Letras, libros y amistades. Foto: Miguel Asa
Grado 3: el aroma de las letras
Una cámara que entrega la apertura al universo

Tu voz hace un imperio en el espacio
Vicente Huidobro

Las palabras siempre superarán a una imagen. La fotografía nos puede colocar a favor y creer que lo hemos descubierto todo, pero no es así. Las grafías tienen algo ya de por si complicado, y es que cada una tiene una función y en reunión con otras grafías surgen más funciones y así con más grupos de diferentes números de grafías, siempre, hay más y más funciones. Una dimensión que desconocemos y que nos permite entablar una vinculación mágica, severa y voraz. Las letras, en su reunión, para cual sea su función, tienen el fenómeno natural de comunidad, de ser de uno para otro, así como lo hago yo contigo. ¿Ves? La bicicleta se ve mejor que cuando antes. Al parecer la pinchadura se resolvió. Ya sé. Sí, las letras son bonitas. Incluso, por eso me gusta la tipografía. ¿Sabías que hay infinidad de formas en que hemos representado a las grafías? Imagina todas las posibilidades visuales, las cómodas y las que simplemente surgen por desgracia.

Confiar en la palabra es algo que me he frecuentado de por vida. Sí, quisiera que tomáramos una especie de revuelta en la situación solar del universo. Pero eso ya es filosofía. En carretera necesitas hidratación, frutos secos, semillas, algo de dulces y fibra. Ya en el camino surge donde comer o es necesario proveer para ello. Pero lo tedioso es una pinchadura. ¿Cuánto quieres pedalear ahora? No. No te preocupes de lo que sucede con la llanta. Debe soportar hasta nuevo aviso. Cuando el tubular de la llanta se pincha de nuevo simplemente se repite la dinámica. Lo imposible es parchar una serie de pinchaduras. Eso es lo difícil. Y si no se puede, es necesario cambiarlo. Pero en sí, puedes sostener la bicicleta por un buen tiempo si la sabes maniobrar. Mira, la palabra surgió en mí como una celebración entre la imaginación y la realidad. Aquello que podemos ver y no vemos, percibimos o no, así como una concha de chocolate o un curado de pulque a pie de carretera. Todo se puede percibir con la palabra, siempre, como sonido, pero como permanencia, desde la letra. Aprendí a tener paciencia por la escritura y mucha tranquilidad con la lectura. Por aquellos tiempos, al momento de andar en bicicleta y ya con la cámara en mano, hubo obras diferentes que pasaron mis ojos. Sin embargo, Momo, de Michael Ende, fue uno de los parteaguas de mis lecturas. Eso fue en temporadas de la secundaria.

Desde niño contuve por leer enciclopedias, diccionarios completos e imaginar el arte de estar por ahí. En sus ilustraciones, en sus modelos de realización, aquellos libros de pasta dura y colores oscuros con fileteados dorados o plateados era mi fascinación. Así los libros de poesía de pastas duras como los de pastas inexistentes. Aquellos novelas de la literatura universal y de vez en cuando una historieta, o la revista aquella del deporte ráfaga que uno compraba para perseguir el vuelo ante la canasta, o de aquella serie televisiva que puso el sarcasmo político de moda y los personajes ya han roto la historia. La burla no termina y tampoco la literatura. Pero mira, puedes escribir en la arena. Ya leíste. “Gracias por persistir”. Sí, lo escribí para ti. Sabes que las letras te vibran y eso es fascinante. Sí, un poco de eso también. ¿También te gusta la filosofía? Qué buena onda. Te digo, el cicloviaje, como le dicen, es un aprendizaje enorme para entablar la sensación más grande del planeta: el corazón. Podrías hacer muchas cosas así. Las letras ayudan. Por eso esto que te cuento. Así la filosofía que, desde luego, nos posibilita la expansión del pensamiento. Elocuente. Así comienza la base literaria, desde el pensamiento filosófico. Me acerque solo a las grafías. Le busqué por aquí y luego por allá. Así descubrí por igual, a la literatura, el gran espasmo que afronta el ser humano, esa noción de lo que llamamos palabra, y que hemos determinado llamarlo lenguaje.

Sí, mañana pedalearemos unos 70 km, algo sencillo pues la carretera no tiene muchas cuestas. Sí, creo que podríamos arrancar temprano. Ya me dirás. Sí, la lectura me sirvió en muchos casos como reflexión de mi tiempo, fue el espasmo que contribuyo a las nuevas nociones de un gran diluvio. Esto, aquello de leer y escribir, fue un ejercicio que acompañé con un buen amigo. Nos prestábamos libros. Hablamos de las tramas. Corregíamos alguna opinión. Nos íbamos solos a las librerías y eso nos dio de qué hablar. Los libros nos dieron pauta. Títulos universales. En ocasiones autores desconocidos. Libros de viejo. Viajes en el libro. Libro en la secuela. Libro como suspenso. Libro en la familia. El libro nos llevó hasta dónde no te imaginas. El libro fue una trama peculiar. El libro me permitió ejercer una reunión de grafías que cambiaron la perspectiva de mi vida. El libro fue un medio que voló mi cabeza y nacieron los momentos naturales, los viajes, la sencillez del planeta. Los libros fueron una entrada al mágico mundo de la poesía. De ahí que cumpla con aquellas palabras de Friedrich Nietzsche sobre ella en la que manifestó que la poesía es la mayor partícula metafísica que el humano ha creado. Y de ahí nos vamos a recorrer la imaginación. El libro ha sido una puerta en la consagración de cada viaje. Sí, algo de lo que te cuento también irá en un libro. Estas son nuestras vidas, nuestras formas, nuestras interpretaciones de la realidad. No hay más que dejar. Casas y eso por igual son huellas, pero todo cambia. Una cosa es la materia y otra el conocimiento posible. Por ello un libro es necesario en vida. Si te contará que también traía libros en la bicicleta en aquel viaje. Sí, a cada paso y en cada población siempre alguien me daba un libro. Una historia de alguna fotografía, una historia sobre una serie de amigos en un departamento en Nueva York, en ocasiones el cuento alegre y colorido y otras el del silencio y los insectos. La poesía como feroz sentimiento. En temporadas de secundaria uno toma a la palabra como método de nuevos caminos. La narrativa es el paso a la aventura. Y el teatro, qué decir del teatro. Te maravillas. Entre géneros aprendes a galopar de diferentes maneras. Pero el libro siempre será el libro. El libro es música. El libro es historia. El libro son matemáticas. El libro es arte. El libro es un oficio. El libro tiene referencia en la gastronomía. El libro tiene el fundamento de esparcir todo lo posible que viene y que se recomienda por las situaciones de la vida. El libro es una canción para todos. El libro es aquel atardecer en que un cuervo te acompaña en la vereda del desierto. El libro es aquel huracán que se quedo en la memoria de los pobladores. El libro quedo en la huella de tu bicicleta. Una vez una, otra vez otra, y las bicicletas han cambiado. Las bicicletas han mostrado su valor y su sentir al estar contigo y alejarse por cualquier razón. Las bicicletas son amables, el espíritu de uno es la conformación de nuestros libros. Así la evidencia de la letra en este ejercicio: el libro.

Sí, vamos a pedalear y con cada avance escribimos nuevas palabras. Uno se subió a la bicicleta a los cinco años. Ya te dije. Sí, el Viejo fue quien me impulso. La Prieta me curaba las heridas. Todo fue una partícula de avance. La bicicleta, la fotografía y los libros. Jugábamos a la extensión de la imaginación entre esas materias. Uno pedaleaba por las calles del barrio imaginando los grandes paisajes de veredas con la aventura de por medio como si fuéramos unos grandes exploradores. La infancia se convirtió en un libro. En las secciones que hemos determinado cuántas veces no tiene la palabra. Un libro es emocionante. Un libro son los accidentes, las transformaciones médicas que le haces a tu cuerpo, las reparaciones del espíritu, los momentos que recoges en cada extensión de ser. El libro como respuesta posible a situaciones diversas. La palabra como interpretación de nuestro presente. El libro es la bomba que nos permite descalzarnos ante las y los demás. El libro es la montaña que ha formulado en las situaciones diversas que tenemos. El libro es una forma de crear más libros. Y así la serie hasta que se comporta el corazón. Tengamos por ahí la fortuna de escribir la serie y participar en todo lo que es. El libro como una comunidad. El libro como la lucha de muchos grupos. Así las y los poetas, las y los narradores, así las y los ensayistas. El libro como un horizonte del los horizontes. El libro como el vuelo de una mariposa. El vuelo como el nado de una orca. El libro como este cuerpo que me cargo y en el que habito. El libro como la resistencia del pensamiento. El libro como la historia y la permanencia de la especie. El libro como una batalla individual. Los libros. Las comas. Los números. Las palabras. Los libros tienen esa receta que no podríamos menospreciar. El secreto de los libros cada uno lo contempla a su manera. Un libro son las aves. Las aventuras y sus diversas formas de atribuir un paquete de narrativas, poemas y ensayos de diferentes maneras en vida. El libro tiene una secuela de enormes ámbitos y se compone de la posibilidad de existir en cada momento. El libro tiene la facilidad de explorar las situaciones que mantienen el esqueleto en comprensión. 

El libro es un libro es un libro es un libro y la broma ya viene en camino. Y el libro se queda como parte de ello, sí. Todo eso puede ser y más. Hay tantas cosas para decir de un libro. Algo así como un libro es una bicicleta. ¿Lo crees? Sí, para mi la bicicleta en la que viaje era mi pequeña biblioteca. Llegué a cargar hasta 40 libros de diferentes tamaños. ¿Te imaginas? Una de las alforjas era la biblioteca. Además de portar otras cosas del equipo de campamento. Ya sabes, que la lámpara, que el vaso y el plato, que el mechero. Pero fue divertido. Leía en el desierto, a pie de carretera, en las gasolineras, en las sombras de los árboles que me abrazaron. Leí en las viejas carrocerías abandonadas en media de la nada. Leí en las casas viejas y en las que alguien tuvo una historia. Leí en terrenos extensos de naturaleza, debajo del río. Leí en soledad, todo el tiempo. Leí en las particularidades del temor. Leí en las aventuras de saberme bien. Leí. Leí en la espesura de mi bicicleta. Leí en los balcones de los muros naturales. Leí en la casa del hijo, de la señora, del abuelo. Leí en el café, en el restaurante. En ocasiones me equivoqué, pero no dejé de leer. Escribir estaba entre mis secretos. Leí lo que pude. Leí el antecedente de saberme memoria. Leí y escribí e hice fotografías. Leí, amé y pedaleé. Leí, me amaron y pedaleamos. Uno sabe del choque en el que se dispone a estar. Leí para ser libro y recuerdo de alguien. Leí para trazar rutas. Leí de geografía, de fotografía, de arte, de medicina, de matemáticas. Leí sobre cámaras fotográficas, sobre tipografía, sobre el pulque, sobre las cuestiones de México. De otras vidas y de otros países también leí. Del amor por la luz y el desprecio por la oscuridad y viceversa. Leí sobre lo centauros. Leí de aquellas personajes que viajan en bicicleta. Leí de los poetas, de las configuraciones que tiene el cuerpo sobre el escenario. Leí sobre museología como de bibliotecología. Leí de la organización individual y del desastre social. Leí en inglés, en español y en mis locuras. Leí en una parte lleno de amor y otras veces desolado. Leí en el tren, en la bicicleta, en mis piernas, pero en movimiento. Así leí. De un lado a otro y no lo he dejado de hacer.

No se lee por compromiso social o porque debas entregar una serie de respuestas a la humanidad. Se lee por gozo y aprendizaje. Se lee para satisfacer más nuestro tiempo y el tiempo de los demás. Del conocimiento que podemos configurar y de las relaciones que podríamos tener como humanidad. La lectura es aquello que me permitió invitarte a este viaje. De otro manera tendría que haberlo hecho bajo práctica, y créeme, puede funcionar, pero si se tiene más información se facilitan muchas cosas. Es aprender. Somo seres sociales que tenemos vinculaciones con los demás. Sí, ninguna relación es especial, pero sí son únicas. Tienen sus formas de ser. La lectura me permitió aprender cómo debes de parchar una pinchadura. La lectura es una herramienta mágica.

Sí, hasta para acampar hay libros. Mira, en la alforja aquella hay uno pequeño. Te lo quería regalar. Es un libro sobre la ruta en la que estamos. Lo escribí hace tiempo. Sí, tiene muchas cosas de lo que me han pasado. Podrás darte cuenta de esta ruta de nuevo. Es algo especial. No lleves prisa. La hice algunos años. Tenía 30 años y estaba enamorado de mi soledad y de mi bicicleta. Sí, puedes leer todo. No hay nada que tenga que ocultar. La bicicleta me entrego una formidable forma de subsistir. La bicicleta es mi libro favorito. La abordas y en ella abres muchas páginas. La bicicleta es un libro que teje muchas cosas. La bicicleta es esa literatura que todos podemos abordar, es el viaje en el que nos podemos contemplar más humanos, más sencillos, más reales, la lentitud y el corazón se unen para avanzar conforme a nuestro tiempo y a nuestra fuerza. Una bicicleta es el ritmo del corazón y el libro de la vida. Una bicicleta escribe tanto sobre la Tierra y no dice nada. La bicicleta es una traducción de nosotros con la Tierra. La naturaleza es el libro más grande que hay y ninguna historia podrá superar su historia. Nadie escribirá nada igual con tantos detalles y con tantos mundos. Con tantos ríos. Los silencios, eso, ese artefacto que me aplasta. Nadie podrá tener esa dimensión de la naturaleza. Nadie podrá superar tales expectativas. Hemos organizado el camino. Los libros son parte de esto.

Sí, ese libro es mío. Hay varias cuestiones que me permitieron llegar a muchas partes. En ocasiones, nulo, y en otras más, divertido. Todo viaje fue el sentimiento de soledad. Pero existió en mí la posibilidad de recorrer todo lo que pude. Hice una estrategia para conmoverme a mí. Miré todo lo que pude. Descansé todo lo que pude. Jugué a ser capitán de diversas cosas. Canté como iracundo en las noches de las playas. Bailé con tenacidad en el fondo del desierto. Entre culebras y peces, aves y gatos, todo el viaje fue una órbita lunar. Es poco, pero aprendí sobre otros viajes. Los libros sí pesan, pero cuando te gustan los cargas. Es emocionante leer en cada lugar. En muchos espacios. En ocasiones duermes, a veces te dejas llevar. Muchas más no sabes lo que va a suceder. Y así queda la humanidad. Un día es el desierto y otra más la vida. Siempre solo y de pronto acompañado. Sí, duermes sobre libros, con los libros, por los libros, para los libros y desde los libros. Así uno avanza. Imagina. Esa es la pasión de estar vivo. De saber la superficie sobre la que tenemos la memoria de los sueños, y es que nos hemos convertido en algo que no podríamos definir a diferencia de todo el mundo. Tenemos la posibilidad de ser un gato, un libro con una cosa azul, una fragancia que posiblemente me ayude a columpiar en el esfuerzo de avisar sobre la meditación de la vida.

En ese libro podrás encontrar historia únicas. Porque sabes. Ese tiempo fue una nostalgia de muchas cosas, pero también varios libros. Y leí. Leí entre el mar, leí en el cansancio de las lomas. Leí solo. Leí con luz y sin luz, leí de una manera formidable, leí sobre las condiciones de la vida, leí sobre el amanecer de los horizontes, leí sobre venados, lunas y soles. Leí sobre culturas y tradiciones y aquí te entrego todo lo que pude vivir en ese viaje. Sí, no pasa nada. Mira, abre la alforja aquella, la de mi bicicleta. Además de ese libro te traje otra cosa. Revisa. Con calma. Es un multiherramientas. Sí, ese mero. Qué bueno. ¿Te gusta? Úsalo. Te servirá de mucho cuando te muevas. Te servirá de diversas maneras. En unas a solas, en otras en compañía. Pero siempre es un buen paso el que vaya contigo. Pero eso no era lo que quería darte. Ya viste. Por allá. Sí, más adentro. Revisa bien. Hay un sobrecito. Ese mero. Sí. “Escribir como pedalear”. Sí, lo pensé para ti. Pensaba dártelo antes del viaje, pero no sabía si tendrías gana, me pareció mejor dártelo ya dentro del viaje. Sí. La cosa ha cambiado verdad. Sí, apenas van seis días y estás emocionado. Esperemos para saber a dónde nos lleva la ruta. No te preocupes. Te contaré con calma. Sí, también cuéntame.

En ocasiones el silencio puede ser aterrador, pero es una calma que el cuerpo no entenderá nunca. El silencio es la voz del libro que se escucha entre nosotros. El silencio nunca pierde y nunca gana. Sólo está ahí. Personaje de suculenta palabra y efímero nido. El silencio es el libro que nos mantiene firmes. El silencio el suceso que debemos descubrir como el lugar donde se encuentran todas las palabras. La variedad de libros del mundo es el silencio. Escucha. El silencio se observa en el ruido de las cosas. El silencio es el mar, el ave, el viento que sopla detrás de los cardones. El viento es el silencio que no podrás callar. Ese es otro libro. La parte que surge de tu boca. Y de ahí la palabra. Y después como recordatorio la grafía. Y así el círculo infinito del lenguaje se concentra como el avance en el cicloviaje. Ahí es donde he encontrado los libros.

Así suceden las letras. Sí, son muchas cosas. Los libros son pequeños gigantes que vienen a la memoria siempre. Nos llenan el suburbio de colores. La escritura nos comparte las visiones de las comunidades. De alguna forma hablamos de los alcances y disfrutamos de la posibilidad de viajar, de movernos, de volar. Sí, cada libro es un traslado como esto mismo. ¿Cada día es una página? La vida misma es un libro. Hasta dónde vamos a llegar en ese libro. Y así sus autores. Así Alfonsina Storni y el mar. Y qué me dices del canto de Violeta Parra. Y de las aventuras de Sara Sefchovich con su amor mexicano. Y qué me cuentas de Julio Cortázar y sus viajes. Y qué manifiestas de las palabras desérticas de Rosario Castellanos. Y cómo respirar los versos de Roberto Fernández Retamar. De qué manera convierto el latido de las fotografías de Lola Álvarez Bravo a mi existencia. Cómo configuro las pinturas de Frida Kalho en tipologías de color. De qué forma me aproximo a la obra de Jorge Luis Borges. O simplemente, en qué momento me encuentro con la fragancia del grupo Noigandres. Hasta qué punto tengo que considerar a Tristan Tzara. De qué forma me reúno con el viento y los amores viejos. Cómo le digo a Gabriel Said que sí pude leer en bicicleta. Hasta qué momento de la vida podré recorrer estas páginas. Cómo le digo a Silvia Plath que los versos son menos que dolor. En qué cajita se le obsequian unas palabras a Carlos Monsiváis. Cómo despierto de la selva a Gabriel García Márquez. Cómo le explico a Juan José Arreola que la vida en bicicleta es más que una feria con bestiario. De qué manera uno construye el fotograma de Germán López “Tin Tan”. Hasta qué fecha es posible saber cuándo va a llover como Pedro Infante. En que voces de María Felix se queda uno. En qué suspiros de Ibrahim Ferrer se cuelga la canción. Pero en qué parte de César Vallejo se vacía la casa. Cómo abrimos los inviernos Michelangelo Antonioni. Cómo es que uno gira con la obra de Gal Costa. En qué momento tantos libros por tantos libros de tanto libros. Sí, la literatura y las artes también son libros. Y Juan Rulfo qué me dirá de sus espíritus.

El paseo por la mañana es tu lectura matutina. Y es libro. Y así la canción del remedio del avance. Así el corazón del violín en el límite de la canción. Se convierte en libro. Y sí. La lectura como el pedaleo necesita respiración profunda. Sabernos paciencia y atentos a la profundidad de la página. Lo escribí con pluma porque se puede borrar durante el viaje. Sí, es un cuadernillo que hice para ti. Es para que lleves tu diario de viaje. Sí, cada día tendrás algo nuevo que apuntar. Sí. Mira. Todo lo puedes tener. Siempre es un momento muy grande el que sepas que hemos llegado a escribir. Sí. Es posible. Tienes que observar los detalles de lo que tienes alrededor. Eso es importante. En sí, hay muchos métodos. Pero es tu oportunidad de escribir como tú quieras. Escribe lo que quieras: la forma de una piedra, el cuento del mecánico de aquel poblado, la cena que preparaste, la historia de los transportistas que nos encontramos antier, el convivio con las chicas que viajaban hacia el sur. En carretera todo es posible. Puedes hacer amigos por doquier. Siempre hay que abrir la posibilidad de entablar diálogo donde sea. Es la forma de ser humano con el resto de los demás. Sí, multiplica tu palabra. Cada persona puede tener una historia, un libro, la diferencia de cada renglón en tu vida. Así es esto. Leer es dialogar. Leer es más que una posibilidad de descubrir. Leer a las personas. Sí, sus gustos y sus pasiones como sus sentimientos y sus emociones. Debes de cuidar a quien te rodea. Lo que se pueda. No importa si es un extraño. Nunca sabes de quién podrás necesitar ayuda. El momento es una pasión. La lectura el caudal de los momentos más divertidos que he tenido. Mira, ha pasado un delfín. Sí. Está por allá. Sí. Van hacia el norte por estas fechas. Se mueven. Casi ha terminado la temporada. Pero veamos hasta dónde nos puede llevar este ritmo de viaje. Hasta dónde crees que sea posible viajar. Date la oportunidad de leer lo que quieras, de escribir lo que veas y sumérgete en el provechoso momento de tu existencia.

Sí, escribe los detalles como quieras. Piensa en que de hoy en adelante ese será tu libro. El libro que pensaste es el libro que manifiesta ese espacio tuyo. Ese espacio en el que existes, en el que te colocas y en el que vives. De ahí es como debes de entregar tu lectura. Hemos pasado una variedad de viajes a bicicleta para poder escribir eso que tienes en las manos. Hemos pasado por diferentes rutas de Jalisco. Hacia la Costa Sur, hacia la Costa Norte, hacia los Altos, por la Ribera de Chapala, hacia la Sierra Sur, hacia la zona Valles y la zona Ciénega, del rancho al bosque, de la ciudad al poblado y por doquier. Carretera o terracería. De día o de noche. Solo, siempre solo. La búsqueda es el contacto de la velocidad. Es el libro que ahora comenzamos. Esto es algo pequeño. No hemos avanzado mucho. Pero dale con tiempo. Ya aprenderás sobre todo ello.

Tu bicicleta es tu pluma. Escribe lo que quieras. Es tu vuelo. Y lee lo que desees de ese libro. Es sólo una parte de los periplos. Hay más cosas y otras temporadas que pasaron por igual. De viajes de raite y en auto. He manejado Jalisco por igual. De raite por todo México, o una gran mayoría. Pero sí. Eso ha sido las consecuencias de la vida. Lee. Ya me dirás. Hoy quiero cenar un caldito de verduras. Sí, compramos suficiente café. Así es. Leer fue la palabra que me llevo por muchas escuelas, a pintar murales con mucha chaviza y a intercambiar labores sociales. Leer es la multiplicación de la experiencia. Aquí te dejo tu vaso. Sí, traigo algunas plumas y algunos marcadores. Me dices. Siempre es bueno escribir a papel. En un viaje mucho más. Un cuaderno tiene mucho valor. Es tu propiedad y tus ideas. Recupera lo que puedas de tu vida. Escribe por igual. Haz o posible. Es divertido. Y sí. Podríamos viajar más tiempo, pero ya veremos cómo te sientes. Recuerda que debemos pausar en un momento de esta semana. Sí, puedes servirte. Yo iré a caminar un poco por alrededor y regreso. Necesito respirar un poco a solas. Pero observa. La luna ha llegado. Se ve que estará maravillosa. Disfruta. La soledad de un libro está llena de aventuras.*