Múltiple: la diversidad de la cultura

Todo lo que somos como comunidad. Foto: Miguel Asa
Múltiple: la diversidad de la cultura
Sección del ejercicio inter, multi, pluri y transcultural

Me pesa mi pasaje y más se cierra
la mitad de mi ser a su hemisferio.
Artemio González

Es posible pensar en la gestión, en la prensa, en la producción, en todos aquellos personajes y equipos que hacen posible un sinfín de proyectos culturales, sociales, deportivos, gastronómicos y similares. Aquí buscamos las historias de aquellos más que se forjan en el silencio de las bambalinas. Así, desde esta línea, quiero mencionar a quienes le ponen empeño a muchas cuestiones de la vida a nuestro alrededor.

En esta sección Múltiple, presentaré parte de los personas que le hacen al zurcido invisible dentro del mundo editorial, del campo periodístico, de la labor de la gestión cultural y otras más. Es necesario visibilizar la labor de quienes estamos aquí. Aunque no se pretende ser un catálogo puntual, sí tengo la intensión de que poco a poco se formule un gran cuerpo de artículos en relación con los que identifiquemos un poco de la historia que rodea a nuestro proyecto. Sabemos que todo el proyecto cultural de la región no solamente parte la literatura o de las artes. Sin embargo, emulsionamos a aquello que también desarrollamos en la generación de cultural. Dentro de ello, la gestión, la producción, la organización, los eventos, las ferias, los festivales y demás como proceso de socialización cultural. Jalisco y México son nuestros primeros pasos. Algunos más por Cuba y vaya usted a saber que nos depara la vida. Así que vamos a compartir un poco de lo que se viven en esos rubros que acompañan a las letras, a las artes y a las bicicletas.

Así que hay que considerar la planeación, la difusión, el estilo y la noticia como un trabajo que también refuerza el dominio de nuestras palabras. Somos entonces el abrazo de todo lo posible. Somos el llanto de lo que nos ocupa. Somos los que perseguimos a la historia, a la tradición, a los medios, a las regiones, a nuestro Jalisco y a nuestro país, México. De aquí que consolidemos estrategias con productores, realizadores y artistas multidisciplinarios para constatar que hay algo muy denso dentro de nuestra región. Veamos qué es lo que nos conmueve en la sugestión diversa de las disciplinas creativas, sociales, deportivas y demás. Vamos a estar presente en muchos espacios y con muchas personas que se integren en esto. Así será nuestro lapso para conocer lo que se pueda en Jalisco.

Esto es la búsqueda por conformar un directorio enorme de gestores, realizadores, productores y todo lo posible por ahí y por allá. Quiero que sea un placer para ti encontrar las posibilidades de lo que viene. Vamos a escribir historias, sí, pero en ellas también existen aquellos personajes que promueven la posibilidad de ser.

Aquí se gestiona la vinculación para crear productos culturales de hermosa estructura y con buen aroma.*

Letras: la palabra como el viaje

Una librería de viejo y nuestro movimiento. Foto: Miguel Asa
Letras: la palabra como el viaje
Sección para escritores, proyectos, editoriales y otras aventuras

Raro el alfabeto que aprendí:
la construcción de la palabra:
isla
breve y opuesta
a la llanura de los continentes.
Mónica Nepote

Las letras son una herramientas que nos permite mostrar nuestras lecciones de vida. Sí, en la literatura se convierte uno en otra cosa, palabra, memoria o historia. Uno no puede decidir del todo. Pero en esta evidencia por acá compartiré parte de lo que existe en la palabra dentro de Jalisco, de México y del mundo. Eso quiere decir que es lo que esté a mi alcance, y por igual aquello que no. También es posible mostrar algo de lo que observamos o somos o vivimos.

Dentro de esta sección, Letras, estarán aquellas personas que se dedican a la palabra. Así la poesía, la narrativa, el teatro, la filosofía, la prensa y demás ensoñaciones. Así los proyectos que promueven la palabra. Por igual el ejercicio editorial, con el fin de conocer las propuestas y las economías de este rubro que tanto permite a la creación del libro. En Letras conoceremos procesos, ejercicios, el Almanaque poético de Jalisco, una sección dedicada a las editoriales independientes, un espacio para aquellos proyectos que surgen y que debemos mostrar, la virtualidad como el ejercicio de la experimentación literaria, algunas poéticas, algunas proyecciones, ideas, y todo lo que se pueda incluir sobre la palabra. Porque no sólo se escribe. Se cocina, se pasea, se vive y se transforma.

Así que puedes estar listo para comenzar con esta sección. Daremos a conocer poco a poco lo que hemos encontrado y lo que hemos valorado. Poco a poco nos hemos convertido en lecturas, en memorias, en conocimientos. Las letras de un pensamiento, así como el de una pasión, así como persona, como producto cultural o como una flor, simplemente. En Letras habrá de existir la posibilidad para conocer con ritmo, con cumbia, con el sonsonete, con los colores, ese ejercicio de la letra. La escritura en diferentes maneras. Todo es posible. Las letras se pueden acoplar. Se pueden apoyar como amistad del universo. Así la letra dentro de Proyecto Ululayu se convierte en el peldaño de lo que somos. Vamos a compartir un poco de la palabra en las posibilidades de la contemplaciones que tengamos en el camino.

Esto es un regalo para nosotros y para ustedes. Que el viaje no se detenga. Cada sección tiene su propio temario, sin embargo, no lleva un ritmo ni una secuencia precisa, cada una de forma independiente como colecciones de artículos, digamos. Así cosas extrañas como algo muy conocido, pero eso sí, con nuestra perspectiva. Pasearemos por Jalisco para buscar a las y los escritores. Tendremos que viajar por la palabra. Como sea, pero descubrir lo que existe. Descubrir sobre los talleres literarios de cada región, investigar sobre la letra, o lo posible que se encuentre en ella.

Aquí la invitación y la sugerencia. Todo el camino será una novela en la que se escriben poemas desde diferentes geografías.*

Artes: las dimensiones de la imaginación

Obra de Gabriel Flores con espectadoras. Foto: Miguel Asa
Artes: las dimensiones de la imaginación
Sección para las paletas, las gubias, los aerosoles, el concreto y demás

El sauce espera y se aletarga
Sueña que huye en la estampida del viento
Xitlálitl Rodríguez Mendoza

El arte se refleja en el estudio anatómico que tengamos. El arte se refleja en las pasiones que contémonos al grabar un video, al hacer una fotografía, al planear el poema, el plano, convertir el bastidor, alimentar el amor, exhibir el cuerpo, sujetarlo, darle vuelta, danzar, moverlo, tocar el trombón con la furia del tiburón. Y volvernos mentes de dos pasiones, así de Jalisco como de México y qué más da.

Crear arte es una necesidad de primera mano para quienes vivimos de ellas, por ellas, y para ellas. Así la pintura, la escultura, la danza, el performance, la música, la arquitectura, el diseño y no sé qué tanto uno encuentra en el mundo del arte, son pasiones de diferentes telares en los que podríamos reconfigurar una muestra personal. Todas y todos somos creadores, y en la palabra y en la imagen somos posibles con el fin de entrar en una idea de nosotros. Nos hemos convertido en el posible de los sueños. En la ventaja de la sensación y del universo mismo. Vamos a continuar en la euforia del silencio y vamos a contener todo eso posible en esta sección Artes. Aquí la serie de fotografía de Jalisco, como la de los artistas urbanos y de otras índoles. Aquellas piezas raras y aquellos personajes peculiares. Buscaremos en el arte la visibilización de las posibilidades teóricas. Nos vamos a cambiar el horizonte de las pestañas por el fin de los bastidores. Aquí en Artes estarán las personalidades y sus disfraces plásticos. Aquí estarán los reflejos de los aerosoles. La plasta del diseño, la mirada de la fotografía, el volumen de la escultura. Así el tiempo, el escenario, la producción.

Hay que explorar el sabor y las imágenes de aquellos que se procuran crear como cocinar. Esto es una aventuras a los estudios, a las herramientas, a las expresiones, a los tiempos, a las fórmulas y con ello, un alcance a la comunidad artista de nuestro estado como de la región Occidente de México. Así la primera parada se trata pues de la dimensión de mantener la exposición para continuar con el aliento hacia la posibilidad de estar: esos encuentros de las artes plásticas para maquillar todos los universos. Esas son la razones para conocer sobre dimensiones, estilos, formas de trabajo y organización, así como mercadeo y demás. Qué sé yo. El arte tiene la posibilidad de millones de titulares y esto es sólo una fracción de lo que percibimos desde acá. Las artes en Proyecto Ululayu se dimensionan pues también eso producimos y ejecutamos. Vamos a explorar a la comunidad y a las nuevas generaciones con lo que se hace desde acá.

Hablar de los artistas es poder construir una serie de acercamientos a diversas piezas. Saber que la comunidad de la cultura en Jalisco está en movimiento es una oportunidad para compartir lo que se hace en cada región. Se trata pues de compartir las posibilidades de la vida en esta región. Así vamos a hablar un poco de lo que tenemos, así las gubias, el aerosol, la madera, la luz, las telas, la iluminación. Vamos a dialogar en los municipios para saber de las manos creadoras. Es una posibilidad de cercanía y curiosidad la que se entrega en esta ala editorial. Vamos a contemplar las formas de creación, las posibilidades de la materia y lo que se puede con ella.

Vamos a viajar en el pincel para pintar la geografía. Esto es el trazo de la composición que hemos seleccionado.*

Rutas: la geografía como estudio de la belleza

Al costado del Volcán de Colima. Foto: Miguel Asa
Rutas: la geografía como estudio de la belleza
Sección de sabores, espacios, tiempos y firmamentos de un humano

Continúo pedaleando,
ruedo vertiginoso,
me trago el pavimento de esta noche;
luego miro el reloj: la una y quince.
Sergio Cordero

Contemplar los paisajes es la misión. Nos hemos convertido en caminantes para degustar cada imagen que los ojos nos permiten y con ello. En la vida hay trayectos, caminos, banquetas, espacios, lugares, pueblos, casas, habitaciones, campos abiertos, bosques, estepas, cielo y más cielo, calor y frío, pero siempre, rutas. Y así anda uno en movimiento, camina, pedalea, avanza. Nos movemos. Se mueven. No podemos estar quietos. Y ahí, nuestras experiencias.

En Rutas podrás encontrar cosas que avistamos en nuestros caminos. Lo que olemos, lo que percibimos, lo que saboreamos, lo que escuchamos, lo que degustamos, lo que visitamos, lo que recorremos. Pero no sólo eso. En nuestro frente siempre hay más de esas cosas. Digamos, hablaremos de los personajes que también hacen posible las posibilidades de todo eso. Y para todos, sepan que aquí habrá igual personajes que emocionan con la bicicleta y corresponden a una lucha por la movilidad sostenible como una prioridad en nuestras comunidades. Conoceremos un poco de las y los ciclistas que han desarrollado emoción en la historia de Jalisco, y por igual, de algunas partes de México.

La bicicleta es todo aquello. Y también la gastronomía. Dentro de Rutas podremos encontrar algo para el gusto comensal de cada quién. No pretendo retar a ser un diario gourmet, pero sí un estremecimiento de sabor. Así que prepárate para disfrutar del balance que se comparte en las horas de la cocina por igual. Tenemos un espacio que va a frecuentar una emocionante reto por visitar espacios diversos. Pero no todo queda ahí, Rutas será el espacio que nos permita conocer un poco más de lo que hay alrededor nuestro desde un recetario jalisciense hasta las empresas del ramo alimenticio que le ponen sabor a nuestro Jalisco. Como Proyecto Ululayu, es un deber manifestar lo posible de la humanidad, y la movilidad y los sitios en que nos vivimos, son momentos genuinos que permiten las experiencias de vida por igual.

Vamos a pedalear al sabor, al destino, a la reunión, a la historia. Será un placer encontrarnos con la posibilidad de dirigirnos hacia nuevas identidades. Pretendemos estar en una órbita diversa con recorridos que nos permitan conocer más de nosotros y del mundo, eso sí, a nuestra manera. Así que veremos como es el plan de nuestro panorama y con ello la posibilidad de transportarnos en la configuración de lo que somos. Hay un camino que nos rodea de tiempo y de forma. Es la nobleza de lo que persistimos. Aquí compartiremos la ruta pues. Así, directo y sin escalas. Veremos los locales de la garnacha como los sitios de la naturaleza. Geografía pues.

Otro pasito para dar una vuelta y conocer más de lo que tenemos en vida. Aquí se degustan poemas y se crea arte con taquitos.*

 

Cartografía: diálogos de intensidad poética

Naomi Greene en el último retrato. Foto: Miguel Asa
Cartografía: diálogos de intensidad poética
De la entrevista a la experimentación audiovisual

Love is the answer
and you know that
for sure
John Lennon

Al terminar mi intervención en este producto cultural de Naomi Greene, en la última entrevista con Lilith Sullivan, al finalizar, él me respondió, “La poesía es espíritu”, después lloré y todo emergió hacia un cambio de piel. Cartografía, recorrido poético por Jalisco, fue para mí un aprendizaje intenso, sensible, abierto. Pues me descubrí, me difundí, me desnudé, me homenajeé, así como lo manifestó su creadora, para tan sólo recordarme dónde estoy y cómo me encuentro en estos 15 años de Proyecto Ululayu.

Brindar un mínimo de apoyo en esta producción audiovisual fue restablecer con esmero, delicadeza, euforia, empatía, resolución y potencia, todo el trabajo que he aprendido a lo largo de los años. Me retraté de manera precisa, puntual y severa, muy severa. Naomi se hizo cargo de guardar silencio y observar los detalles de todos nuestros procesos. Yo me hice responsable de dialogar en su mayoría con las y los poetas, profundicé, me abrieron sus puertas, nos permitieron observarles vulnerables y me contemplé resiliente.

Un año bastó para declarar diversos procesos que nos marcaron personalmente. Así algunas despedidas, algunos duelos, algunos privilegios, algunas fortunas, algunas desgracias y otras veces ganancias. Cartografía fue una experiencia en la que me reflejé en cada una de las personas que participaron; en miles de charlas, de recomendaciones, de investigación, de consideración, de pasión y de entrega. Fueron pequeños viajes en los que me atreví a observar con mayor detenimiento y fortalecí mi amor por los caminos, por la poesía, por las artes, por la apertura de diálogos, por la ligereza y el desconsuelo. Escuché con mucho amor todo lo que perseguí durante 15 años como promotor desde Ululayu y como artista desde hace 20. Me encontré entre la verdad y la mentira, entre la confianza y la certeza, entre el tiempo y la paciencia. Me retraté sin querer hacerlo.

Esta realización en Jalisco se compuso del canto y de los caminos que conforman Tonalá mediante Ricardo Yáñez como una reflexión de la primera parte de mi vida; así lo fue con el recuerdo de los colores que resguarda el trabajo de Valeria Guzmán en Guadalajara y en el desenfoque eterno que porta mi ojo izquierdo; de igual manera sucedió con el silencio irreverente y profundo de las palabras de Alejandro von Dubën y su fortaleza para resistir a la literatura en Ciudad Guzmán desde el amor personal que conocí en aquel viaje en bicicleta; y no menos fue el rememorar los tiempos de playa y de calor con el ingenio de Jaime Jordán y sus versos que derrochan una lucha por ser sincero desde su poética de soledad en Cihuatlán; también me conmoví por la delicadeza y el riesgo que vive Lilith Sullivan en su evolución humana como una luz de lo que en algún momento viví con falda en Puerto Vallarta de la mano de un hombre y una mujer; y qué decir de la entrega libre y sincera desde los versos callejeros de Ana María Greene como cuando yo leía en Tlaquepaque desde un megáfono y me creía merolico ante los ojos de la policía; y más volar en la posibilidad de la biblioteca de María Ausencia y sus lecturas en Teocaltiche como un señuelo de mis primeros pedaleos por las veredas de Atotonilco; y más valorar la perspectiva de la corrección de estilo desde Arandas como me enseñó Miguel García Ascencio y que siento desde el dolor que percibo a diario en mi brazo izquierdo. Me encontré en cada poeta. Me reflejé en sus vidas, en la persistencia del tiempo, en la discapacidad visual, en la constancia del trabajo literario, en la fortaleza de la juventud creativa, en la percepción del género no binario, en la rebeldía urbana de la calle y en la condición física de mi cuerpo, respectivamente.

Todo ello fue una cartografía de mi cuerpo, de mi mente y de mi espíritu. Y Naomi descubrió toda mi vulnerabilidad, mi sensatez, mi discordia, mi temperamento, mi fuerza, mi debilidad y mi resistencia. Me retraté mientras les retrataron. Me retrató mientras le observaba. No cabe más que mencionar que este encuentro fue algún tipo de libro para marcar la pauta de lo que fui, pues si bien aprendí a contemplar cada detalle y cada palabra de todas estas voces con más experiencia, voluntad y paciencia, me adentré en la profundidad de conocerme mucho más y de darme cuenta que esto, más allá de los retratos de cada participante, me guío para valorar cada parte de los trabajos que he desarrollado como artista, de los que me rodean, y, sobre todo, valorar más la vida como ser humano.

Aprendí del diálogo, del acuerdo y del desacuerdo, aprendí a respetar con mayor ahínco, aprendí el valor de las flores, la alegría de la muerte, el golpe al propio ser, el desprendimiento de todo y de todos, de la persistencia de las voluntades, de las ideas y del espacio, del tiempo y de nuestros tiempos. Aprendí a levantarme y dejar las sombras que había abrazado como parte de mi historia. Aprendí a cambiar, a volar con ritmo y dirección. Aprendí a renovarme. Aprendí de llanto, de obscuridad, de silencio, de lucha, de transformación, de reclamo, de fortaleza y de libertad, y elles fueron mis guías y ella mi maestra.

Esta Cartografía fue un empuje para continuar con mi labor desde Proyecto Ululayu después de varios años de incertidumbre colectiva. Gracias a todas las personas que permitieron sus tiempos y sus abrazos en los caminos que recorrimos para completar esta misión que emerge de una artista en desarrollo. Qué fortuna la de haber sido dupla de esta realización. Gracias al Café Madoka, al Bar Morelia, a la productora cultural Bestiario, al Centro para las Artes José Rolón, a la dirección de Literatura de la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, a Radio Universidad de Guadalajara de Ciudad Guzmán, a la Librería Lapso, al Encuentro de Poetas Francisco González León, a Slice of Paradise, a la Biblioteca Municipal de Teocaltiche, al proyecto cultural Moyolotl y a La Gata Foro Bar.

Gracias a los poetas que permitieron sus voces y su amor por esta micro producción. Gracias   Mariana Pérez Villoro, Leticia Cortés, Enrique Guizar, Miguel Dueñas, Irene Vega, Arehf Palacios y Claudia Reyes. Gracias, en especial, Cecilia Fernández y Fortino Montaño, y a toda Radio Universidad de Guadalajara por la entrega, el espacio y la claridad.

Muchas gracias Luis Armenta Malpica, Fernando Toriz, Didí Sedano, Sara Stonk, Felipe Ángulo, Ricardo Sigala, Lizeth Rodríguez, Alonso Sánchez, Rocío Serrano, Berónica Palacios, Dante Vázquez, Rocío Salas, Fabián Montero, Elsa Bravo, Yadeli Contreras, Juan Azuara, Coral Arroyo. Gracias también a las familias de cada uno de las y los poetas que nos abrazaron en cada sitio posible. Y no menos importante, gracias a nuestras familias por la compañía, el amor y la constancia.  

Y muchas gracias eternamente Naomi por guiarme en este trayecto hacia esta renovación de mi proyecto, de mi contexto y de mi persona. Que la experimentación audiovisual de este trabajo tuyo sea una nueva línea para lo que te depara el futuro. Fue un placer aportar desde esta celebración. Esperemos la presentación y el color de los filmes. Cartografía de los poemas de nuestros ojos en los ojos de las y los otros.*  

 

Cartografía: el sur y la costa jaliscienciense

Puerto Vallarta, Jalisco. Foto: Miguel Asa
Cartografía: el sur y la costa jaliscienciense
Una ronda más por el occidente mexicano con poesía

nada depende de nosotros
Juan Azuara

La propia experiencia es una vez un tema que se reconecta en la mañana. En ocasiones nos convertimos en hilo y en otras tantas se postra el sinsentido de lo que uno piensa. En ocasiones el mar, en otras el silencio y otras más en la fatiga del descanso. Tenemos la posibilidad del presente y con ello la historia. Desde esa búsqueda acudimos con lentes y entrevistas en mano a visitar a otros poetas de Jalisco. Surgió en este recorrido la ida con Jaime Jordán y Lilith Sullivan, dos jóvenes poetas que reparten su trabajo entre Zapotlán el Grande y Puerto Vallarta, así como va. No nos hemos convertido en robots. Y la poesía emerge de diferentes maneras. Así nos hemos vuelto parte de los caminos de Jalisco. En una alimaña de la palabra, un horizonte de media luz, una ventana de versos y nos volvemos latido. Escuchar poesía, es la esperanza de lo que confiere un agradecimiento. Después de viajar por Jalisco en bicicleta, llegar a la comunidad es sencillo. Y así, nuestra Cartografía, recorrido poético por Jalisco, ha completado su primera fase de producción.

Las flores de la poesía. Foto: Miguel Asa

Nos fuimos a Ciudad Guzmán, allá, a Zapotlán el Grande, Jalisco, para averiguar de las secuelas de Jaime Jordán. Ahí, lo vimos, lo vivimos y lo escuchamos. Y es que la poesía emerge de varias partes y de diferentes maneras que se entrega en toda diversidad posible. Eso es la poesía. Para Jaime se trata de la realidad que se propone estar dentro de nuestros límites, de aquello que somos y de eso que percibimos de manera lenta. Así viene la flor o en ocasiones la simultaneidad de la vida: hasta bailamos una noche antes y bailamos mucho. Jaime percibe la palabra como el suspiro del león. Y en un clima de primavera, nos presentó sus calles. Nos habló de su menester en la palabra, de esa tangente que se abalanza en cada detalle. Siempre de una o de otra manera se puede existir desde la visión de la palabra, a veces de la chingada y otras tantas con la oportunidad de convertirse en la eficiencia del sol. Tenemos la oportunidad de escribir y la desgracia todavía lo permite.

Jaime Jordán en producción. Foto: Miguel Asa

Ese sábado, en que nos recibió con su obra y una danza ante la luna de marzo, nos presentó su forma de vivir. Ahí, en Moyolotl, proyecto de gestión cultural y comunitaria, espacio de la artista Elsa Bravo, coincidimos. Con café en mano y un despertar tardío, nos abrazamos del proyecto que recolectó sus versos, Editorial Luna de arena, para dar paso a la entrevista que funcionó para remover los hilos de lo que somos. La sensibilidad del estar y del despedirnos de un momento y de otro. Jaime nos recibió con amabilidad. Hicimos un medio día lleno de respuestas que nos cautivaron y con las que descubrimos que el ejercicio de la poesía no basta. Siempre es una constante, ante todo. Jaime, que no baila, bailó una noche antes. Quizás lo hizo para quitarse la intranquilidad de la entrevista, o se quiso despabilar para tejer un espasmo de solemnidad, o simplemente, quería bailar por sentir lo que es bailar dentro de un poema. Y con ello, la emoción de sabernos como cualquier persona. Nos sostuvimos de la emoción por volvernos a ver. Nos adentramos en su persona y aquella tarde se convirtió en una fracción de sensibilidad entre la coalición de los sueños. Algo así, nos entregó la sencillez de la palabra por la que emerge su potente poesía.

Sol ante poeta y realizadora. Foto: Miguel Asa

Esa tarde, comprendí, entre tanto, lo que es mi posibilidad como periodista. La acción de Jaime, su sensibilidad, el descubrimiento del hilo y lo demás, nos permitió encontrarlo como una manera de adquirir un huracán para tejer flores. El dolor como esfera quebrada y un pedacito de chicle masticado como aquello con lo que se permite remendar casi todo. Jaime es un joven que tiene camino en la poesía jalisciense. Surgió entre el valle sureño, pero parte de su vida estuvo en Cihuatlán, allá, en la costa límite de Jalisco con Colima, ahí fue donde hizo sus primeras fechorías y por igual descubrió los libros como una entrega personal. Entre la soledad de un escuincle poeta y las vertiginosas temporadas de calor, la literatura emergió como una posibilidad de reconciliación con su contexto. Jaime es un tipo bonachón que nos permitió vivir su alegría al igual que su tristeza desde su perspectiva de la palabra. Allá, por aquel fin de semana de marzo, la palabra se construyó desde la soledad del ser, en la vulnerabilidad que le acontece un atardecer como el olfato de una persecución poética. Jaime nos compartió el horizonte de la vida y quedo en el límite del aprendizaje al igual que nosotros.

Naomi Greene en realización. Foto: Miguel Asa

Después, al pasar un breve descanso en Guadalajara, nuestro destino nos embarcó hacia la costa norte de Jalisco, por la libre llegamos a Puerto Vallarta. Y es que después de haber comenzado con esta aventura de videograbar a las y los poetas, me sorprendí del alcance que ha sido esa idea, pues aquella mañana de abril de 2022 cuando emergimos con Ricardo Yáñez no sabíamos qué iba a pasar. Hoy día, entre charla y charla, se ha postrado como la posibilidad de realizar un documental sobre la poesía de Jalisco, y es que esto se complementó con la perspectiva y la experiencia audiovisual de Naomi Greene y que fijó como un recorrido poético por nuestro estado. Después de todo ese trabajo, y también, el de reconocernos a nosotros mismos, pues eso de “desnudar, descalzar, deshilar a las y los poetas” no ha sido una tarea sencilla, ya que de igual forma nos hemos descubierto como personas, un tugurio poético que se salva entre aliento y aliento, entre poeta y poeta, entre una carretera y otra por Jalisco: paisajes exclusivos para desmitificar la colectividad.

Observar los detalles. Foto: Miguel Asa

Ante ello, al abordar a la costa, todo nos llevó a nuestro último eslabón, Lilith Sullivan. Después de un apetecible recorrido por la carretera libre a Puerto Vallarta en que gozamos de las vistas, de los pueblos y de los sueños entre Ameca, Atenguillo y Mascota, la mañana fue de lo mejor. Entre un calor sobrio de medio día, encontramos a Lilith de una manera formidable. Allá, sí, nos descalzamos todos, y es que ha sido la memoria lo que nos llevó a esa ciudad playera y por igual, la decisión de la palabra. Encontramos en Lilith la historia joven de un poeta en reconocimiento, pues su origen, su diversidad social y su pertenencia geográfica nos permitió establecer un lazo amable de Jalisco y su mundo. Así pues, aunque originario de San Diego, California, Estados Unidos, nos compartió de su voluntad poética en Puerto Vallarta. Ahí, lugar en el que el mar le heredó la palabra, y con ello los libros, y más allá, los versos, nos enseñó con todo el afán de la naturaleza, la poesía tiene un lugar en su espacio. Ahí, de flanco sensible y un deseo oportuno por ser artista, Lilith nos compartió sus retos personales, sociales, culturales y todo aquello que le permite transmutar dentro del sistema como parte de la comunidad LGBT+ y todos los adjetivos que se derivan de ello.

Encontrar el rostro del mar. Foto: Miguel Asa

La costa nos enseñó la paciencia, pues no todo está bajo nuestro control y dependemos de muchas situaciones. Así Lilith nos brindó su compañía en nuestra Pluma Foránea que hicimos con el apoyo de La Gata Foro Bar, de nuestra querida Coral Arroyo, sitió en el que el teatro y las muchas manifestaciones escénicas tienen pie en dicha ciudad, y esa noche, los versos de más amistades nos hicieron fuertes. Así Daniela Ruelas, Juan Azuara y Lilith Sullivan nos acompañaron, a Naomi Greene y a mí, con el fin de saber un poco más del cómo se vive la palabra a pie de mar. Esa noche no sólo fue eso, sino que La compañía teatral de La Gata también nos adentró en la improvisación escénica de una manera que nos ruborizó los versos. Gracias por esa noche. Ese momento nos permitió develar en nuestras capacidades el manejo de nuestros sistemas sensoriales. Qué bonito es visitar lugares y coincidir. Al día siguiente, el desayuno y el merequetengue poético surgió como una paleta de colores que sólo el sol sabe como manifestarlo. Así, con una panorámica de Puerto Vallarta, surgió la voz de Lilith, quien entre una galletita y un café nos adornó de su juventud, de su valor y de su potencia. Pues si bien la poesía no es sólo escribir, es también sentir profundamente y eso, aquella mañana de marzo, nos deshizo la última etapa de perseverancia. Aquella ventana circular nos permitió conocer que la poesía no sólo se trata de la página en blanco, sino de la confianza en uno y en el otro, en la apertura ante lo que somos y hemos vivido, en lo que nos construye como personas y nos demuele como humanos. Lilith, más allá de ser el poeta más joven de esta colección, fue quien nos brindó la lección más grande y tenaz de lo que hemos logrado. Por fin pude rendir mi trabajo ante la cámara de Naomi. Ahí, todos fuimos triunfadores pues el silencio había tomado posesión de todos nosotros: conocimos que la poesía es espíritu.

Mirada de Lilith Sullivan. Foto: Miguel Asa

Con Jaime Jordán nos acompañó Yadeli Contreras, su editora y amiga en un medio día de charla. Con Lilith Sullivan su madre nos hizo eco y nos fortaleció. A este viaje, gracias por ser destino y gracia, por ser palabra, sierra y costa. Fue bello establecer un eje en nuestras vidas. Cartografía, recorrido poético por Jalisco, ideado por nosotros como dupla creativa, es hoy por hoy, la primera evidencia poética audiovisual de gran alcance de lo que es Jalisco y sus letras. Gracias a todes por todo. Gracias Naomi, por hacer esto de aventurarte por la poesía. No cualquiera lo hace.*

Grado 3: el aroma de las letras

Letras, libros y amistades. Foto: Miguel Asa
Grado 3: el aroma de las letras
Una cámara que entrega la apertura al universo

Tu voz hace un imperio en el espacio
Vicente Huidobro

Las palabras siempre superarán a una imagen. La fotografía nos puede colocar a favor y creer que lo hemos descubierto todo, pero no es así. Las grafías tienen algo ya de por si complicado, y es que cada una tiene una función y en reunión con otras grafías surgen más funciones y así con más grupos de diferentes números de grafías, siempre, hay más y más funciones. Una dimensión que desconocemos y que nos permite entablar una vinculación mágica, severa y voraz. Las letras, en su reunión, para cual sea su función, tienen el fenómeno natural de comunidad, de ser de uno para otro, así como lo hago yo contigo. ¿Ves? La bicicleta se ve mejor que cuando antes. Al parecer la pinchadura se resolvió. Ya sé. Sí, las letras son bonitas. Incluso, por eso me gusta la tipografía. ¿Sabías que hay infinidad de formas en que hemos representado a las grafías? Imagina todas las posibilidades visuales, las cómodas y las que simplemente surgen por desgracia.

Confiar en la palabra es algo que me he frecuentado de por vida. Sí, quisiera que tomáramos una especie de revuelta en la situación solar del universo. Pero eso ya es filosofía. En carretera necesitas hidratación, frutos secos, semillas, algo de dulces y fibra. Ya en el camino surge donde comer o es necesario proveer para ello. Pero lo tedioso es una pinchadura. ¿Cuánto quieres pedalear ahora? No. No te preocupes de lo que sucede con la llanta. Debe soportar hasta nuevo aviso. Cuando el tubular de la llanta se pincha de nuevo simplemente se repite la dinámica. Lo imposible es parchar una serie de pinchaduras. Eso es lo difícil. Y si no se puede, es necesario cambiarlo. Pero en sí, puedes sostener la bicicleta por un buen tiempo si la sabes maniobrar. Mira, la palabra surgió en mí como una celebración entre la imaginación y la realidad. Aquello que podemos ver y no vemos, percibimos o no, así como una concha de chocolate o un curado de pulque a pie de carretera. Todo se puede percibir con la palabra, siempre, como sonido, pero como permanencia, desde la letra. Aprendí a tener paciencia por la escritura y mucha tranquilidad con la lectura. Por aquellos tiempos, al momento de andar en bicicleta y ya con la cámara en mano, hubo obras diferentes que pasaron mis ojos. Sin embargo, Momo, de Michael Ende, fue uno de los parteaguas de mis lecturas. Eso fue en temporadas de la secundaria.

Desde niño contuve por leer enciclopedias, diccionarios completos e imaginar el arte de estar por ahí. En sus ilustraciones, en sus modelos de realización, aquellos libros de pasta dura y colores oscuros con fileteados dorados o plateados era mi fascinación. Así los libros de poesía de pastas duras como los de pastas inexistentes. Aquellos novelas de la literatura universal y de vez en cuando una historieta, o la revista aquella del deporte ráfaga que uno compraba para perseguir el vuelo ante la canasta, o de aquella serie televisiva que puso el sarcasmo político de moda y los personajes ya han roto la historia. La burla no termina y tampoco la literatura. Pero mira, puedes escribir en la arena. Ya leíste. “Gracias por persistir”. Sí, lo escribí para ti. Sabes que las letras te vibran y eso es fascinante. Sí, un poco de eso también. ¿También te gusta la filosofía? Qué buena onda. Te digo, el cicloviaje, como le dicen, es un aprendizaje enorme para entablar la sensación más grande del planeta: el corazón. Podrías hacer muchas cosas así. Las letras ayudan. Por eso esto que te cuento. Así la filosofía que, desde luego, nos posibilita la expansión del pensamiento. Elocuente. Así comienza la base literaria, desde el pensamiento filosófico. Me acerque solo a las grafías. Le busqué por aquí y luego por allá. Así descubrí por igual, a la literatura, el gran espasmo que afronta el ser humano, esa noción de lo que llamamos palabra, y que hemos determinado llamarlo lenguaje.

Sí, mañana pedalearemos unos 70 km, algo sencillo pues la carretera no tiene muchas cuestas. Sí, creo que podríamos arrancar temprano. Ya me dirás. Sí, la lectura me sirvió en muchos casos como reflexión de mi tiempo, fue el espasmo que contribuyo a las nuevas nociones de un gran diluvio. Esto, aquello de leer y escribir, fue un ejercicio que acompañé con un buen amigo. Nos prestábamos libros. Hablamos de las tramas. Corregíamos alguna opinión. Nos íbamos solos a las librerías y eso nos dio de qué hablar. Los libros nos dieron pauta. Títulos universales. En ocasiones autores desconocidos. Libros de viejo. Viajes en el libro. Libro en la secuela. Libro como suspenso. Libro en la familia. El libro nos llevó hasta dónde no te imaginas. El libro fue una trama peculiar. El libro me permitió ejercer una reunión de grafías que cambiaron la perspectiva de mi vida. El libro fue un medio que voló mi cabeza y nacieron los momentos naturales, los viajes, la sencillez del planeta. Los libros fueron una entrada al mágico mundo de la poesía. De ahí que cumpla con aquellas palabras de Friedrich Nietzsche sobre ella en la que manifestó que la poesía es la mayor partícula metafísica que el humano ha creado. Y de ahí nos vamos a recorrer la imaginación. El libro ha sido una puerta en la consagración de cada viaje. Sí, algo de lo que te cuento también irá en un libro. Estas son nuestras vidas, nuestras formas, nuestras interpretaciones de la realidad. No hay más que dejar. Casas y eso por igual son huellas, pero todo cambia. Una cosa es la materia y otra el conocimiento posible. Por ello un libro es necesario en vida. Si te contará que también traía libros en la bicicleta en aquel viaje. Sí, a cada paso y en cada población siempre alguien me daba un libro. Una historia de alguna fotografía, una historia sobre una serie de amigos en un departamento en Nueva York, en ocasiones el cuento alegre y colorido y otras el del silencio y los insectos. La poesía como feroz sentimiento. En temporadas de secundaria uno toma a la palabra como método de nuevos caminos. La narrativa es el paso a la aventura. Y el teatro, qué decir del teatro. Te maravillas. Entre géneros aprendes a galopar de diferentes maneras. Pero el libro siempre será el libro. El libro es música. El libro es historia. El libro son matemáticas. El libro es arte. El libro es un oficio. El libro tiene referencia en la gastronomía. El libro tiene el fundamento de esparcir todo lo posible que viene y que se recomienda por las situaciones de la vida. El libro es una canción para todos. El libro es aquel atardecer en que un cuervo te acompaña en la vereda del desierto. El libro es aquel huracán que se quedo en la memoria de los pobladores. El libro quedo en la huella de tu bicicleta. Una vez una, otra vez otra, y las bicicletas han cambiado. Las bicicletas han mostrado su valor y su sentir al estar contigo y alejarse por cualquier razón. Las bicicletas son amables, el espíritu de uno es la conformación de nuestros libros. Así la evidencia de la letra en este ejercicio: el libro.

Sí, vamos a pedalear y con cada avance escribimos nuevas palabras. Uno se subió a la bicicleta a los cinco años. Ya te dije. Sí, el Viejo fue quien me impulso. La Prieta me curaba las heridas. Todo fue una partícula de avance. La bicicleta, la fotografía y los libros. Jugábamos a la extensión de la imaginación entre esas materias. Uno pedaleaba por las calles del barrio imaginando los grandes paisajes de veredas con la aventura de por medio como si fuéramos unos grandes exploradores. La infancia se convirtió en un libro. En las secciones que hemos determinado cuántas veces no tiene la palabra. Un libro es emocionante. Un libro son los accidentes, las transformaciones médicas que le haces a tu cuerpo, las reparaciones del espíritu, los momentos que recoges en cada extensión de ser. El libro como respuesta posible a situaciones diversas. La palabra como interpretación de nuestro presente. El libro es la bomba que nos permite descalzarnos ante las y los demás. El libro es la montaña que ha formulado en las situaciones diversas que tenemos. El libro es una forma de crear más libros. Y así la serie hasta que se comporta el corazón. Tengamos por ahí la fortuna de escribir la serie y participar en todo lo que es. El libro como una comunidad. El libro como la lucha de muchos grupos. Así las y los poetas, las y los narradores, así las y los ensayistas. El libro como un horizonte del los horizontes. El libro como el vuelo de una mariposa. El vuelo como el nado de una orca. El libro como este cuerpo que me cargo y en el que habito. El libro como la resistencia del pensamiento. El libro como la historia y la permanencia de la especie. El libro como una batalla individual. Los libros. Las comas. Los números. Las palabras. Los libros tienen esa receta que no podríamos menospreciar. El secreto de los libros cada uno lo contempla a su manera. Un libro son las aves. Las aventuras y sus diversas formas de atribuir un paquete de narrativas, poemas y ensayos de diferentes maneras en vida. El libro tiene una secuela de enormes ámbitos y se compone de la posibilidad de existir en cada momento. El libro tiene la facilidad de explorar las situaciones que mantienen el esqueleto en comprensión. 

El libro es un libro es un libro es un libro y la broma ya viene en camino. Y el libro se queda como parte de ello, sí. Todo eso puede ser y más. Hay tantas cosas para decir de un libro. Algo así como un libro es una bicicleta. ¿Lo crees? Sí, para mi la bicicleta en la que viaje era mi pequeña biblioteca. Llegué a cargar hasta 40 libros de diferentes tamaños. ¿Te imaginas? Una de las alforjas era la biblioteca. Además de portar otras cosas del equipo de campamento. Ya sabes, que la lámpara, que el vaso y el plato, que el mechero. Pero fue divertido. Leía en el desierto, a pie de carretera, en las gasolineras, en las sombras de los árboles que me abrazaron. Leí en las viejas carrocerías abandonadas en media de la nada. Leí en las casas viejas y en las que alguien tuvo una historia. Leí en terrenos extensos de naturaleza, debajo del río. Leí en soledad, todo el tiempo. Leí en las particularidades del temor. Leí en las aventuras de saberme bien. Leí. Leí en la espesura de mi bicicleta. Leí en los balcones de los muros naturales. Leí en la casa del hijo, de la señora, del abuelo. Leí en el café, en el restaurante. En ocasiones me equivoqué, pero no dejé de leer. Escribir estaba entre mis secretos. Leí lo que pude. Leí el antecedente de saberme memoria. Leí y escribí e hice fotografías. Leí, amé y pedaleé. Leí, me amaron y pedaleamos. Uno sabe del choque en el que se dispone a estar. Leí para ser libro y recuerdo de alguien. Leí para trazar rutas. Leí de geografía, de fotografía, de arte, de medicina, de matemáticas. Leí sobre cámaras fotográficas, sobre tipografía, sobre el pulque, sobre las cuestiones de México. De otras vidas y de otros países también leí. Del amor por la luz y el desprecio por la oscuridad y viceversa. Leí sobre lo centauros. Leí de aquellas personajes que viajan en bicicleta. Leí de los poetas, de las configuraciones que tiene el cuerpo sobre el escenario. Leí sobre museología como de bibliotecología. Leí de la organización individual y del desastre social. Leí en inglés, en español y en mis locuras. Leí en una parte lleno de amor y otras veces desolado. Leí en el tren, en la bicicleta, en mis piernas, pero en movimiento. Así leí. De un lado a otro y no lo he dejado de hacer.

No se lee por compromiso social o porque debas entregar una serie de respuestas a la humanidad. Se lee por gozo y aprendizaje. Se lee para satisfacer más nuestro tiempo y el tiempo de los demás. Del conocimiento que podemos configurar y de las relaciones que podríamos tener como humanidad. La lectura es aquello que me permitió invitarte a este viaje. De otro manera tendría que haberlo hecho bajo práctica, y créeme, puede funcionar, pero si se tiene más información se facilitan muchas cosas. Es aprender. Somo seres sociales que tenemos vinculaciones con los demás. Sí, ninguna relación es especial, pero sí son únicas. Tienen sus formas de ser. La lectura me permitió aprender cómo debes de parchar una pinchadura. La lectura es una herramienta mágica.

Sí, hasta para acampar hay libros. Mira, en la alforja aquella hay uno pequeño. Te lo quería regalar. Es un libro sobre la ruta en la que estamos. Lo escribí hace tiempo. Sí, tiene muchas cosas de lo que me han pasado. Podrás darte cuenta de esta ruta de nuevo. Es algo especial. No lleves prisa. La hice algunos años. Tenía 30 años y estaba enamorado de mi soledad y de mi bicicleta. Sí, puedes leer todo. No hay nada que tenga que ocultar. La bicicleta me entrego una formidable forma de subsistir. La bicicleta es mi libro favorito. La abordas y en ella abres muchas páginas. La bicicleta es un libro que teje muchas cosas. La bicicleta es esa literatura que todos podemos abordar, es el viaje en el que nos podemos contemplar más humanos, más sencillos, más reales, la lentitud y el corazón se unen para avanzar conforme a nuestro tiempo y a nuestra fuerza. Una bicicleta es el ritmo del corazón y el libro de la vida. Una bicicleta escribe tanto sobre la Tierra y no dice nada. La bicicleta es una traducción de nosotros con la Tierra. La naturaleza es el libro más grande que hay y ninguna historia podrá superar su historia. Nadie escribirá nada igual con tantos detalles y con tantos mundos. Con tantos ríos. Los silencios, eso, ese artefacto que me aplasta. Nadie podrá tener esa dimensión de la naturaleza. Nadie podrá superar tales expectativas. Hemos organizado el camino. Los libros son parte de esto.

Sí, ese libro es mío. Hay varias cuestiones que me permitieron llegar a muchas partes. En ocasiones, nulo, y en otras más, divertido. Todo viaje fue el sentimiento de soledad. Pero existió en mí la posibilidad de recorrer todo lo que pude. Hice una estrategia para conmoverme a mí. Miré todo lo que pude. Descansé todo lo que pude. Jugué a ser capitán de diversas cosas. Canté como iracundo en las noches de las playas. Bailé con tenacidad en el fondo del desierto. Entre culebras y peces, aves y gatos, todo el viaje fue una órbita lunar. Es poco, pero aprendí sobre otros viajes. Los libros sí pesan, pero cuando te gustan los cargas. Es emocionante leer en cada lugar. En muchos espacios. En ocasiones duermes, a veces te dejas llevar. Muchas más no sabes lo que va a suceder. Y así queda la humanidad. Un día es el desierto y otra más la vida. Siempre solo y de pronto acompañado. Sí, duermes sobre libros, con los libros, por los libros, para los libros y desde los libros. Así uno avanza. Imagina. Esa es la pasión de estar vivo. De saber la superficie sobre la que tenemos la memoria de los sueños, y es que nos hemos convertido en algo que no podríamos definir a diferencia de todo el mundo. Tenemos la posibilidad de ser un gato, un libro con una cosa azul, una fragancia que posiblemente me ayude a columpiar en el esfuerzo de avisar sobre la meditación de la vida.

En ese libro podrás encontrar historia únicas. Porque sabes. Ese tiempo fue una nostalgia de muchas cosas, pero también varios libros. Y leí. Leí entre el mar, leí en el cansancio de las lomas. Leí solo. Leí con luz y sin luz, leí de una manera formidable, leí sobre las condiciones de la vida, leí sobre el amanecer de los horizontes, leí sobre venados, lunas y soles. Leí sobre culturas y tradiciones y aquí te entrego todo lo que pude vivir en ese viaje. Sí, no pasa nada. Mira, abre la alforja aquella, la de mi bicicleta. Además de ese libro te traje otra cosa. Revisa. Con calma. Es un multiherramientas. Sí, ese mero. Qué bueno. ¿Te gusta? Úsalo. Te servirá de mucho cuando te muevas. Te servirá de diversas maneras. En unas a solas, en otras en compañía. Pero siempre es un buen paso el que vaya contigo. Pero eso no era lo que quería darte. Ya viste. Por allá. Sí, más adentro. Revisa bien. Hay un sobrecito. Ese mero. Sí. “Escribir como pedalear”. Sí, lo pensé para ti. Pensaba dártelo antes del viaje, pero no sabía si tendrías gana, me pareció mejor dártelo ya dentro del viaje. Sí. La cosa ha cambiado verdad. Sí, apenas van seis días y estás emocionado. Esperemos para saber a dónde nos lleva la ruta. No te preocupes. Te contaré con calma. Sí, también cuéntame.

En ocasiones el silencio puede ser aterrador, pero es una calma que el cuerpo no entenderá nunca. El silencio es la voz del libro que se escucha entre nosotros. El silencio nunca pierde y nunca gana. Sólo está ahí. Personaje de suculenta palabra y efímero nido. El silencio es el libro que nos mantiene firmes. El silencio el suceso que debemos descubrir como el lugar donde se encuentran todas las palabras. La variedad de libros del mundo es el silencio. Escucha. El silencio se observa en el ruido de las cosas. El silencio es el mar, el ave, el viento que sopla detrás de los cardones. El viento es el silencio que no podrás callar. Ese es otro libro. La parte que surge de tu boca. Y de ahí la palabra. Y después como recordatorio la grafía. Y así el círculo infinito del lenguaje se concentra como el avance en el cicloviaje. Ahí es donde he encontrado los libros.

Así suceden las letras. Sí, son muchas cosas. Los libros son pequeños gigantes que vienen a la memoria siempre. Nos llenan el suburbio de colores. La escritura nos comparte las visiones de las comunidades. De alguna forma hablamos de los alcances y disfrutamos de la posibilidad de viajar, de movernos, de volar. Sí, cada libro es un traslado como esto mismo. ¿Cada día es una página? La vida misma es un libro. Hasta dónde vamos a llegar en ese libro. Y así sus autores. Así Alfonsina Storni y el mar. Y qué me dices del canto de Violeta Parra. Y de las aventuras de Sara Sefchovich con su amor mexicano. Y qué me cuentas de Julio Cortázar y sus viajes. Y qué manifiestas de las palabras desérticas de Rosario Castellanos. Y cómo respirar los versos de Roberto Fernández Retamar. De qué manera convierto el latido de las fotografías de Lola Álvarez Bravo a mi existencia. Cómo configuro las pinturas de Frida Kalho en tipologías de color. De qué forma me aproximo a la obra de Jorge Luis Borges. O simplemente, en qué momento me encuentro con la fragancia del grupo Noigandres. Hasta qué punto tengo que considerar a Tristan Tzara. De qué forma me reúno con el viento y los amores viejos. Cómo le digo a Gabriel Said que sí pude leer en bicicleta. Hasta qué momento de la vida podré recorrer estas páginas. Cómo le digo a Silvia Plath que los versos son menos que dolor. En qué cajita se le obsequian unas palabras a Carlos Monsiváis. Cómo despierto de la selva a Gabriel García Márquez. Cómo le explico a Juan José Arreola que la vida en bicicleta es más que una feria con bestiario. De qué manera uno construye el fotograma de Germán López “Tin Tan”. Hasta qué fecha es posible saber cuándo va a llover como Pedro Infante. En que voces de María Felix se queda uno. En qué suspiros de Ibrahim Ferrer se cuelga la canción. Pero en qué parte de César Vallejo se vacía la casa. Cómo abrimos los inviernos Michelangelo Antonioni. Cómo es que uno gira con la obra de Gal Costa. En qué momento tantos libros por tantos libros de tanto libros. Sí, la literatura y las artes también son libros. Y Juan Rulfo qué me dirá de sus espíritus.

El paseo por la mañana es tu lectura matutina. Y es libro. Y así la canción del remedio del avance. Así el corazón del violín en el límite de la canción. Se convierte en libro. Y sí. La lectura como el pedaleo necesita respiración profunda. Sabernos paciencia y atentos a la profundidad de la página. Lo escribí con pluma porque se puede borrar durante el viaje. Sí, es un cuadernillo que hice para ti. Es para que lleves tu diario de viaje. Sí, cada día tendrás algo nuevo que apuntar. Sí. Mira. Todo lo puedes tener. Siempre es un momento muy grande el que sepas que hemos llegado a escribir. Sí. Es posible. Tienes que observar los detalles de lo que tienes alrededor. Eso es importante. En sí, hay muchos métodos. Pero es tu oportunidad de escribir como tú quieras. Escribe lo que quieras: la forma de una piedra, el cuento del mecánico de aquel poblado, la cena que preparaste, la historia de los transportistas que nos encontramos antier, el convivio con las chicas que viajaban hacia el sur. En carretera todo es posible. Puedes hacer amigos por doquier. Siempre hay que abrir la posibilidad de entablar diálogo donde sea. Es la forma de ser humano con el resto de los demás. Sí, multiplica tu palabra. Cada persona puede tener una historia, un libro, la diferencia de cada renglón en tu vida. Así es esto. Leer es dialogar. Leer es más que una posibilidad de descubrir. Leer a las personas. Sí, sus gustos y sus pasiones como sus sentimientos y sus emociones. Debes de cuidar a quien te rodea. Lo que se pueda. No importa si es un extraño. Nunca sabes de quién podrás necesitar ayuda. El momento es una pasión. La lectura el caudal de los momentos más divertidos que he tenido. Mira, ha pasado un delfín. Sí. Está por allá. Sí. Van hacia el norte por estas fechas. Se mueven. Casi ha terminado la temporada. Pero veamos hasta dónde nos puede llevar este ritmo de viaje. Hasta dónde crees que sea posible viajar. Date la oportunidad de leer lo que quieras, de escribir lo que veas y sumérgete en el provechoso momento de tu existencia.

Sí, escribe los detalles como quieras. Piensa en que de hoy en adelante ese será tu libro. El libro que pensaste es el libro que manifiesta ese espacio tuyo. Ese espacio en el que existes, en el que te colocas y en el que vives. De ahí es como debes de entregar tu lectura. Hemos pasado una variedad de viajes a bicicleta para poder escribir eso que tienes en las manos. Hemos pasado por diferentes rutas de Jalisco. Hacia la Costa Sur, hacia la Costa Norte, hacia los Altos, por la Ribera de Chapala, hacia la Sierra Sur, hacia la zona Valles y la zona Ciénega, del rancho al bosque, de la ciudad al poblado y por doquier. Carretera o terracería. De día o de noche. Solo, siempre solo. La búsqueda es el contacto de la velocidad. Es el libro que ahora comenzamos. Esto es algo pequeño. No hemos avanzado mucho. Pero dale con tiempo. Ya aprenderás sobre todo ello.

Tu bicicleta es tu pluma. Escribe lo que quieras. Es tu vuelo. Y lee lo que desees de ese libro. Es sólo una parte de los periplos. Hay más cosas y otras temporadas que pasaron por igual. De viajes de raite y en auto. He manejado Jalisco por igual. De raite por todo México, o una gran mayoría. Pero sí. Eso ha sido las consecuencias de la vida. Lee. Ya me dirás. Hoy quiero cenar un caldito de verduras. Sí, compramos suficiente café. Así es. Leer fue la palabra que me llevo por muchas escuelas, a pintar murales con mucha chaviza y a intercambiar labores sociales. Leer es la multiplicación de la experiencia. Aquí te dejo tu vaso. Sí, traigo algunas plumas y algunos marcadores. Me dices. Siempre es bueno escribir a papel. En un viaje mucho más. Un cuaderno tiene mucho valor. Es tu propiedad y tus ideas. Recupera lo que puedas de tu vida. Escribe por igual. Haz o posible. Es divertido. Y sí. Podríamos viajar más tiempo, pero ya veremos cómo te sientes. Recuerda que debemos pausar en un momento de esta semana. Sí, puedes servirte. Yo iré a caminar un poco por alrededor y regreso. Necesito respirar un poco a solas. Pero observa. La luna ha llegado. Se ve que estará maravillosa. Disfruta. La soledad de un libro está llena de aventuras.*

 

Por favor y gracias.

Calcomanía de 2009. Foto: Miguel Asa
Por favor y gracias.
15 años de existencia nos fortalecen

Cerrar los ojos
no es dormir para olvidarte.
Miguel García Ascencio

Gracias por las plumas y por los adhesivos. Gracias por las rocas, las tertulias, los calendarios. Gracias por las ocasiones en que hemos defendido a la palabra y otras tantas en la que nos descocimos la tela. Gracias por el aliento, el apoyo, la ventaja y la carta bonita de la noche. Gracias por las canciones y toda tu efervescencia. Gracias por las mañanas en que nos han compartido un desayuno, por esos medio días llenos de amor. Gracias por la nomenclaturas de las charlas. Gracias por las opiniones y los intercambios de ideas. Gracias por las cenas en que hemos compartido la vida y el sabor, así por igual de aquellos aperitivos que hemos sido. Gracias por la consecuencia de sabernos vivos y en el proceso creativo. Llegar a 15 años es un movimiento lento y curioso. Muchas personas han pasado por nuestros ojos y las acciones que hemos encontrado ha sido un ramillete de diversidad. Así una calcomanía, una copia, una tertulia, un mural, una charla, una campaña, un festival, un encuentro, una feria, el tren, la bicicleta, los libros, los versos y que sé yo tanto de esto. Gracias por la compañía, la amistad, el amor y la empatía. Gracias por la fortaleza, la creencia, el sabor y la intensidad de nuestra existencia. Gracias por la palabra en el baile y el baile en la vida y la vida en el camino. Gracias por las canciones. Gracias por los conciertos. Gracias por las obras de teatro. Por las tardes de circo. Gracias por la modulación de las amistades en la literatura y las artes. Gracias por la camaradería en el ciclismo. Gracias a los ingenieros de navegación terrestre por todos los momentos de cuidados. Sin ustedes mis viajes no tendrían remedio. Gracias al silencio y a las personas con las que he hecho mucho ruido. Agradezco infinitamente a mis padres por darme la posibilidad de dar gracias a ustedes, quienes me han apoyado en numerosos momentos y no me han dejado caer. Proyecto Ululayu no sólo ha sido mi sueño, sino que se ha logrado forjar como una plataforma de todos y para todos. Aquí estamos para acompañar y compartir como lo han hecho con nosotros. Gracias por todos estos años de alegrías y amarguras. Gracias por las palabras con más palabras con más palabras con más palabras. Ha sido una buena aventura llegar hasta aquí. El viento crece y esto se fortalece. Hemos llegado a cumplir 15 años en activo a pesar de muchos errores, de muchas virtudes y de muchas acciones. En ocasiones más, en ocasiones menos, pero el vuelo no se ha detenido para incidir en sociedad de muchas maneras. Gracias a quienes han mantenido la amistad por mucho tiempo y a aquellos a quienes se integran sin medida a cada paso. Gracias por las letras. Siempre, muchas gracias por las letras. Y siempre, muchas gracias a la bicicleta por permitirme llegar a ustedes de muchas maneras. Que la poesía no nos falte, que el arte nos gobierne y que el pedal sea nuestro avance. Por favor, exista. Gracias.

Vamos a reconocernos en el camino nuevamente. Vamos al silencio que porta nuestra amistad. Vamos al tejido de lo que llamamos tiempos. Sinceramente, muchas gracias a todas y todos.*

Abril 8, 2023

 

Caldero: una reflexión del arte femenina

Naomi Greene y su autorretrato. Foto: Miguel Asa
Caldero: una reflexión del arte femenina
Una reunión de mujeres artistas y su integración colectiva

De día labran y de noche andan sueltas,
con los sueños revueltos entre dedos.
Naomi Greene

Y la vida insiste en sabernos vivos. Insistir como perseverar. Caldero. Así se llama: Caldero. Y es un ejercicio que nació desde una colectiva espontánea de mujeres artistas. El arte como medio, sus trabajos como manifestación y la región sur como código de acción. Y es a finales de marzo, ya con la primavera, los discursos de once mujeres se cruzaron en el Palacio de los Olotes, ahí, en el Restaurante La Casona, en Ciudad Guzmán, Zapotlán el Grande, Jalisco, donde más de un centenar de personas se dieron cita para contemplar el potencial de la creativa femenina. Ahí, amigos, conocidos, desconocidos, familiares y demás, persiguieron los trazos, las formas, las capturas, los versos, la compañía, y es que el trabajo de Elsa Bravo, Cristina Meza, Sara Stonk, Dalia Ortega, Larissa Moreno, Virginia Sánchez, Silvia Madero, Paula M. Goretti, Naomi Greene, Esther Armenta, a la par de las mezclas de Ginger Juzz, fue toda una explosión de emociones.

El amor de Larissa Moreno. Foto: Miguel Asa

Ese día será el resguardo de un jardín, será la potencia de un jardín de la memoria. Será un jardín lleno de muchas flores y es que Caldero fue una enunciación de contenido y de amor. Se trató de una exposición en la que una mujer es once mujeres y viceversa. Se trató de la línea azul acuarela, de los blancos de la piel sobre el alto contraste, se trató del punto a punto para formar la palabra “amor” en un casco ciclista, se trató de guardar silencio, se trató de colores carmesí en juego con azules y turquesas, se trató de abstracción precisa de la mano, se trato de sus retratos y su autorretrato y la vi feliz, las vi felices. El diálogo, la sorpresa y la compañía permitieron que todo se conjuntara de la mano del sueño.

Los danzantes y Ginger Juzz. Foto: Miguel Asa

Caldero se convirtió en ejemplo de un esfuerzo digno de apreciar, en que las opiniones, las ideas y demás, se conjuntaron, o así lo quiero creer. Disfrutamos de la acción de las sonrisas, de los ojos de los demás, de los abrazos, de las palabras, de la posibilidad de existir, de la veracidad, del silencio de las calles, de la noche hecha emoción, de la posibilidad de la merienda, del anunció del gato, de la amistad, simplemente del trabajo de todas, como una memoria de muchas historias. Qué felicidad saberme ahí, vivo, y a todo color, para haber visto esa acción. El sur tiene mucho que decir. Las mujeres de todo el sur, y de todas partes, tienen mucho que decir. Entre discursos diversos y una apuesta por contribuir en detalle, este Caldero parece una versión piloto de lo que podría, quizás, y en voz de sus integrantes, seguir por varias partes de Jalisco.

Los azules de Elsa Bravo. Foto: Miguel Asa

Uno puede percibir las formas de los sentidos en esta obra. La curaduría y la realidad tienen una afronta de opiniones que debemos reflexionar, dialogar y disfrutar. Pues sí el arte funciona como entrada de diálogo, la creatividad nos permite conocernos como entidades de pensamiento y conocimiento. Que si bien, tratamos un esfuerzo por compartir, la plenitud de la colectiva es muestra de fortaleza, diversidad y compromiso. Así lo mismo quien no se sujeta. Así la razón, el esfuerzo y el espacio. Así la aventura de encontrarse entre el color y la música.

Texto de sala de Virginia Sánchez. Foto: Miguel Asa

En Caldero se sujeto el amor, el trabajo y la disposición. Se trató pues de la posibilidad de concretar una serie enorme de amor. Se trató de contribuir a la población como un esparcimiento de lo que es la vida. Se trató de observar con plenitud y en soledad. Es necesario pasear por Ciudad Guzmán en estos días y quedarnos con algo de este trabajo que resultó exquisito, pese a ciertas cuestiones técnicas que en uno u otro momento surgieron, el detalle que cada una de las artistas entregó fue con la emoción de plasmar una contienda de pensamientos, sentimientos y sensaciones. Es bonito pues. Cada voz, cada pieza, cada trabajo, como el deseo que el arte nos promueve en el espíritu. Estamos aquí para contemplarnos. Para maravillarnos de los conceptos, de las capacidades, de las texturas de cada una de las piezas que se integró a esta receta.

Los cuerpos se Sara Stonk. Foto: Miguel Asa

Qué afortunado me siento de ver algo así. Qué fortuna la de estar en un tiempo y un espacio cercano a la vida. Qué fortuna la de imaginar desde una reunión tan genuina. Es el espasmo de la noche lo que descalzó el ritmo de la mirada para caminar a solas por Ciudad Guzmán. Me creí silencio y a la vez una mano y una pared. Y amé los colores de esa pintura. Me leí los versos para sentir el día y la fragancia. Abracé a los colores de todo lo ofrecido. Que el margen del arte se llene siempre de constancia.

La abstracción con Dalia Ortega. Foto: Miguel Asa

Caldero también fue una noche de danza, fue una expresión de visión, fue la vinculación de los esfuerzos y la integración de ideas literarias y plásticas en el imaginario de un pueblo en evoluciones creativas. Ahora son ellas. Definitivamente son ellas y nada más. Aplauso para Sara Stonk y el esfuerzo voraz de hacer algo como este Caldero. Abrazo con mucha fuerza el sabor y la capacidad de cada obra entregada por cada artista. Que siga la línea de la creación para todas las personas. Hubo una vez un Caldero en el que las mujeres mezclaron letras y artes, de ello, una mezcla genuina de Jalisco apareció. Así vamos a la integración de la melodía, como un canto del viento sur hacia unas nuevas facetas por descubrir lo mágico.

El espectador con Paula M. Goretti. Foto Miguel Asa

Gracias a todas por esta muestra que me permitió descubrir muchas instantes más de las letras y del arte. Que la ofrenda a la primavera venga siempre desde la mano de la mujer como el renacimiento de las flores, como esa semilla que uno necesita en el avance del trayecto. Uno es y continua. Gracias Caldero, por la receta. Así la emoción. Gracias Naomi, por la invitación. Hoy soy el sabor de todas las esencias en el alba de la flor.*

 

Grado 2: la contemplación de los colores

Kodak 97X Compañera Instamatic. Foto: Miguel Asa
Grado 2: la contemplación de los colores
Una cámara que entrega la apertura al universo

Nací en el Equinoccio, bajo las hortensias y los aeroplanos del calor.
Vicente Huidobro

Sí, la herramienta está en la alforja delantera. Puedes vaciar todo si quieres, sinceramente no tengo prisa. Mira, esta fue la cámara con la que comencé a hacer fotografías. Es un regalo del Viejo, la usábamos en aquellos viajes de los ochenta. Algo peculiar, usaba unos cubitos transparentes que funcionaban como flash. Eran desechables. Funcionaban algunas fotografías y tenías que reemplazar. Ya sabes, la tecnología ha sido prueba y error, y más error que nada. Al final aquí de diferentes maneras. Es necesario desmontar todo para cambiar el tubular de la llanta. Sirve que la limpias por completo y verificas que no tenga otra posibilidad de pinchadura. Quisiera saber cuántas fotografías realizamos con esa cámara. He pensado en reutilizarla, pero no lo sé. Ahora funciona como una caja de recuerdos. De esas fotografías quisiera saber cuáles son las que quedan aún en el archivo.

Desde que tengo uso de razón comencé a presionar los botones de las cámaras en todos los eventos que estaba, así fueran familiares, escolares o personales, siempre, me involucraba en hacer algo con la cámara. Llegó un momento en la primaria que la cámara se volvió mi compañera. Fu un objeto que logré apreciar con mucho amor. Me encantaba poner a las personas bajo diferentes posiciones ante mi perspectiva. De ello tengo muchos recuerdos, incluso, mis regalos de cumpleaños y de ese tipo de fechas no fueron juguetes, fueron cámaras, rollos, y en ocasiones, cupones de descuento para revelado e impresión, revelado o sólo impresión. Cosas que hoy día hemos perdido. Ahora todo mundo piensa que una fotografía se hace con tan sólo un clic y no se esfuerza por tener lo mejor de la imagen. Es ridículo. Pero quisiera que te fijaras muy bien en las fotografías que he estado armando durante todo el trayecto. Tienen algo de simplicidad, pero dentro de ellas se encuentra una potencia divina que sobresale en cada una de sus composiciones. Eso es el ejercicio del ojo: es necesario contemplar para no perder los detalles de lo que somos. Es preciso que sepas utilizar una cámara fotográfica. Es vital que sepas dialogar con los colores, siempre, con toda la naturaleza. Eso es lo que hacemos las personas cautas, observamos con detenimiento, y luego, poco a poco sacudimos todo el éxtasis de lo que tenemos al frente.

Mi primera cámara fue una Kodak, la 97X Compañera, y formó parte de la colección Instamatic. La crearon en Brasil en 1983, lo que significa que es un año más vieja que yo. Nací en noviembre de 1984, por algo me dicen modelo George Orwell. Con esa cámara capturé mis primeras fotografías. Su película era el formato de 126 mm, algo imposible de encontrar por estos días. Pero bueno. Con esa cámara logré tener el espíritu de la luz con la química. Se trata pues de uno de los horizontes que me permitieron emerger dentro del sistema que hoy procura mi vida. Sí. Muchas personas no saben que durante un tiempo estuve en la fotografía. Que hice fotografía de paisajes, retratos, desnudos, conciertos y un sinfín de duermevelas. Incluso, hasta me he dado la oportunidad de perder todo para volver a surgir. Si te dijera que mi archivo fotográfico pereció en un asalto no me lo creerías, pero así fue. Así que lo único con lo que cuento son con algunos negativos embodegados en unas cuantas cajas, mismos que quiero tengan su potencia en un archivo digno donde dejarlos. Sí, ponle suficiente pegamento, pero antes debes de raspar el área. ¿Ya encontraste la pinchadura? Sí, se siente con los labios o las mejillas. Sí, quisiera un bote con agua, pero debes aprender a hacerlo lo más rápido posible. El silencio y la sensibilidad de la piel es lo necesario, por la pinchadura sale un breve aire, ahí encontrarás la sección que debes parchar. Pero eso sí, debes de tener mucha fe en que podrás hacerlo bien, es un ejercicio de paciencia y de fuerza. Parchar una llanta a solas es una de las cosas que me ha entregado mucha paciencia en carretera. Ay. Qué belleza. No me distraigas. Sí. Ya podríamos haber despegado, pero tengo gana de estar aquí unos días más. Hay algo de pan tostado. Quiero ir a nadar. Vamos. Antes, deja te hago una fotografía, me encanta hacerla de mecánico personal.

El agua es algo que la fotografía requirió durante mucho tiempo. Así como te sentiste después de nadar, el agua da otra vida a cada negativo, a cada pedazo de papel, a cada instante que uno ha querido atrapar desde una cámara mecánica. Ahora todo es un clic y es tan efímero que ya no se siente el deseo de aquellos momentos. Quisiera que supieras un poco de ello: sobre lo que era la sorpresa esperar a tener las fotografías impresas en las manos. La fotografía marcó un instante largo en mi vida, marcó una sentencia que se ha vuelto mi vestimenta nuevamente. He creado con muchas cámaras, en sí, la gracia de mis fotografías ha sido mayormente para mí. No he tenido un fin en particular ni comercial al usar una cámara fotográfica. Me ha gustado tener mi propia colección. Me ha gustado ser yo a través de ella. Pero sabes, uno es uno y con el agua cambia, tienes otra oportunidad de revelarte, de alguna manera, a tu contexto, a tu tiempo, a tu devenir. Se trata de una historia compleja. Quisiera decirte que una fotografía es una cosa hermosa. De alguna forma muchas personas te recordarán porque no estuviste en la imagen del colectivo. Así me pasó en la primaria y en la secundaria. Hasta la fecha soy el que tiene más fotografías de aquella época. Después tendría más textos que imágenes, pues la filosofía y la literatura me arrebataron los ojos para construir mis ideales, mismos que ahora te cuento.

Quisiera replantear lo que siento al ver que todo mi material se ha perdido y ha quedado distante, sin embargo, es una oportunidad para renovar todo el archivo y crecer otra vez con una nueva identidad, esto bajo todos los recursos propios de lo que soy ahora. Sí, también tomé fotografías sobre la bicicleta, de las más geniales. Sí, te puedo decir que esto que comenzamos a vivir es un momento auténtico, pues me entregué de manera abrupta a muchas condiciones con el fin de conocer mis límites, sobrellevar mi personaje en vida y saber hasta dónde puedo ser. Ahora conozco muy bien mis capacidades, mis límites y mis riesgos, cosas que me encantan y eso no cualquiera lo puede y lo reconozco. Estoy por descubrirte en una nueva etapa. No sé qué pienses, pero creo, eres una persona fuerte y colorida. Estas fotografías que siguen serán sólo para darnos una evidencia de lo que vivimos. No te preocupes por retratar todo, sólo hazlo con aquello que impacte tu momento, tu vida, y que creas, con todo tu espíritu, que va a trascender en ti. Si no es así sólo desperdicias batería. Persiste en lo valioso. Persiste en lo que tengas, en lo que vivas y no dejes, para nada, escapar una bella sonrisa. Las personas siempre pueden aparecer una vez, pero después no vuelven. Quisiera emocionarte por todo lo que viene de manera sencilla y discreta, pero serás tú quien lo haga. Lo único que te puedo ofrecer de momento es algo breve de teoría. Sí, hay más parches. No te preocupes. Acá tengo más pegamento. Regularmente pasa, se abre así porque no traes protegido el tubo. Dentro de las alforjas sucede constantemente. Con la presión de alguna cosa u otra suele pasar, y al rato, todo el pegamento en los calcetines, con la barra de nuez o ve tú a saber. Ahora lo resolvemos.

Una de las fotografías más bonitas que hice alguna vez fue cuando me fui hasta Tijuana en la bicicleta. Tenía pocos días de haber salido de Guadalajara. Recuerdo que fue una pinchadura en el cerro, no recuerdo su nombre, pero fue después de dejar la Ribera de Chapala, al salir de Jocotepec, con dirección a tomar la carretera a Ciudad Guzmán, allá, en Zapotlán el Grande, Jalisco, tuve que cruzar sobre el cerro que da por encima del pueblo de San Marcos, el poblado que abarca la primera parte de la sección de lagunas, posterior a él se encuentra la de Sayula. En ese cerro se pararon cuatro mariposas sobre la bicicleta a contemplar, con paciencia, lo ridículo que era mi servicio mecánico personal. Sin embargo, entre sus alas de colores y un medio día lleno de sol, logré parchar aquella bicicleta que para mí era todo un artículo de magia. No sabes lo que sentía pues era la primera terracería en mi viaje en solitario. Fue algo enorme descubrir que había llegado lejos y aquellas mariposas fueron el recuerdo de mi paciencia. La fotografía por ahí anda, o eso quiero creer, pero sí, fue un momento de destello, de suma contemplación y de un fortalecimiento mágico.

Así que toma tu tiempo y disfruta de la playa, disfruta de estos momentos porque no se repetirán. Sí, puedes parchar y limpiar de nuevo. Todo se puede sobre una bicicleta, hasta pasear un papalote si así lo quieres. Yo lo he logrado, pero de eso, tristemente no tengo una fotografía. Tengo dos manos y un corazón, y con ello, un mundo de imágenes guardadas en el refugio que es mi mente. Que si bien, no recuerdo todo, sí tengo una memoria que me permite recordar muchos momentos. De eso me siento algo orgulloso. Así tú, trata de observar lo que el mundo ofrece. Se trata de la alegría de vivir todo el color que se pueda. Tenemos muchas incertidumbres y muchas sin razones para demeritar a nuestras perspectivas, pero todo está ahí al frente, delante de nuestros ojos, de nuestros espejos, de nuestros sueños. Hacer una fotografía es hacer algo más que sólo tomar una cámara cualquiera y detener un momento.

No habrás de saber si no aprendes a contemplar. No tendrás oportunidad de observar el universo si no tienes la paciencia para revisar los detalles, cada una de las particularidades con las que se compone una imagen. No se trata de hacer por hacer, se trata de crear experiencias que en tu vida te permitan entregar una persona modesta y de pensamiento franco. Las personas constantemente se engañan. Una fotografía es por igual un engaño de nuestra realidad. Quizás, una de las mentiras más estrictas de la realidad, pues parece que es tal lo que vemos, pero realmente todo ojo cambia en cada perspectiva, todo humano observa lo mismo, pero siempre bajo canales y posibilidades diferentes. Quisiera contarte que he aprendido a sobrellevar la historia de mi persona dentro de lo que permanece. Que no te preocupe un parche o una llanta, hay cosas que se pierden a cada rato y que no se viven de la misma manera, una fotografía por ejemplo. Y es necesario aprender a recordar con paciencia dentro de los recuerdos que existen en las posibilidades de la vida.

Así pues, comprendí que para hacer fotografía no sólo se trataba de tener una cámara y saber de su funcionamiento. Tuve la oportunidad de descubrir la magia de la imagen con muchas y muchos personajes que me dieron paso a aprender fotografía de muchos tipos: moda, social, arte, paisaje, retrato, arquitectura, conciertos, de muchas cosas. Y con ello, y todos los aprendizajes obtenidos, obtuve mi propio estilo. Ya te diré cómo es. Hacer una fotografía es para mí un ritual, es una conexión con la historia del otro desde la propia. Por eso la fotografía es posible que se contemple como algo sensible, pues no todas las personas aceptan el apreciarse de otras maneras que no se conozcan, de ahí que provenga todo ese mito que las personas tanto se dicen al sentirse no ser fotogénicas.

Sí, el pegamento debe secar poco, luego le pones atención al parche de manera que lo presiones contra la tubular para contener un secado potente. Despúes verifica con la bomba de aire si ha funcionado. Sí, ese tubo de pegamento ya no servirá. Supongo tienes un desastre en la alforja. No te preocupes. Limpiamos y seguimos. Es sencillo. Pero si me preguntas como aprendí a parchar, no es lo mismo de cómo aprendí a fotografiar. Mientras estudiaba los inicios de la licenciatura en Letras hispánicas estuve un par de años en una empresa familiar dedicada a la fotografía. En aquellos años ya había pasado por muchos momentos, pero te cuento, estuve en el área de escaneo y luego en la parte digital. Si me preguntas por qué sé algo de esto y algo de aquello es por eso. Ahí observé detenidamente los negativos de muchas y muchos fotógrafos. Los negativos son las películas que se han revelado despúes de haber hecho las fotografías. Sí, así eran los procesos. Nada que ver con lo de hoy día. Así nos gustaba ahorrar película, usarla para el momento preciso, saber que el tiempo podía ser o no ser, descubrir que la toma era nuestra o no, saber si había estado todo bien calculado o había sido un rotundo fracaso. Eso fue la fotografía en aquellos años. Muchas veces usamos exposímetro. Esa herramienta que muchas ocasiones nos salvo de cometer un delito en contra de nuestras propias piezas. En ese lugar contemplé las fotografías de los luchadores que me gustaban, o aquellos retratos divinos que parecían de una película de terciopelo, o aquellas imágenes que resplandecían del verde exacto que menguaba en la naturaleza que las construía, o qué decir de aquellas mujeres y hombres que ha blanco y negro lucían sus cuerpos en formas abstractas por la luz o por la oscuridad, o de aquellos artistas en acción en el concierto de no sé que pieza. Todo fue una luz enorme. Miré cosas que parecían inútiles y otras tantas con mucho despilfarro económico, pero que al final de cuentas, cada cliente pedía lo que quería.

Descubrí en la fotografía el llanto de las sirenas, la náusea de los árboles, el ritmo de la mentira, el compás de los amores fugaces, el melodrama del tiempo, la virtud de la memoria, el sufrimiento de los pueblos, la magia de las estaciones, el poder de la naturaleza y todo, siempre, para quedarse en un momento mágico. Hoy día no sé cuántas imágenes se crean por minuto, pero supongo son infinidades de información que nunca habremos de contemplar en totalidad. De eso estoy seguro, me funciona seguir un poco austero. Toma en cuenta que parte de una fotografía es generar el amor al camino, al espacio, al momento, al instante. Es la oportunidad de resguardar contigo, en una de las artes más cercanas de la realidad de la vida, las visiones y aseveraciones que has tenido de ella. Sí, todos estos mares, todas esas montañas, todas esas páginas, todas esas personas, todo lo que te rodea, podrá ser o no, evidencia de tu recorrido, a lo mejor no servirá de nada, pero hay algo de importante, que quede para ti y los tuyos ya es suficiente.

No te has dado cuenta, pero te he hecho algunas fotografías mientras parchabas tu bicicleta. Sí, así es la cuestión, trabajar sin aviso, trabajar sin meditación. Hacerlo sin importar la cautela, el momento se va y no vuelve. Uno se puede convertir en alguien obsesivo o en alguien que fundamentalmente es un espasmo de momentos deleitables. Sí, porque con tanto, lo que uno ya desea es resguardar todo aquello que importa y no lo efímero del recuerdo, tus calcetines rotos o la cena de aquel momento en la calle de aquel poblado. Son cosas diferentes. El nivel de la fotografía valdrá por la historia que cuente. Sí, date la oportunidad de contar lo que desees a través de tu mirada. La mía ya está incompleta. Así pasamos de un lado a otro y vamos despacio entre todos los pueblos y las personas.

Haz una prueba. No siento que esté mal. Date una vuelta y si no estalla, es que sí funcionó. La cámara trae algo de pila. Vete a la distancia para hacerte otra fotografía. Pero sonríes mucho, que se vea el nivel de aventura que estás teniendo. Sí, sí, no intentaré hacer nada que no te agrade. Es una fotografía. No, es para nosotros. Solamente para nosotros. No lo tomes a mal, pero se ve diferente la bicicleta después de que la has desmontado de todo. Date la vuelta. Va y vienes. Aquí te espero mientras preparo la toma.*

Caldero: un aquelarre creativo de mujeres

Las artistas Caldero
Caldero: un aquelarre creativo de mujeres
El sur de Jalisco llama a contemplar la creatividad femenina

Mientras me rizo las pestañas pienso en la vida bajo mis pies.
Cristina Meza

El arte se reúne desde la perspectiva femenina. Amigas, comparsas y camaradas de sueños se reúnen en un evento sin precedentes. En Ciudad Guzmán, allá, en Zapotlán el Grande, Jalisco, surgirá Caldero como una instrucción de Sara Stonk de Bestiario, cultura para el desarrollo, con una comunidad de diversas mujeres que han frecuentado compartir desde sus aristas lo que es para ellas la forma de la escultura, la fotografía, la pintura, la poesía y la música como una manifestación colectiva que se llena de lo que sea con el fin de formular una receta especial del entusiasmo femenino. Todo es huella de un trabajo que surge desde la región Sur de Jalisco desde hace meses y que se ha consolidado como la apertura a la obra de diferentes artistas mujeres.

Se dice que no hay un hilo rector porque Caldero tiene que ver con la mezcla de voces, como una forma de proponer algo tradicional, multidisciplinario e innovador al mismo tiempo. Así, de la mano de Cristina Meza, Larissa Moreno, Paula M. Goretti, Naomi Greene, Elsa Bravo, Dalia Ortega, Sara Stonk, Esther Armenta, Virginia Sánchez y Silvia Madero nos encontraremos con un universo de letras y artes nacido desde una cosmovisión femenina de una particular generación, y con ello, Djane Ginger Juzz nos compartirá sus mezclas para cerrar dicho aquelarre.

La vinculación hace posible el conocimiento de esa red de mujeres y ello permite la toma de espacios diversos, así como el Restaurante La Casona, en el Palacio de los Olotes, en mera cabecera municipal de aquel municipio sureño, que funcionará como parte de la visión de dicha exhibición, así el arte fuera de la institución, de los espacios cotidianos, de las galerías inertes de diario, para generarse una vinculación con mujeres emprendedoras, gestoras y creativas de la región desde el más valeroso de los artilugios, la creatividad. Se dice que el único hilo conductor es ser mujer, en específico, conocidas de la generación como una curaduria de cercanía, hermandad y resiliencia.

Invitación de inauguración Caldero

Y así prosigue en palabras de Paula M. Goretti, una de las artistas que integran este Caldero “la colectividad siempre ha sido una de las armas fuertes ante la adversidad, una facultad indispensable en el desarrollo y sobrevivencia; las mujeres, diversas, complejas y peculiares, cotidianas y reales nos permite mantenernos vivas y plantar cara ante un mundo que se ha esperado en silenciarnos. Hoy estamos reunidas como hermanas, cómo cómplices y aliadas; somos una voz de resistencia que grita y crea. Caldero es, en definitiva, un aquelarre moderno. Somos un espacio de mística contextual y creativa, la otra cara, la que algunas fueron el ánimo en la firma de alguna obra. Volamos hacia nuestro Sabat montando pinceles, lanzamos hechizos a través del lente y nuestras letras de convierten en papiros sagrados. Aquí está reunida nuestra locura y trasgresión, lo que reverbera en nuestro interior. Este proyecto es, sin duda, uno de nuestros claros de luna y un faro de mujeres en mitad de la noche intempesta. Aquí nos conocemos y nos hermanamos en un lenguaje que siempre ha socorrido a quienes se encuentran bajo el yugo de algún tipo de operación; el arte”.

Caldero es una exhibición que ha generado expectativa para muchas y muchos y parte de ello lo comparte Dalia Ortega, “la exhibición es excepcional en todos los sentidos: reúne propuestas multidisciplinarias, enfoques conceptuales diversos, personalidades y maneras distintas de hacer arte en el contexto actual; lo más importante es sin duda dar un espacio a las voces de mujeres creadoras fuera de los espacios y discursos institucionales, al abrir la visibilización de nuestro trabajo de manera única. Sin duda es un evento imperdible y que marcará un parteaguas en la agenda cultural de Zapotlán. Somos artistas, mujeres creadoras, extrañas y familiares que encontraron un espacio para seguir cantando a la noche. Y Caldero es esa iniciativa necesaria para congregarnos”.

Por su parte, la también artista Elsa Bravo manifestó, Caldero es “la expresión del alma femenina, serie de conjuros artísticos donde existe arte de expresión y sanación. Nuestras obras son para abrazar el alma, así sus dolores, alegrías y anhelos. Es una experiencia en la que compartimos nuestras vivencias y emociones a través de nuestras vidas”. Y no queda más, la artista multidisciplinaria Larissa Moreno también brindó sus palabras, “para mí Caldero es generar red a través de las diferentes visiones de cada una de las artistas, en las que cada una ha propuesto diversos temas de acuerdo con su sentir, al de cada mujer, para inspirar a todo aquel que sea parte de su reflejo”.

Gracias a Bestiario y a su producción por ser iniciativa de este tipo de movimientos. Enhorabuena por lo que viene y la sorpresa que será contemplar este Caldero. Es tiempo de degustar otras fragancias del arte, allá, en el sur de Jalisco. Que esta reunión sea un hervor de sapiencia e inteligencia, una amalgama de introspecciones, un camino para descubrir nuevos caminos. Aquí vamos como parte de la receta que se espera sea el público.*

Caldero: Aquelarre artístico
Exposición colectiva multidisciplinaria
Marzo 28 – Abril 23, 2023
14:00 a 23:00 horas
Restaurante La Casona, Palacio de los Olotes
Ciudad Guzmán, Zapotlán el Grande, Jalisco

Cartografía: la búsqueda poética en los Altos

Teocaltiche, Jalisco, pueblo. Foto: Miguel Asa
Cartografía: la búsqueda poética en los Altos
La segunda vuelta por Jalisco y sus poetas

No leer significa llevar una cantidad mayor de muertes en la bolsa.
Miguel García Ascencio

 

Tenemos la posibilidad de encontrarnos como la fragancia de un esquema geográfico para contemplar a la comunidad poeta de Jalisco como nuestro recurso histórico. Un par de cámaras, grabadoras, audífonos, cables y todo el equipo necesario para registrar lo que hemos considerado que sea una evidencia. Desde nuestra paciencia, y desde el retrato personal entre nosotros, acudimos a visitar a otros poetas de Jalisco, María Ausencia y Miguel García Ascencio, en Teocaltiche y Arandas, respectivamente. Nuestros espíritus, el de Naomi Greene y el mío, entre pensamientos, dudas, incertidumbres, nostalgias, perspectivas y un sinfín de connotaciones, entregamos esta investigación como parte de una celebración que nos hemos volcado a crear desde nuestro encuentro. Perece la palabra entre cada movimiento que realizamos y es que esta Cartografía, recorrido poético por Jalisco, ha traspasado nuestras metas.

En lo alto con María Auisencia. Foto: Miguel Asa

Salimos hacia el IX Encuentro de poetas Francisco González de León en Lagos de Moreno, Jalisco, el viernes 10 de marzo, y con ello procuramos alcanzar otros poblados de los Altos de Jalisco, todo, con el fin de inmiscuirnos en las cocinas de nuestros poetas contemplados. Las carreteras como magia de encuentro, de reflexión, de reconocimiento y de observación se convirtieron en el punto de diálogo. El movimiento, los trailers, los paisajes, la velocidad, las curvas y todo lo disruptivo de nuestras mentes se vació en la efervescencia poética.

El recuerdo de la biblioteca de Teocaltiche. Foto: Miguel Asa

Llegar a Lagos a Moreno nos permitió asentar nuestros pensamientos, conocernos más, conocerlos más, identificarnos en nuestros objetivos para dar a conocer nuestra labor, que poco a poco, ha llegado a esclarecer nuestra misión. Así, ese mismo día por la noche, y con un pequeño aperitivo como celebración, unas empanaditas de huitlacoche y carne preparadas por nuestros amigos Rocío Salas y Fabián Montero de Slice of Paradise, contribuimos a manifestar a nuestra comunidad de poetas de Jalisco y de otras partes, el trabajo que estamos realizando con nuestro Almanaque y nuestra Cartografía. Todo el público nos recibió con abrazo y compartimos nuestra perspectiva con motivo de sobrellevar nuestro trabajo y empatizar con las ideas que hemos procurado entre todo el movimiento que hemos tenido en los últimos meses. De alguna manera, y con lágrimas internas, encontrarnos y manifestarnos fue principio del camino por nuestra segunda vuelta por Jalisco.

Naomi Greene en grabación. Foto: Miguel Asa

Así, ese Encuentro que tanto aprecio porque me ha permitido emerger como parte de mi comunidad, fue el designio inicial por los Altos. Después de algunas fotografías para nuestro Almanaque y de la escucha de la poesía de muchas voces, contemplamos la partida hacia la región de Teocaltiche. Por allá María Ausencia esperaba nuestra visita desde meses atrás. Así, el domingo 12 de marzo, por la mañana, arrancamos hacia esa conspiración que nos mantiene como un equipo fuerte, paciente y estratega, pues no es de menor importancia saber que nos hemos enfrentado con muchas situaciones que han modificado el proceso de nuestra producción, sin embargo, ha sido mayor la contundencia que hemos entretejido entre nosotros que ello mismo nos ha permitido reconocernos como los primeros retratos existenciales de este proceso creativo. Y así los perfiles rodaron.

Miguel García Ascencio en su estudio. Foto: Miguel Asa

Estar ese domingo con María Ausencia y su familia nos lleno el panorama de posibilidades, de conocer otros procesos que suceden en las poblaciones, allá, dónde el frenesí de las ciudades no existe. Apreciamos los colores, los momentos, las historias, la integración y el suceso de existir de otras maneras dentro de la poesía. Una biblioteca, su tía Ana Cadena, un tejuino y una caminata por el pueblo nos permitió consolidarnos un breve retrato audiovisual de lo que sus ojos le han permitido construir como poeta. Y no todo queda allí, desde la modestia de su familia nos sentimos arropados pues el comedor se convirtió en punto de encuentro en una visita que nos llenó de orgullo, fuerza y energía. Y es que pareciera fácil entregarnos así por así, pero ha sido la amistad, la entrega y la vida misma la que nos ha puesto en este camino de recorrer los ojos de nuestros poetas. María nos abrazó y nos permitió sentir la flor de nuestras aventuras. Así, jóvenes y aventureros, Naomi y yo dialogamos y percibimos a esa población chapulín como un eco de la poesía y de la fuerza de las bibliotecas y las infancias. Y de repente entendí que estaba en una condición sensible y fue una remota reflexión todo ese tiempo. Esa región nos mostró las posibilidades que emergen desde el deseo y desde la gracia de la entrega, el amor y el esfuerzo. María nos permitió sabernos más fuertes, posibles y únicos.

El perro sin nombre. Foto: Miguel Asa

Por la tarde emergimos hacia el sur de los Altos, con un esplendoroso atardecer en el que nos preguntamos cosas, en el que me maravillé de la capacidad de mi compañera realizadora, de la carretera ensimismada y de las formas de la perseverancia que recorren nuestros sueños. Así, pasamos por San Juan de los Lagos, Jalostotitlán, San Miguel el Alto, Santa María del Valle, hasta llegar a Arandas ya entrada la noche. Ahí, entre un abrazo familiar, Miguel García Ascencio nos recibió con una botanita y su espacio, según él, su “casa museo”, y es que sí lo es. Esa noche, entre recuerdos de juventud, la gracia de la plática y las oportunidades de la historia, nos reencontramos como viejos compañeros de escritorio. Pudimos pasar la noche y descansamos. Al día siguiente, el lunes 14 de marzo, enlazamos un desayuno fortificante en medio de libros, de versos y de aventuras poéticas en la historia de Jalisco. Y es que Miguel no es cualquier persona en el ámbito literario de nuestro estado, es el reflejo de que una generación ha trabajado arduamente por mantener, preservar y configurar lo que han sido las letras de Jalisco. Ahí mismo, la sensibilidad emergió en algunos momentos. Fuimos la constancia, la reflexión y el esfuerzo. Y es que las condiciones físicas para ninguno de nosotros nos ha impedido ser revolucionarios de nuestros contextos, porque no se necesita más.

Miguel y perro sin nombre. Foto: Miguel Asa

Al finalizar el día, partimos por Atotonilco, Tototlán y Zapotlanejo hasta regresar a Guadalajara. Es imposible no mencionar que las lágrimas no nos hayan brotado, entre todo lo recaudado y todo lo sentido, nos convertimos en bombas que a nosotros mismos nos han llegado de una o de otra manera, personal y en equipo. Dialogar es lo que permite la carretera. Aprendimos de ellos, de nosotros y de todo lo sucedido. Seguimos en nuestro camino como dos espíritus en reflexión con ánimo de consolidar esta Cartografía por el amor que sentimos hacia la poesía, pues al final de cuentas, es eso lo que nos mueve, nuestra sensibilidad, nuestros errores y nuestras diásporas. Gracias a todas las personas que permitieron nuestro viaje para seguir en este camino de exploración. Uno se siente fuerte y también sensible después de tanto. Pero que más se puede decir si tenemos la oportunidad de manifestarlo. Vamos por más. Siguientes estaciones, Zapotlán el Grande y Puerto Vallarta. Aquí vamos poesía, contigo.

El jardín de la memoria. Foto: Miguel Asa

Con María Ausencia y nosotros estuvieron sus padres y hermanos, y como nuestra compañía cercana, Tabhata Roaro. Con Miguel García Ascencio nos acompañó su sobrina y su hermana, Graciela García Ascencio. A todos gracias, fue hermoso saber sobre más poesía. Y siempre gracias, Naomi, por tu entrega, tu paciencia y tu sabiduría.*

Francisco González León: el 9 como reencuentro

Cierre del IX Encuentro de poetas Francisco González León. Foto: Miguel Asa
Francisco González León: el 9 como reencuentro
El poeta Jorge Esquinca como el premiado del evento

El viento que había callado,
vuelve a cantar.
Francisco González León

Quisiera recordar que un día llegué en bicicleta y fui abrazado con una magia enorme. También quisiera que la vida se detuviera por siempre en esos días, por lo que nos respalda, por lo que se vive, por lo que se alegra y por lo que se persiste. Y es que, en la poesía, precisamente en sus diferencias, se encuentra el amor de quienes la vivimos de una o de otra manera. Así fue la persistencia de la IX edición del Encuentro de poetas Francisco González León que ocurrió el pasado viernes y sábado, 10 y 11 de marzo, en Lagos de Moreno, Jalisco, en donde más de una treintena de poetas de diversas localidades de Jalisco y de México, se dieron cita para escucharse, dialogar, convivir y sopesar la medida de la nube por la que transitamos.

Jorge Esquinca, premio Francisco González León 2023. Foto: Miguel Asa

Desde una preparación exhaustiva y con la finalidad de volvernos a encontrar, la piel se contuvo entre versos, amistades, sonrisas y mucha contribución. Naomi Greene y yo avanzamos por la carretera en compañía de la poeta Lizzie Castro y del poeta premiado de este año, Jorge Esquinca. Y entonces, comencé a dimensionar todos los esfuerzos que se han generado desde hace años en nuestra tierra, desde la sutileza del silencio y desde la perseverancia de cada libro, bajo condiciones diferentes, ásperas, dolorosas y alegres por igual. Y allá, Berónica Palacios, Dante Velázquez y Rocío Serrano, y un gran equipo tras producción, ofertaron a cada asistente la posibilidad de manifestarnos con la cadencia posible. Rescatamos la posibilidad de contemplar las amistades, de sabernos vivos y de volver, a esos momentos, exquisitos, de intercambiar, de apreciar y de valorar los formatos, las decadencias y las virtudes de cada una de las formas poéticas que concebimos.

Mesa de premiación. Foto: Miguel Asa

Y así, esa novena edición se vistió de una colectividad presencial y del esfuerzo magno del trabajo cada participante, y por ello Jorge Esquinca, poeta premiado de este año, manifestó su agradecimiento, “el recibir un premio que me otorgan escritores jaliscienses, un premio que viene directamente de mis colegas y que no cuenta necesariamente con un apoyo gubernamental, es un esfuerzo de una comunidad de lectores, de promotores de cultura, y eso es quizás la primera razón por la cual estoy contento y orgulloso de recibir este premio”.

Versos de Rossana Romo. Foto: Miguel Asa

Y es que no sólo queda ahí dicho Encuentro. Uno se lleva formas de trabajo, la escucha de diferentes voces, unas en potencia, otras más en proceso, otras más en desarrollo constante, otras que con dificultades van encontrando sus hilos, y otras tantas que culminan en un estilo propio, pero todo ello nos posibilita, a quienes acudimos, creernos parte de una comunidad, que aunque con diferencias por cuestiones de estilo, de grupos o demás, sabemos que vivimos y luchamos por lo mismo, la poesía, tan necesaria en todos los rincones de México, en todos los paisajes de nuestra cotidianidad, en todas las sensaciones de vivir este día a día.

Tendedero poético. Foto: Miguel Asa

Pero hay más. Los diálogos nos permitieron encontrar la sensibilidad de la confianza y de la desconfianza por igual, así por antecedentes concretos como por las dimensiones del desconocimiento de cada uno de nosotros. En ocasiones creemos conocerlo todo sobre nuestro medio, pero cada día, hay una posibilidad de descubrir nuevos parámetros.

El Encuentro Francisco González León tuvo para bien de todos otorgar diversas enseñanzas y lecciones, “es un Encuentro en el cual hemos tenido la calidez de encontrarnos nuevamente después de la pandemia. Es una experiencia de los poetas, algunos de reencontrarnos, otros de conocernos y de generar proyectos nuevos”, así lo manifestó Dante Velázquez, parte del comité organizador. Y también hubo gratitud y modestia, “he recibido grandes experiencias, seguridad, he convivido con poetas de todas las edades y eso me da vida, juventud y más sapiencia”, así lo compartió la poeta Rossana Romo.

Lizzie Castro en lectura. Foto: Miguel Asa

Pero no todo quedo allí, “el Encuentro es un lugar maravilloso donde coincidir con las personas que queremos y otras nuevas que no conocemos, y también, escuchar sus propuestas. A mí me parece interesante siempre estar al pendiente de las propuestas de creación literaria, de creación poética, de lo que se está haciendo actualmente y en ese sentido a mí me parece sumamente valioso”, respondió con entusiasmo el poeta Víctor Villalobos. Pero no sólo fue eso, si no que “el Encuentro a colaborado con distintas etapas de los escritores, tanto de escritores con experiencia y de escritores jóvenes, y eso es bastante importante en la nutrición literaria de las obras. Creo que ver distintos estilos entre nosotros aportará mucho y retribuirá en las conexiones que tengamos para hacer nuevas ideas, nuevos libros, que queramos hacer más adelante”, así lo dijo la poeta  Mariana González.

Primer día. Foto: Miguel Asa

Encontrarnos, reencontrarnos, viajar, leer, movernos, escucharnos, vivir la poesía como una pauta, como una alegría, como una trascendencia, como un esquema, y, sobre todo, como parte de nuestros sentidos. Y eso hicimos desde nuestro dialogo persistente, pues no es de menor importancia decir que no ocurrió de todo, pues bien, se sabe que cada Encuentro nos ha otorgado potentes enseñanzas, así la habilidad de la empatía, el escucha de la soberbia, la modestia del estilo y la apertura a las incomodidades que nos expanden el conocimiento. Es necesario lograr la plenitud de nuestras creaciones, pues en ellas encontraremos la libertad de nuestras personalidades, así lo fue conmigo, ya que hoy estoy seguro de que nunca olvidaré cómo la voz de mi personaje imaginario dio otro sentir a un poema de duelo de Rossana Romo delante de mis talleristas, fue algo mágico y estruendoso.

Mesa de apertura. Foto Miguel Asa

La tarea del IX Encuentro Francisco González Rojas es la amabilidad de persistir desde sus posibilidades, desde sus calles, desde su población y desde todos los corazones que lo hemos hecho posible. Gracias por permitirnos observarnos y manifestarnos. Espero que todos los días tengamos encuentros así en cualquier lugar de nuestros trayectos, toda persona es escucha de nuestros versos. Gracias por el recibimiento, gracias por la hermandad y toda la camaradería generada.*

Invitación: Almanaque poético de Jalisco

Almanaque poético de Jalisco
Invitación: Almanaque poético de Jalisco
Exploración de la comunidad poeta de nuestro estado

Ellos no viajan / se alimentan /
a cinco kilómetros por hora /
a través de mí / de esto
Xitlalitl Rodríguez Mendoza

He buscado la poesía en todas partes desde la infancia. La he frecuentado en los libros de viejo, en los tianguis, en las bibliotecas, en las charlas, en las escuelas, en las amistades. He encontrado a la poesía en diversas montañas y en grandes espejos de agua. La he intentado explorar a pie, en bicicleta, con la cabeza en el suelo y con los pies en el cielo. Le he intentado camuflar los horizontes y los paréntesis. Le he escrito con llaga y con profecía. Le he inventado nombres y le he dislocado los cuernos. Le he apretado el vientre y le he explotado los cables. Y siempre, de muchas maneras, llega con los circuitos abiertos, desterrados, bajo la influencia de las canciones y de las alcurnias de antaño. Y aquí, desde un paisaje jalisciense, escribo que la he encontrado múltiples veces bajo estos cielos. Y hoy, en el mes en que se celebra la poesía en el mundo, en el marco del 15 aniversario de Proyecto Ululayu, después de dos años de pruebas y de ajustes del estilo, surge esta invitación-convocatoria llena de color, de aventuras y de recorridos para la palomilla que determina al poema como su herramienta de expansión.

Si bien es cierto que en Jalisco hay diversos trabajos en los que se compila, se antologa, se organiza, se reúne, se hila, se adhiere, se almacena la diversidad de la poesía bajo diferentes dinámicas, soportes y plataformas, todos tienen sus diferencias, sus potencias y sus limitaciones. Y sí, todos han brindado un espectro de su época y de su talla, de las voces, de los tiempos, de los ejercicios, de las constancias y de un mundo que generación tras generación sucede con variaciones poderosas. Sin embargo, la exploración en estos tiempos ha quedado en la virtualidad y el contacto presencial se ha abandonado tras la inmediatez de resolver la intransigencia de la humanidad. Por tal motivo, y con algunos más, emprendemos este recorrido que sabemos nos tomará algo de tiempo.

Tras especializarme en varias materias artísticas durante 20 años he determinado crear una obra sin precedentes, en la que se muestre a la comunidad poeta desde sus naturalezas, con sus texturas, con sus virtudes, con sus sentires, para desnudar cada una de sus palabras, cada uno de sus versos, cada uno de sus poemas, todo, sin temor de nada: el error por principio es aprendizaje. Este Almanaque poético de Jalisco, como lo hemos decidido llamar, es sólo un catálogo de nuestra época, la memoria viva de lo que es el esfuerzo, la entrega y la experimentación de la poesía en Jalisco, desde sus diferentes vertientes, con sus nostálgicos paisajes y bajo la llave de las personalidades de cada poeta, independiente de su género, de su raza, de su cadencia y más, en el que la letra y la fotografía serán parte fundamental de nuestro documento como evidencia de todo ello.

Hemos tomado en cuenta los trabajos que han surgido a lo largo de los años en torno a este ámbito literario, el de la poesía, como un ejemplo de perseverancia, de comunidad y de reflexión histórica. Y con ello, también hemos generado las primeras investigaciones de campo, desde nuestras posibilidades y con nuestros recursos humanos, materiales y económicos, sin ningún apoyo alguno más que el de la camaradería que apuesta por esta labor contundente, todo, para llegar a sus rostros, a sus cuerpos, a sus personas, a sus intelectos, y, sobre todo, a sus poéticas.

Somos un pequeño equipo que cree en la poesía como un puente entre las comunidades que conforman nuestra sociedad, lo mismo para las infancias como para las senectudes. Y sí, validamos todos los esfuerzos que se ejercen dentro de la letra, pero valoramos con mayor ahínco todo aquel que porta sinceridad, colectividad y respeto sobre todas las formas, porque la humanidad es creadora, pero dentro de esta creación nuestra deseamos contemplar a aquellas obras que nos traspasan la piel, que nos liberan los poros, que nos retan a sentir y que nos permiten trascender con cada una de nuestras identidades, incluso, aquellas que son más que una batalla física, mental y espiritual. Y para ello, no hemos determinado edad ni origen social, sino la resiliencia individual en Jalisco, desde el nacimiento en él hasta la vivencia de este, polos que conforman un trayecto en distintos ritmos y con diferentes herramientas.

Aquí arranca la apertura de nuestro Almanaque, en la que la antropología, la fotografía, el diseño y las letras se unen mediante las carreteras, los teléfonos y las reuniones en persona, para crear, en colectivo y con paciencia, este archivo de introspección como secuela de los aprendizajes que nos ha brindado un grupo enorme de personas, mujeres y hombres docentes, escritores, artistas, historiadores, gestores, productores, editores, impresores, periodistas y un sinfín de perspectivas con el que hemos construido nuestras maquetas. Hemos iniciado desde nosotros y no sabemos hasta dónde vamos a llegar, pero todo ha sido con prudencia y cautela para el tiempo.

Si estás en la labor de la poesía en Jalisco y deseas ser parte de este Almanaque, corresponde a nuestro registro porque seleccionaremos a las y los poetas que visitaremos a lo largo de una buena temporada de aniversario a manera de agradecimiento. Es bien saber que ya tenemos a ciertas personalidades bajo invitación, pero más allá de ello, queremos que la poesía de nuestro estado nos sorprenda. Gracias a quienes han entregado su tiempo en la realización de otros trabajos de investigación dentro de este rubro, sin ellos no hubiésemos determinado el cuerpo de esta estructura y tampoco hubiéramos conocido sus alcances.

Almanaque poético de Jalisco es una investigación antropológica textovisual creada desde la sensibilidad de mis manos manos y de mis ojos. Que la poesía sea la cuna en donde permanezcamos hasta el fin de la piel.*

Información

Apertura
Miércoles, marzo 1, 2023, 7:00 h.
Cierre
Domingo, abril 30, 2023, 23:00 h.

CONOCE ALMANAQUE AQUÍ

Francisco González León: 9 encuentros poéticos

9 Encuentro de poetas Francisco González León
Francisco González León: 9 encuentros poéticos
Lagos de Moreno como sitio de reunión literaria

El viento que había callado,
vuelve a cantar.
Francisco González León

La primavera llega de nuevo y las voces emergen desde el fondo del invierno. Llega la flor y la mariposa. Llega el encuentro, el diálogo, el convite. Llegan las amistades, los versos y las palabras. Llegan los delirios, los perfumes, las almohadas, los tiempos. Llegan las euforias, las melodías, los caminos y las vergüenzas. Llegan las incertidumbres. Llegan el sol y la luna de la mano, llegan y juntos hacen fiesta. Y llegan ellas, ellos y nosotros. Y llega, por novena ocasión, el Encuentro de poetas Francisco González León que se estructura desde hace diez años en la cabecera municipal de Lagos de Moreno, Jalisco. Se sitúa al frente del año y comienza con los versos de distintos poetas y emerge la celebración como una entrega auténtica, regional y colectiva.

Y es que los días 10 y 11 de marzo de 2023 dicha población de la región alteña se cubrirá de intercambios y de diálogos. A veces con fervor, otras más con profundidad, y muchas más con camaradería, como una sonaja de cartón en medias del bullicio peatonal. Y es que la Casa de la Cultura lagunese se convierte en el eco poético de más de una treintena de poetas desde 2013. Y con este noveno paso, despúes de dos años de ausencia, llega el tenor de las letras de Jalisco y de otras partes para concretar nuevamente este encuentro en memoria de quien fuera un docto en la materia, y de igual manera, un facilitador solitario del conocimiento.

Y es que este Encuentro llega con el sueño y la vigencia pues contiene al poeta Jorge Esquinca como el Premio Francisco González de León de este año. Así lo compartió el Comité organizador, integrado por las poetas Berónica Palacios y Blanca Serrano y el poeta Dante Velázquez, pues “durante varias décadas ha cultivado una significativa obra, en la que sostiene un cuidadoso equilibrio del discurso poético. A ello, se suma su labor académica y la formación de poetas por medio de sus talleres de escritura creativa”. Dicha presea, un altorrelieve del poeta provinciano, creado por el artista Eleazar Lázaro Prado, marca el reconocimiento a “la trayectoria de la comunidad poeta cuya obra ha contribuido al enriquecimiento de la poesía jalisciense y mexicana”.

Programa general 9 EPFGL

Además de dicha sorpresa, existirá la visita de una breve diversidad de poetas a una escuela secundaria y a un bachillerato para dar pauta a que las juventudes tengan por igual un acercamiento al arte de la palabra. Con ello, “Apuntes sobre la poesía, una casa común” será la charla que fungirá como la puerta que abrirá Fernando Solana. Y de manera intensiva, en la tarde del viernes y durante la jornada del sábado, diversas mesas se cubrirán con las palabras de una buena flota de poetas mujeres y hombres, que a modo comparsas, sucederán en juegos de cuatro. Y por nuestra parte, llega Volumen 09, breve versión del PX Taller, y con el que a manera de experimentación sonora, discutiremos desde la poesía, la voz y el sonido sobre los fenómenos vocales hacia las posibilidades de las y los asistentes con el fin de crear un producto auditivo que permita ser memoria de este edición poética.

Será una experiencia el afán de discutir y permear la sensibilidad de los aromas. Vamos a llegar a Lagos de Moreno para despertar a la comunidad entre el silencio, la gama de la libertad y la vivencia de las creaciones. Si el perfume tiene alas, que la primavera genere versos.*

Jalisco poético: rutas insospechadas

Arroyo en Atemajac de Brizuela, Jalisco. Foto: Miguel Asa
Jalisco poético: rutas insospechadas
La configuración de una población y sus letras

¿Es necesario tener alas para volar?
2002

Escribir y leer. Fotografiar. Bailar. Pedalear. Un país particular. Una voz necesaria. Un Estado. Una historia. Una geografía. Una medida. Una cultura. Muchos climas. Miles de kilómetros en extensión. Gastronomías diversas. Paisajes poéticos. Alrededor de 9 millones de personas. Un ambiente benévolo. Música por doquier. Tacos. Siempre tacos. Diferentes climas. Muchas formas de caminar. Cuatro lagunas. Un lago. Varias carreteras. 125 municipios. Una de las principales ciudades de México. Historia en cada una de sus planicies. Tequila. Caña. Birria. Ritmos de vida. Zapateros. Campesinos. Artistas. Artesanos. Escritores. Músicos. Poetas. Jalisco se llama y de aquí las aventuras siguientes.

Encontrar la poesía de una población no es una misión sencilla. Sin embargo, se explora desde otra perspectiva cuando se busca en persona a la creatividad humana. Así en esto, destinamos diversos viajes por nuestras rutas. Contemplé una suculenta fortaleza por las mañanas. Un té al atardecer y diversas cenas en cada uno de sus pueblos. Construir estos elementos es la búsqueda de las voces que llueven en este territorio del occidente mexicano. Es tiempo de configurar un trabajo dedicado. Encontrar las voces de una manera abierta, cercana, empática y sincera. La poesía como motivo, el viaje como aventura y la comunidad poeta como destino. Así, un ejercicio de recorrer las carreteras que se dirigen hacia las Costas, hacia el Norte, hacia los Altos, hacia la Ribera, hacia el Sur, y todas aquellas menores que se reparten por Jalisco.

Hay que degustar una nieve en Mascota, comer birria en Arandas, sacudir el cuerpo en La Huerta, mover las olas en Cabo Corrientes, pedalear en Tapalpa, coincidir en Autlán de Navarro, tomar una caña en Ameca, caminar con paciencia en Talpa de Allende, contemplar los paisajes serreños en Mezquitic, y, sobre todo, reconocernos en los 125 municipios que son Jalisco. Y en cada rincón que lo compone existe la palabra. De alguna o de otra manera la sustancia que recorre a este estado occidental se encuentra en la diversidad de su población. Con una historia amplia en el sentido cultural, hay una particularidad: hacer la reunión de un puerto en el que las letras jaliscienses se contemplen de otra manera.

Esta oportunidad del tiempo es buscar el café en San Sebastián del Oeste, saborear las naranjas de Atotonilco el Alto, disfrutar de una tostada de Ciudad Guzmán, comer un menudo blanco en El Tuito, disfrutar de una visión desde Ahualulco de Mercado, y de paso, asumir el recuerdo de la naturaleza por Concepción de Buenos Aires y siempre buscar la palabra. En cada paisaje y en cada horizonte siempre, o casi siempre, al andar por tierras jaliscienses existe el posible encuentro de descubrir un contenido poético oculto. La literatura de esta región se ha visto llena de muchos nombres, mujeres y hombres son quienes han forjado de alguna manera sus mentes hacia el constructo social con el fin de proveer un enriquecimiento cultural que nace de la tierra, de los caminos, de los climas, de la flora y la fauna que se vive en cada espacio.

Jalisco en muchos términos, contiene un sinfín de poemas. Contiene historia, creatividad y personajes. Es un Estado en el que se camufla el silencio, el sol, la esperanza, los colores y las mariposas. Sí, todo el mundo tiene sus particularidades, y por eso, esto lo contemplo como un mar de posibilidades disfrutable, aquellos árboles altos y gustosos por la carretera de la costa, o qué decir de los columpios que se reparten en todo los Altos, o de aquella sureña vía que desciende al nivel del mar, o qué pensar de aquella altura en la Sierra de Aquila, y todos los trayectos los conozco en las medidas de sus posibilidades. Algo así como saberse el mapa de la palma de la mano, y es que Jalisco, tiene su templanza y sus horizontes. Tiene un efecto de comisura que deleita el perfil del visitante. En sus rutas encontramos tienditas, mercados y un sinfín de personas que hacen muestra de su creatividad de diferentes maneras. Se trata pues de la diversidad de las voces también.

Y eso no queda ahí. He pedaleado Jalisco de muchas maneras. Me he propuesto récords personales. Así mismo me he construido retos y un espíritu de amor de época por mi región que he contemplado encontrar la poesía en las calles de sus pueblos. Conocer una parte de Jalisco en bicicleta ha sido una experiencia que me ha despertado el interés por algo más allá de sus paisajes, conocer las poéticas que le construyen en la actualidad. El pedalear por las subidas de Atenguillo, o descender desde Sayula, o el disfrutar de las veredas en la zona Valles, así como atender en las subidas de Jalostotitlán, todo, me ha dado la oportunidad de conocer un poco más a detalle sus las posibles perspectivas de lo que es este estado.

De ahí la aventura como agradecimiento a esta región, a su historia y a quienes la han construido desde hace años. Así, tanto la palabra desde las voces jóvenes hasta las de las personas de la tercera edad han discernido una propuesta con variaciones considerables. En Jalisco la poesía se reparte de distintas maneras, y es que su difusión se explaya en proyectos editoriales de diversas magnitudes. Así revistas, breves encuentros, charlas, tertulias, talleres y demás. Pero no todo queda ahí, es necesario comprender que en la poesía jalisciense existen un abismo de personajes que la ejercen, que la viven, que la sienten. Y así, con sus respectivas imágenes, esta aventura se remonta a la cotidianidad, a la experiencia, al sentir de lo que muchas y muchos logran posicionar dentro de sus mundos, las letras.

Hablar de Jalisco en el ámbito poético es hablar de una tierra en constante devenir. Se trata pues de la experiencia de reconocer sus paisajes, sus amores, sus acciones, sus trabajos. Así, el interactuar desde una bicicleta, desde la caminata, desde el raite, queda en la apreciación de sus colores, de sus aromas, de sus posibilidades, de sus armonías, de sus árboles y sus flores. Conocer Jalisco representa una apertura indomable a sus literaturas, a sus contextos y se pueden colectar los nombres y persistir en ello, pero es que no sólo queda esto en ese espacio de la memoria, si no que hierve en su música, en el canto del amor, en el suspiro de la vida, en el suplicio de la muerte, en la ironía del fuego, en las centellas de la pluma, en las figuras multifacéticas, en las artesanías que cantan, en los ríos que bailan, en las cunas, en las mesetas, en los valles, en todo el territorio existe una palabra que configura rutas poéticas. Así la voz del joven de la sierra como la anciana de las estepas.

Hay en Jalisco una pluralidad en sus poéticas que se muestra en sus contextos de una manera agraciada y un tanto espectacular. Y es importante considerar que no todo queda en Guadalajara, la capital, si no que cada región trastoca con versos profundos, dolientes, sarcásticos, a la estabilidad de las emociones y con ello, los pensamientos cambian y se desbordan hacia otro constructo que ha ejercido un abanico de nombres que nos permiten consolidar una perspectiva excitante pues desde mucho tiempo atrás, las letras han permutado el imaginario colectivo del jalisciense. Este producto cultural al que hemos dado vida se trata de una experiencia única, se trata de la comprensión del contexto y de la adaptabilidad de la persona, una reflexión antropológica de la creación literaria que existe bajo distintas posibilidades y agencia como una memoria de esta etapa histórica de nuestra existencia.

Viajar por la poesía de Jalisco es un almacén de secretos, una reunión de bibliotecas que se muestran grandiosas, y sobre todo, las imágenes de generaciones que lo han entregado todo. El cuerpo como el medio, la cámara como un soporte y el encuentro como la evidencia. Así es, observar al nopal como poema y descifrar al maguey como retórica, son tareas que se permite uno al expandir el pensamiento por esta parte del occidente mexicano. Se trata pues de una aventura en tierras de colores, en aires con metáforas silvestres bajo el acompañamiento de sonidos peculiares del viento, de la piedra, de la madera, y así, se nutren las palabras de aquellos que nos evocamos a la justicia de la literatura, y en sí, de la poesía.

Este trabajo no pretende construir un horizonte limitado y espaciado conforme a una estructura similar o particular. Esto es la búsqueda de los espíritus desde la poesía, los papeles oxidados, el paso por la vida, la recuperación temporal de nuestras miradas, el eco de los sabores que nos persisten, la memoria del cotidiano, el sentir de la duermevela, la nostalgia de las dos aguas, la cicatriz de las veredas, el campo modificado, el vuelo de los sueños y muchas cosas más. Se vive la poesía desde otra perspectiva y desde otras posibilidades. Así la selva, la estepa, el bosque, la playa, el valle, todo en Jalisco, amerita una evocación de sus renovaciones literarias. Y es que la comunidad poeta abraza cada espacio bajo sus contemplaciones como bien le venga, y de ello, la arquitectura de sus poéticas como horizontes de nuestros trayectos.

Pretender abrir este Almanaque es construir un mapa desde sus necesidades históricas hasta sus reflexiones intelectuales contemporáneas. La palabra como la medida de un trabajo constante y apreciado. El libro como el medio de lo que sucede y de lo que vive parte de nuestra comunidad. La literatura como una de los oficios que se han desmantelado en la región como una expresión potente, sideral, colectiva y constante. Así Jalisco se ha hilado desde un tejido de muchos colores, en los que se visten los versos de recetas, de horarios, de imágenes, de momentos y de reflexiones, en sí, todo, desde una posibilidad abierta en el presente con base en el trabajo del pasado.

En la poesía de Jalisco encontramos voces tiernas, feroces, volátiles, irónicas, honestas, sensatas, amorosas, eróticas, naturales, tecnológicas, divertidas, circunstanciales y hay un retrato para cada gusto. En la poesía de Jalisco hay tortillas, casitas y haciendas, botellas, palto y cucharas, refrigeradores, flechas, cielos y montañas. En la poesía de Jalisco hay mujeres, hombres, y una serie indomable de géneros humanos que eso es lo que permuta la belleza de su quehacer literario. En la poesía de Jalisco hay luz y oscuridad, hay historia, hay caminos, recuerdos y memorias que se han vuelto un ritmo sinfónico para el comprender del público espectador. En la poesía y en Jalisco, hay posibilidades de la palabra desde hace un poco más de cien años. La poesía en Jalisco ha sido una herramienta que ha permitido una identidad particular del reboso, del caballo, de las caminatas, de los huaraches, de las espinas, de la cocinas de leña y una exploración de imágenes que no se detienen a la medida en que uno prosigue en el trayecto de las poéticas.

Así el viejo como al recuerdo y la joven a la actualidad, así el sentir del baúl como el bit del toca