Cierre del IX Encuentro de poetas Francisco González León. Foto: Miguel Asa
Francisco González León: el 9 como reencuentro
El poeta Jorge Esquinca como el premiado del evento

El viento que había callado,
vuelve a cantar.
Francisco González León

Quisiera recordar que un día llegué en bicicleta y fui abrazado con una magia enorme. También quisiera que la vida se detuviera por siempre en esos días, por lo que nos respalda, por lo que se vive, por lo que se alegra y por lo que se persiste. Y es que, en la poesía, precisamente en sus diferencias, se encuentra el amor de quienes la vivimos de una o de otra manera. Así fue la persistencia de la IX edición del Encuentro de poetas Francisco González León que ocurrió el pasado viernes y sábado, 10 y 11 de marzo, en Lagos de Moreno, Jalisco, en donde más de una treintena de poetas de diversas localidades de Jalisco y de México, se dieron cita para escucharse, dialogar, convivir y sopesar la medida de la nube por la que transitamos.

Jorge Esquinca, premio Francisco González León 2023. Foto: Miguel Asa

Desde una preparación exhaustiva y con la finalidad de volvernos a encontrar, la piel se contuvo entre versos, amistades, sonrisas y mucha contribución. Naomi Greene y yo avanzamos por la carretera en compañía de la poeta Lizzie Castro y del poeta premiado de este año, Jorge Esquinca. Y entonces, comencé a dimensionar todos los esfuerzos que se han generado desde hace años en nuestra tierra, desde la sutileza del silencio y desde la perseverancia de cada libro, bajo condiciones diferentes, ásperas, dolorosas y alegres por igual. Y allá, Berónica Palacios, Dante Velázquez y Rocío Serrano, y un gran equipo tras producción, ofertaron a cada asistente la posibilidad de manifestarnos con la cadencia posible. Rescatamos la posibilidad de contemplar las amistades, de sabernos vivos y de volver, a esos momentos, exquisitos, de intercambiar, de apreciar y de valorar los formatos, las decadencias y las virtudes de cada una de las formas poéticas que concebimos.

Mesa de premiación. Foto: Miguel Asa

Y así, esa novena edición se vistió de una colectividad presencial y del esfuerzo magno del trabajo cada participante, y por ello Jorge Esquinca, poeta premiado de este año, manifestó su agradecimiento, “el recibir un premio que me otorgan escritores jaliscienses, un premio que viene directamente de mis colegas y que no cuenta necesariamente con un apoyo gubernamental, es un esfuerzo de una comunidad de lectores, de promotores de cultura, y eso es quizás la primera razón por la cual estoy contento y orgulloso de recibir este premio”.

Versos de Rossana Romo. Foto: Miguel Asa

Y es que no sólo queda ahí dicho Encuentro. Uno se lleva formas de trabajo, la escucha de diferentes voces, unas en potencia, otras más en proceso, otras más en desarrollo constante, otras que con dificultades van encontrando sus hilos, y otras tantas que culminan en un estilo propio, pero todo ello nos posibilita, a quienes acudimos, creernos parte de una comunidad, que aunque con diferencias por cuestiones de estilo, de grupos o demás, sabemos que vivimos y luchamos por lo mismo, la poesía, tan necesaria en todos los rincones de México, en todos los paisajes de nuestra cotidianidad, en todas las sensaciones de vivir este día a día.

Tendedero poético. Foto: Miguel Asa

Pero hay más. Los diálogos nos permitieron encontrar la sensibilidad de la confianza y de la desconfianza por igual, así por antecedentes concretos como por las dimensiones del desconocimiento de cada uno de nosotros. En ocasiones creemos conocerlo todo sobre nuestro medio, pero cada día, hay una posibilidad de descubrir nuevos parámetros.

El Encuentro Francisco González León tuvo para bien de todos otorgar diversas enseñanzas y lecciones, “es un Encuentro en el cual hemos tenido la calidez de encontrarnos nuevamente después de la pandemia. Es una experiencia de los poetas, algunos de reencontrarnos, otros de conocernos y de generar proyectos nuevos”, así lo manifestó Dante Velázquez, parte del comité organizador. Y también hubo gratitud y modestia, “he recibido grandes experiencias, seguridad, he convivido con poetas de todas las edades y eso me da vida, juventud y más sapiencia”, así lo compartió la poeta Rossana Romo.

Lizzie Castro en lectura. Foto: Miguel Asa

Pero no todo quedo allí, “el Encuentro es un lugar maravilloso donde coincidir con las personas que queremos y otras nuevas que no conocemos, y también, escuchar sus propuestas. A mí me parece interesante siempre estar al pendiente de las propuestas de creación literaria, de creación poética, de lo que se está haciendo actualmente y en ese sentido a mí me parece sumamente valioso”, respondió con entusiasmo el poeta Víctor Villalobos. Pero no sólo fue eso, si no que “el Encuentro a colaborado con distintas etapas de los escritores, tanto de escritores con experiencia y de escritores jóvenes, y eso es bastante importante en la nutrición literaria de las obras. Creo que ver distintos estilos entre nosotros aportará mucho y retribuirá en las conexiones que tengamos para hacer nuevas ideas, nuevos libros, que queramos hacer más adelante”, así lo dijo la poeta  Mariana González.

Primer día. Foto: Miguel Asa

Encontrarnos, reencontrarnos, viajar, leer, movernos, escucharnos, vivir la poesía como una pauta, como una alegría, como una trascendencia, como un esquema, y, sobre todo, como parte de nuestros sentidos. Y eso hicimos desde nuestro dialogo persistente, pues no es de menor importancia decir que no ocurrió de todo, pues bien, se sabe que cada Encuentro nos ha otorgado potentes enseñanzas, así la habilidad de la empatía, el escucha de la soberbia, la modestia del estilo y la apertura a las incomodidades que nos expanden el conocimiento. Es necesario lograr la plenitud de nuestras creaciones, pues en ellas encontraremos la libertad de nuestras personalidades, así lo fue conmigo, ya que hoy estoy seguro de que nunca olvidaré cómo la voz de mi personaje imaginario dio otro sentir a un poema de duelo de Rossana Romo delante de mis talleristas, fue algo mágico y estruendoso.

Mesa de apertura. Foto Miguel Asa

La tarea del IX Encuentro Francisco González Rojas es la amabilidad de persistir desde sus posibilidades, desde sus calles, desde su población y desde todos los corazones que lo hemos hecho posible. Gracias por permitirnos observarnos y manifestarnos. Espero que todos los días tengamos encuentros así en cualquier lugar de nuestros trayectos, toda persona es escucha de nuestros versos. Gracias por el recibimiento, gracias por la hermandad y toda la camaradería generada.*