verdes, mágicas, insolentes, desgraciadas y agraciadas. Hay letras de aquí para allá y es una fortuna. Es posible enlazar palabras por aquí y por allá. No hay más ni hay menos. No especulo sobre nada ni nadie, soy. Sólo permito a mi existencia configurar el resto de mis días desde la palabra como principio, pues si bien he creído en la imaginación, me permitiré que sea ella la que me lleve a una buena dirección. No tengas miedo. No hay nada que temer. Todo existe en su momento y en su trayectoria de manera inexplicable, pero aquí estamos, como un plato de frutas en medio de la nada. O ese atole de fresa del rancho de no sé quién. O los tamales. Hay muchos tipos de tamales. No me digas de los dulces, que si bien, algunos hasta tequila tienen. Pero sí, puedes llegar en bicicleta si quieres a cualquier parte del mundo. Es divertido. Sabrás que el poema se construye desde la experiencia y en medio de la incertidumbre. Hay muchas vacas. Muchos paisajes con vacas y caballos. Hay muchos nopales. Muchas águilas, buitres y cuervos. Hay poblaciones chulas y otras misteriosas, y no por ello, menos chulas. Debes aprender a observar. Todo México es un paisaje sonoro especial. Disfruta de todos los lugares. Los tianguis, los sobre ruedas y esas cosas similares, dales su tiempo, hay muchas personas que dependen de ello y son una enorme gestión de sustentabilidad. Hay algo en las voces de los niños que me fascina. Escucha todo lo posible de los que no discriminan en la vida, los infantes y sus aventuras son lo más divino de la vida. Alguna vez fui niño y tú también. Son los seres más increíbles, tienen magia en los oídos y en sus acciones. Todo lo que ellos observan son un poema sin causa ni persistencia. Son ellos y nada más.

Puedes adquirir pomadas y hiervas. Recuerda que tus manos, por herencia de la Prieta, son una herramienta de curación. Toma lo que consideres. Es importante conocer para cualquier situación, no se puede tener todo, pero sí lo necesario. Hay que aprender a desprenderse. Vamos a dialogar desde lo que ha ocurrido. Esto es una primera parte de lo que somos y aquí está esto que hemos generado. Hay cajas y bodegas con cajas. Canciones, recuerda, hay muchas canciones. Si pudiese explicar cada momento que la poesía y la bicicleta me han dado, juraría que no pararía de escribir. Pero también es necesario pedalear. Siempre pedalear los pueblos y las ciudades te llenará de colores. Es imprescindible no hacerlo. Tenemos memoria, pero no los momentos, no toda la vida es para ello. Recuerda escribir. Es bueno escribir. Cada quién a su manera, pero te será bueno para después contemplar lo que fuiste.

Así que podrás poner la canción que quieras y leer lo que sigue. Es un día común, es un día cualquiera, pero muy hermoso pues he determinado lo que sigue. Vamos a explorar un poco de viajes, aventuras, fotografías, comidas, poemas y demás. No sé si exista algo más allá que pueda mostrarte, pero haré lo posible para que sea divertido. Hay una galaxia que no sabes y yo tampoco. Las muertes son esenciales. Deberás aprender a despedirte con bolos y cumbias. No toda despedida la debemos entregar al dolor. Igual, debes ser atento a las últimas peticiones. Recuerda, hay que celebrar la vida. Bailar, muerto, pero quiero bailar, por ejemplo. Todos morimos, pero no todos gozan de su muerte como un festín. Y yo quiero eso, que hasta el último momento en que sea materia haya un jolgorio. Sé de alguna u otra manera que vamos a disfrutar el camino. Sabes que te quiero mucho. He dado gracias a quienes me han dejado. Nos han dejado, mejor dicho. Debes agradecer a todas las personas, no importa quiénes sean. Todas valen lo mismo en vida. La historia dice otra cosa, pero siempre hay muchas personas a tu alrededor. Recuerda que nunca sabes de quién vas a necesitar y hazlo presente. Debes aprender a desprenderte, mucho, con cuidado y con calma. No por todas las razones que tengas las personas van a creer en lo mismo que tú. Date tiempo. Siempre respira. Podrás viajar para dónde quieras y habrá prioridades, pero si nada te detiene, aprovecha el tiempo. Es necesario desprender de la galaxia que tenemos por vida.

Sí, pensé en dejarte hasta aquí la historia, pero sé que tú llegarás más lejos de lo que yo he podido. Nada de lo que tú hagas será mi felicidad, debes procurar tu perspectiva. No todos tenemos las mismas oportunidades. Estás presente desde que me acuerdo y siempre pensé mucho tiempo en ti. Es genial saber que hemos llegado hasta aquí. Estoy a 20 años de mi accidente y todavía no éramos amigos. Toma un poco de agua. Vamos a cenar y descansamos. Mañana te cuento un poco más. Mientras tanto, siente. Yo sigo aquí, en espera de la mañana. Nunca olvidaré tu sonrisa ni tu paciencia al escucharme. Descansa mientras silbo.*

 

Editorial 0: comienza la función

Costa del Pacífico. Foto: Miguel Asa
Editorial 0: comienza la función
Una nueva etapa para compartir letras, artes y bicicletas

Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.
Julio Cortázar

A mis hermanos Valentín y Luz Guardiola
que me dieron camino en el camino

No sé si existen canciones para perseguir a los horizontes, pero ahora me encuentro aquí, en una mañana de febrero, en la preparación de los textos, en la relación de la agenda y en las proporciones de la creatividad. Por aquí y por allá hay sueños, y todos se realizan de diferentes maneras. Acá, hay aniversario. Se trata pues, de la posibilidad de comenzar de nuevo, de resurgir, de reacomodar todo con mayor claridad.

Y es que el Estado de Jalisco cumple 200 años como estado libre y soberano, y de esos, Proyecto Ululayu ha creado colectividad en 15, y por supuesto, yo, Miguel Asa, llego a la aventura de reafirmar, de sanar, de sorprender, de molestar, de fastidiar, de estorbar (dice la Prieta que sólo estorbo), de confrontar, de crear, de imaginar, de viajar, de soñar, de compartir, de celebrar 20 como activo creativo, y en todo ello, los sabores explotan frente a mí.

No sé qué está por comenzar. Me imaginé escribir sobre la comunidad poeta de mi ciudad y me fui por la de mi Estado. Me imaginé escribir sobre las fotografías históricas de la palomilla fotógrafa. Pero el sueño no se detuvo ahí. Pensé en escribir sobre las formas posibles de preparar chilaquiles como una entidad gastronómica y antropológica, pues sí, porque he comido de mil formas ese platillo mexicano, en el que el maíz, el chile y el frijol se mezclan de una manera peculiar. Deseé escribir de pulque y sus expendios actuales. Consideré palabras para las y los artistas. Contemplé manifestar los aromas de los cafés de la ciudad. Sentí ganas de compartir los restaurantes que visito, los centros culturales, las galerías, las terrazas, y todo aquel local del que puedo ser parte, estar, crear y sentir, sobre todo y en particular, vivir. Y de ahí se me dio por escribir sobre rutas, viajes, personajes, proyectos, medios y no sé qué tanto, pero escribir para compartir.

Esta es mi primer editorial y veremos cómo comienza el ritmo de lo que aquí acontecerá. He preparado este sitio web yo mismo, con cambios, con evoluciones, con mejoras, con estilo propio, con entrega, con tiempos de silencio, con menjurjes varios y pócimas posibles. Le he llamado magazine cultural y sé hacia dónde va. Compartiré la historia de Ululayu, de su vida y de aquellos actos que se han mostrado bondadosos conmigo y con quienes me han rodeado. Además, habrá espacio desde mis letras para dejar una evidencia de mi época sobre lo que vi y lo que vimos. Vaya, sí, sé que no será una tarea fácil, pero espero encontrar el ritmo para dar empatía y amor a todo lo que ha sido conmigo la vida, sus trabajos, sus creaciones, sus vivencias.

Es febrero y en este mes me ha gustado resurgir. La última vez que me contemplé de esta manera fue hace 20 años, cuando un accidente vial me cambió la vida, y de ahí, me salieron alas y letras y trazos y músicas y caminos y experiencias y amores y libros y poemas y viajes y un enorme número de cosas que he visto. 20 años han pasado para reconocer que en mi trayectoria he aportado a diversas personas, grupos, colectivos, organizaciones, instancias, empresas y demás, y es que ese verbo, compartir, es lo más grato que he conocido, nada me voy a llevar he dicho. Celebro en vida esta oportunidad que me ha entregado cada persona en mi camino, así a la pandilla que me acompañó en mi infancia, en la pubertad y en la adolescencia, sin toda ella estos sabores no sabrían igual.

Comencé con una cámara Kodak Compañera, fabricada en Brasil en 1983, de 126 mm, de la serie Instamatic, y que resguardo con amor pues fue un regalo del Viejo a muy temprana edad. Desde ahí, he experimentado con muchas cámaras más, y ahora, es tiempo de volver a la fotografía. Lo que tengo en mi cuerpo son letras e imágenes, y en todo ello, las huellas de muchos trayectos que se han abalanzado sobre esos artefactos. Te invito a que sigas esta nueva aventura, y nos vayamos de sueño por ahí, en el recuerdo, en el presente y en lo que viene. Aquí las letras de lo que he comenzado como una integración de mi todo con mis todas y mis todos. Que te sea leve el amor a este camino. Vamos a descubrir una gloria de sensaciones. No somos dos veces.*