y yo me vuelvo recuerdo distorsionado de tu ruta
ya me olvidaste
me olvidaste
en la esquina del cine porno en el que entramos
en esa avenida de bar para todas las edades
me olvidaste en la calle tambaleando de infinito
en el universo más lejano me olvidaste
en la bolsa de tu campera café,
me quedo en la ciudad, no importa
sé que me guardas en un minuto del soplo de tu corazón.
María Ausencia
Escribir se nombra un acto sencillo, un acto de silencio, de disciplina. Las horas de nuestra escala humana son una infinidad de errores que ciertamente algunas veces alcanzamos a descifrar. Se escribe por gusto, por decisión, por necesidad, por estar vivo simplemente, y siempre, el acto de fe llega cuando transgredimos nuestras propias barreras. Vamos a un paso de distancia entre la hoja blanca y el recuerdo, siempre hacemos algo con lo que hemos experimentado en cuestión de las letras, y ahí, es el lugar en el que coincido con el alimento de sabernos extensos en cada momento. Escribir se nombra un acto solidario y silencioso, sin embargo, ¿de dónde proviene toda esa maquinaria que nos provee de la infraestructura que nos entrega la llama de la palabra y sus herramientas que la configuran en imágenes imposibles de vivir?
El oficio de poeta está, persiste, resiste y se alimenta desde una contemplación inmensa, misma que en ocasiones me ha provocado el deseo por descubrir todo lo que hay en los libros, pero sé, firmemente, que la vida me dará para descubrir una mínima parte de toda la producción que sucede en el mundo entero. El oficio de poeta está en el alba: sucede, provoca, se hiere, se sana y vuelve. Y así, en infinitos ciclos deja percibir las entrañas de la creación humana. La poesía, como un tejido de la imaginación, traspasa todo elemento y lo convierte en una secuencia de directrices. De ahí que surja en mi persona, desde hace tiempo, un interés peculiar por conocer, sorprender, vivir, revitalizar y cuestionar todos los ámbitos posibles de ejercicio poético de mi contexto.
Así pues, surgió esta idea desde hace unos años atrás. Se ha colocado en la mejor de las preguntas. Se ha posicionado el elemento audiovisual en mi producción. Se ha gestado una suma de erratas y de benevolencias para continuar en el grado de la poesía como un ferviente seguidor. Le he llamado Minervo como un homenaje a quien hace más de 60 años fundó la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Guadalajara, Agustín Yañez. De ahí he desprendido una serie de elementos que me han permitir organizar toda la estadía de la poesía en mi experiencia, que si bien no es de amplia trayectoria he alcanzado las poéticas de diversas voces que me han fraguado de sus herramientas, de sus procesos, de sus sentires, y por igual, de sus ausencias e inclemencias.
Quisiera decir que todo estaba ya listo, pero han pasado 15 años para obtener la serenidad para alcanzar este objetivo. Minervo surge como una memoria de mi época, de mis posibilidades y de mi ejercicio como gestor, difusor y vinculador de la poesía, las artes y la bicicleta: por principio intelectual, la palabra; por secuencia creativa, la imagen; y por destino final, el movimiento humano. Así, este proceso que he contemplado como un trabajo arduo de lo que conlleva la poética de cada integrante de la comunidad, no es más que un simple ensayo que surgió a partir de la duda de los tropos poéticos de mi galaxia jalisciense. Sí, digo de Jalisco porque aquí es donde me he contenido estos años de vida, y por ello va, el clima, la gastronomía, las artes, la tradición y la innovación, el campo, la lluvia y el fuego. Todo ello es lo que voy a enmarcar con este dilema.
Quizás no sea nada ni sepa nada, simplemente trato de arropar lo que las letras me han dado. Este surgir documental me ha dado la posibilidad de reencontrarme con muchas amistades, personas conocidas y por igual, descubrir otras aristas de la nueva temporada que he concebido para mi vida.
Escribir sobre poetas, en el ejercicio que encaminé para definir el Almanaque poético de Jalisco, me dio la gracia como una experimentación de lo que se sacude en cada movimiento, en el andar en bicicleta por las carreteras de la tierra que me vio nacer, en las miradas que he confrontado con la poesía y sus albaceas. Esto ocurre después de toda una serie de eventualidades dignas que me han posibilitado el conocimiento de la poesía de mi localidad como una herramienta de vida. Es necesario corresponder a una simplicidad tonal para despúes desmenuzar la complejidad de todo el mapa que contiene estilos, formatos, temporalidades, evidencias, ficciones, enseñanzas y demás.
Hoy por hoy Minervo es una sugerencia de lo que he declarado una noción de consolidación de un proyecto que, si bien me ha permitido vida, por igual me ha dado conocimientos, aprendizajes y experiencias que no se repetirán de alguna manera. La poesía como un confín de lo que aprecio funciona como el área que hoy determina la secuela de este documental audiovisual que he comenzado a maquetar desde las ironías de un cuaderno que se ha llenado de ideas, de consuelo y de caminos por explorar. Aquí comienza la ráfaga de este viento que rodará por Jalisco con el fin de observar los elementos que le permiten a la poesía establecerse como un ente divino entres quienes la concebimos y la promulgamos. Sea cual sea el camino, las gracias están desde ya con mi comunidad y su efecto amor. Poesía siempre, letra eternamente.
Proyecto Ululayu es el trabajo de Miguel Asa
en interacción con su colectividad como agente creativo y magazine digital, que gestiona, vincula y promueve las letras, las artes y las rutas a través de una diversidad de productos culturales y de una lotería de artículos divertidos.
Proyecto Ululayu 2008-2024
Derechos reservados
Miguel ASA & CÍA.
Guadalajara, Jalisco, México