Teocaltiche, Jalisco, pueblo. Foto: Miguel Asa
Cartografía: la búsqueda poética en los Altos
La segunda vuelta por Jalisco y sus poetas

No leer significa llevar una cantidad mayor de muertes en la bolsa.
Miguel García Ascencio

 

Tenemos la posibilidad de encontrarnos como la fragancia de un esquema geográfico para contemplar a la comunidad poeta de Jalisco como nuestro recurso histórico. Un par de cámaras, grabadoras, audífonos, cables y todo el equipo necesario para registrar lo que hemos considerado que sea una evidencia. Desde nuestra paciencia, y desde el retrato personal entre nosotros, acudimos a visitar a otros poetas de Jalisco, María Ausencia y Miguel García Ascencio, en Teocaltiche y Arandas, respectivamente. Nuestros espíritus, el de Naomi Greene y el mío, entre pensamientos, dudas, incertidumbres, nostalgias, perspectivas y un sinfín de connotaciones, entregamos esta investigación como parte de una celebración que nos hemos volcado a crear desde nuestro encuentro. Perece la palabra entre cada movimiento que realizamos y es que esta Cartografía, recorrido poético por Jalisco, ha traspasado nuestras metas.

En lo alto con María Auisencia. Foto: Miguel Asa

Salimos hacia el IX Encuentro de poetas Francisco González de León en Lagos de Moreno, Jalisco, el viernes 10 de marzo, y con ello procuramos alcanzar otros poblados de los Altos de Jalisco, todo, con el fin de inmiscuirnos en las cocinas de nuestros poetas contemplados. Las carreteras como magia de encuentro, de reflexión, de reconocimiento y de observación se convirtieron en el punto de diálogo. El movimiento, los trailers, los paisajes, la velocidad, las curvas y todo lo disruptivo de nuestras mentes se vació en la efervescencia poética.

El recuerdo de la biblioteca de Teocaltiche. Foto: Miguel Asa

Llegar a Lagos a Moreno nos permitió asentar nuestros pensamientos, conocernos más, conocerlos más, identificarnos en nuestros objetivos para dar a conocer nuestra labor, que poco a poco, ha llegado a esclarecer nuestra misión. Así, ese mismo día por la noche, y con un pequeño aperitivo como celebración, unas empanaditas de huitlacoche y carne preparadas por nuestros amigos Rocío Salas y Fabián Montero de Slice of Paradise, contribuimos a manifestar a nuestra comunidad de poetas de Jalisco y de otras partes, el trabajo que estamos realizando con nuestro Almanaque y nuestra Cartografía. Todo el público nos recibió con abrazo y compartimos nuestra perspectiva con motivo de sobrellevar nuestro trabajo y empatizar con las ideas que hemos procurado entre todo el movimiento que hemos tenido en los últimos meses. De alguna manera, y con lágrimas internas, encontrarnos y manifestarnos fue principio del camino por nuestra segunda vuelta por Jalisco.

Naomi Greene en grabación. Foto: Miguel Asa

Así, ese Encuentro que tanto aprecio porque me ha permitido emerger como parte de mi comunidad, fue el designio inicial por los Altos. Después de algunas fotografías para nuestro Almanaque y de la escucha de la poesía de muchas voces, contemplamos la partida hacia la región de Teocaltiche. Por allá María Ausencia esperaba nuestra visita desde meses atrás. Así, el domingo 12 de marzo, por la mañana, arrancamos hacia esa conspiración que nos mantiene como un equipo fuerte, paciente y estratega, pues no es de menor importancia saber que nos hemos enfrentado con muchas situaciones que han modificado el proceso de nuestra producción, sin embargo, ha sido mayor la contundencia que hemos entretejido entre nosotros que ello mismo nos ha permitido reconocernos como los primeros retratos existenciales de este proceso creativo. Y así los perfiles rodaron.

Miguel García Ascencio en su estudio. Foto: Miguel Asa

Estar ese domingo con María Ausencia y su familia nos lleno el panorama de posibilidades, de conocer otros procesos que suceden en las poblaciones, allá, dónde el frenesí de las ciudades no existe. Apreciamos los colores, los momentos, las historias, la integración y el suceso de existir de otras maneras dentro de la poesía. Una biblioteca, su tía Ana Cadena, un tejuino y una caminata por el pueblo nos permitió consolidarnos un breve retrato audiovisual de lo que sus ojos le han permitido construir como poeta. Y no todo queda allí, desde la modestia de su familia nos sentimos arropados pues el comedor se convirtió en punto de encuentro en una visita que nos llenó de orgullo, fuerza y energía. Y es que pareciera fácil entregarnos así por así, pero ha sido la amistad, la entrega y la vida misma la que nos ha puesto en este camino de recorrer los ojos de nuestros poetas. María nos abrazó y nos permitió sentir la flor de nuestras aventuras. Así, jóvenes y aventureros, Naomi y yo dialogamos y percibimos a esa población chapulín como un eco de la poesía y de la fuerza de las bibliotecas y las infancias. Y de repente entendí que estaba en una condición sensible y fue una remota reflexión todo ese tiempo. Esa región nos mostró las posibilidades que emergen desde el deseo y desde la gracia de la entrega, el amor y el esfuerzo. María nos permitió sabernos más fuertes, posibles y únicos.

El perro sin nombre. Foto: Miguel Asa

Por la tarde emergimos hacia el sur de los Altos, con un esplendoroso atardecer en el que nos preguntamos cosas, en el que me maravillé de la capacidad de mi compañera realizadora, de la carretera ensimismada y de las formas de la perseverancia que recorren nuestros sueños. Así, pasamos por San Juan de los Lagos, Jalostotitlán, San Miguel el Alto, Santa María del Valle, hasta llegar a Arandas ya entrada la noche. Ahí, entre un abrazo familiar, Miguel García Ascencio nos recibió con una botanita y su espacio, según él, su “casa museo”, y es que sí lo es. Esa noche, entre recuerdos de juventud, la gracia de la plática y las oportunidades de la historia, nos reencontramos como viejos compañeros de escritorio. Pudimos pasar la noche y descansamos. Al día siguiente, el lunes 14 de marzo, enlazamos un desayuno fortificante en medio de libros, de versos y de aventuras poéticas en la historia de Jalisco. Y es que Miguel no es cualquier persona en el ámbito literario de nuestro estado, es el reflejo de que una generación ha trabajado arduamente por mantener, preservar y configurar lo que han sido las letras de Jalisco. Ahí mismo, la sensibilidad emergió en algunos momentos. Fuimos la constancia, la reflexión y el esfuerzo. Y es que las condiciones físicas para ninguno de nosotros nos ha impedido ser revolucionarios de nuestros contextos, porque no se necesita más.

Miguel y perro sin nombre. Foto: Miguel Asa

Al finalizar el día, partimos por Atotonilco, Tototlán y Zapotlanejo hasta regresar a Guadalajara. Es imposible no mencionar que las lágrimas no nos hayan brotado, entre todo lo recaudado y todo lo sentido, nos convertimos en bombas que a nosotros mismos nos han llegado de una o de otra manera, personal y en equipo. Dialogar es lo que permite la carretera. Aprendimos de ellos, de nosotros y de todo lo sucedido. Seguimos en nuestro camino como dos espíritus en reflexión con ánimo de consolidar esta Cartografía por el amor que sentimos hacia la poesía, pues al final de cuentas, es eso lo que nos mueve, nuestra sensibilidad, nuestros errores y nuestras diásporas. Gracias a todas las personas que permitieron nuestro viaje para seguir en este camino de exploración. Uno se siente fuerte y también sensible después de tanto. Pero que más se puede decir si tenemos la oportunidad de manifestarlo. Vamos por más. Siguientes estaciones, Zapotlán el Grande y Puerto Vallarta. Aquí vamos poesía, contigo.

El jardín de la memoria. Foto: Miguel Asa

Con María Ausencia y nosotros estuvieron sus padres y hermanos, y como nuestra compañía cercana, Tabhata Roaro. Con Miguel García Ascencio nos acompañó su sobrina y su hermana, Graciela García Ascencio. A todos gracias, fue hermoso saber sobre más poesía. Y siempre gracias, Naomi, por tu entrega, tu paciencia y tu sabiduría.*