Costa del Pacífico. Foto: Miguel Asa
Editorial 0: comienza la función
Una nueva etapa para compartir letras, artes y bicicletas

Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.
Julio Cortázar

A mis hermanos Valentín y Luz Guardiola
que me dieron camino en el camino

No sé si existen canciones para perseguir a los horizontes, pero ahora me encuentro aquí, en una mañana de febrero, en la preparación de los textos, en la relación de la agenda y en las proporciones de la creatividad. Por aquí y por allá hay sueños, y todos se realizan de diferentes maneras. Acá, hay aniversario. Se trata pues, de la posibilidad de comenzar de nuevo, de resurgir, de reacomodar todo con mayor claridad.

Y es que el Estado de Jalisco cumple 200 años como estado libre y soberano, y de esos, Proyecto Ululayu ha creado colectividad en 15, y por supuesto, yo, Miguel Asa, llego a la aventura de reafirmar, de sanar, de sorprender, de molestar, de fastidiar, de estorbar (dice la Prieta que sólo estorbo), de confrontar, de crear, de imaginar, de viajar, de soñar, de compartir, de celebrar 20 como activo creativo, y en todo ello, los sabores explotan frente a mí.

No sé qué está por comenzar. Me imaginé escribir sobre la comunidad poeta de mi ciudad y me fui por la de mi Estado. Me imaginé escribir sobre las fotografías históricas de la palomilla fotógrafa. Pero el sueño no se detuvo ahí. Pensé en escribir sobre las formas posibles de preparar chilaquiles como una entidad gastronómica y antropológica, pues sí, porque he comido de mil formas ese platillo mexicano, en el que el maíz, el chile y el frijol se mezclan de una manera peculiar. Deseé escribir de pulque y sus expendios actuales. Consideré palabras para las y los artistas. Contemplé manifestar los aromas de los cafés de la ciudad. Sentí ganas de compartir los restaurantes que visito, los centros culturales, las galerías, las terrazas, y todo aquel local del que puedo ser parte, estar, crear y sentir, sobre todo y en particular, vivir. Y de ahí se me dio por escribir sobre rutas, viajes, personajes, proyectos, medios y no sé qué tanto, pero escribir para compartir.

Esta es mi primer editorial y veremos cómo comienza el ritmo de lo que aquí acontecerá. He preparado este sitio web yo mismo, con cambios, con evoluciones, con mejoras, con estilo propio, con entrega, con tiempos de silencio, con menjurjes varios y pócimas posibles. Le he llamado magazine cultural y sé hacia dónde va. Compartiré la historia de Ululayu, de su vida y de aquellos actos que se han mostrado bondadosos conmigo y con quienes me han rodeado. Además, habrá espacio desde mis letras para dejar una evidencia de mi época sobre lo que vi y lo que vimos. Vaya, sí, sé que no será una tarea fácil, pero espero encontrar el ritmo para dar empatía y amor a todo lo que ha sido conmigo la vida, sus trabajos, sus creaciones, sus vivencias.

Es febrero y en este mes me ha gustado resurgir. La última vez que me contemplé de esta manera fue hace 20 años, cuando un accidente vial me cambió la vida, y de ahí, me salieron alas y letras y trazos y músicas y caminos y experiencias y amores y libros y poemas y viajes y un enorme número de cosas que he visto. 20 años han pasado para reconocer que en mi trayectoria he aportado a diversas personas, grupos, colectivos, organizaciones, instancias, empresas y demás, y es que ese verbo, compartir, es lo más grato que he conocido, nada me voy a llevar he dicho. Celebro en vida esta oportunidad que me ha entregado cada persona en mi camino, así a la pandilla que me acompañó en mi infancia, en la pubertad y en la adolescencia, sin toda ella estos sabores no sabrían igual.

Comencé con una cámara Kodak Compañera, fabricada en Brasil en 1983, de 126 mm, de la serie Instamatic, y que resguardo con amor pues fue un regalo del Viejo a muy temprana edad. Desde ahí, he experimentado con muchas cámaras más, y ahora, es tiempo de volver a la fotografía. Lo que tengo en mi cuerpo son letras e imágenes, y en todo ello, las huellas de muchos trayectos que se han abalanzado sobre esos artefactos. Te invito a que sigas esta nueva aventura, y nos vayamos de sueño por ahí, en el recuerdo, en el presente y en lo que viene. Aquí las letras de lo que he comenzado como una integración de mi todo con mis todas y mis todos. Que te sea leve el amor a este camino. Vamos a descubrir una gloria de sensaciones. No somos dos veces.*